viernes 19 abril 2024

Simón Levy, otro ejemplo del deterioro ético e intelectual del gobierno

por Óscar Constantino Gutierrez

Historia en cuatro actos

Acto 1

Simón Levy escribe un tuit en los siguientes términos:

Acto 2

César Domínguez Crespo, procurador fiscal de Guanajuato, le responde a Simón:

Acto 3

Simón le responde al procurador fiscal:

Acto 4

Simón solicita a una par de medios, alineados con el gobierno de López, que investiguen al procurador fiscal:

Colofón: uno de esos medios le contesta “¡claro!”

Reflexiones sobre el sainete

Simón se dice increpado por el funcionario y asume que eso le da derecho a amenazarlo. Vamos a sacarlo de su error.

  1. Increpar, de acuerdo al DRAE significa “reprender con dureza y severidad”.

2. ¿El procurador fiscal corrigió a Simón, amonestándolo o desaprobando lo que dijo? Sí.

3. ¿Tiene derecho el señor Domínguez a reprender a quien sostiene que “no podemos permitir que algunos amparos detengan” intenciones del gobierno? Sí. De hecho, el tuit de Simón podría ser considerado un ilícito.

4. ¿La reprimenda del procurador fiscal fue dura y severa? No. Le dijo ignorante y “aficionado a los gobiernos autoritarios”. Simón es fan del gobierno chino y su tuit contra los amparos destila ignorancia o deshonestidad intelectual. Cosa que es particularmente grave porque… se supone que Simón estudió Derecho.

5. Entonces, ¿Simón fue increpado por el procurador Domínguez? No, Simón miente, porque la reprimenda que le hizo no fue dura, ni severa. Vaya, Callo de Hacha le dijo pendejo a Simón, aunque luego se retractó: eso sí es una increpación.

6. ¿Los funcionarios pueden increpar a los ciudadanos? Por supuesto, sobre todo si un supuesto abogado declara que no puede permitirse que unas órdenes judiciales controlen al gobierno. No es un lingüista opinando de asuntos legales. Como matriculado a una carrera de Derecho, Simón debería saber lo grave e irregular de su declaración.

7. Pero Simón sí cometió una falta jurídica y política, al solicitar a un par de pasquines que se tomen de encargo a un funcionario que le dijo ignorante y autoritario. Además, Twitter debió suspender la cuenta de Simón, porque esa conducta está prohibida por su regulación.

8. Por si quedara la duda de que Simón es un funcionario de hecho, baste con ver la respuesta servil de uno esos panfletos, poniéndose a la orden de sus represalias.

9. El señor de los cuidaditos tiene una trayectoria irregular como servidor público, como recuerda Salvador Camarena en su columna “La Feria” del 13 de septiembre de 2018: “Simón Levy Dabbah se hizo famoso en el sexenio (que no gobierno) de Miguel Ángel Mancera, cuando como funcionario defendió el indefendible centro comercial que se pretendía hacer en la avenida Chapultepec. Luego se supo de su polémico paso por China, y de su tesis llena de párrafos iguales a otros textos no suyos, etcétera”.

10. Del paso de Simón por el gobierno de Morena ni siquiera vale la pena hacer referencia. Baste con decir que, por mera congruencia, Simón carece de legitimidad para señalar los modales de funcionarios, como se desprende de lo que Camarena refiere en la columna ya mencionada. Asimismo, ¿qué pretendía Simón con su tuit? ¿Busca provocar públicamente al desacato de las suspensiones y sentencias de amparo? ¿Se le olvida que eso es un delito federal?

Amenazar funcionarios y echarles medios encima, es una conducta típica de un sujeto prepotente. Escudarse en la casaca de particular para promover la desobediencia de la Constitución y leyes, así como para soltar “cuidaditos” en público es propio de un esquizofrénico. Simón merece estar en un mejor lugar, quizá con paredes acolchadas y usando una camisa que lo proteja de lastimarse. Su reacción desaforada, a un tuit de alguien que le da cien vueltas en temas de derecho público, sólo revela que la salud mental del ex funcionario de Morena requiere atención urgente.

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