La reelección de legisladores fue durante mucho tiempo una asignatura pendiente. Muchos atavismos se cruzaban, entre otros el hecho de que se eternizaran en sus cargos y se apoderaran de ellos.
La urgencia de la profesionalización de la política y los políticos hizo que las cosas fueran cambiando. Evidentemente los riesgos se mantienen; sin embargo, es claro que una forma de tener continuidad en el Legislativo está en línea con la reelección de algunos de sus integrantes.
Las y los legisladores tienen que ser evaluados no sólo por sus representados, los partidos políticos deben considerar su actuación para poder ser reelectos como parte del proyecto de la organización partidista.
De lo que se trata es que en las cámaras se queden quienes están haciendo bien su trabajo. No tiene sentido mantener a legisladores que llevan a cabo un trabajo mediocre y que ni siquiera participan en el debate cotidiano. La pandemia ha evidenciado que diversos legisladores pasen lista por teléfono para que de inmediato desaparezcan, no se sabe dónde están ni qué hacen sólo se sabe de ellos cuando pasan lista.
Si los partidos quieren seguir cubriendo cuotas de poder, pasando por alto el trabajo efectivo de las y los legisladores, lo único que van a alcanzar será la mediocridad, la cual será su definición, al tiempo que le quitarán opciones a la profesionalización política del Legislativo.
Lo que están decidiendo estos días los partidos es lo que quieren que pase en la Cámara de Diputados con sus legisladores los próximos tres años. Si permanece la cuota de poder, la falta de evaluación sobre el trabajo de sus legisladores y las decisiones discrecionales, la Cámara acabará siendo un manojo de intereses lejos de enaltecer y ponderar la vida política para la mejor toma de las decisiones.
Morena ha optado por lo que dice que le ha dado resultado. Le ha pedido a sus legisladores que se reelijan ya que a decir del presidente del partido han hecho muy bien su trabajo. Todas y todos han seguido los designios del Presidente y están buscando conservar la mayoría para consolidar el proyecto de López Obrador; la estrategia es previsible.
Lo que no se alcanza a entender es el criterio de los partidos de oposición. No tiene sentido dejar de apoyar particularmente a mujeres que han hecho un gran trabajo en el Legislativo y que han sido un factor fundamental para el debate, lo que provoca que la bancada de Morena haya tenido que cambiar en muchas ocasiones sus decisiones y sus criterios.
Los partidos están optando quizá por pagar nuevas cuotas de poder ofreciéndole diputaciones a personajes que en muchos casos están lejos de una experiencia directa legislativa.
PRD, PAN y PRI están dejando fuera a muy destacadas mujeres que no solamente fortalecen a sus partidos, sino que le dan un giro a los debates que ha permitido discusiones a profundidad de los temas nacionales, más allá de que Morena les aviente la caballería en las votaciones.
Los partidos están escribiendo su destino para la próxima legislatura eligiendo a sus candidatos y candidatas, al tiempo que tarde que temprano van a pagar las consecuencias de dejar fuera a mujeres que son parte fundamental de la vida política del país
Los partidos de oposición pierden de vista el sentido que tiene la reelección en el Legislativo. Están dejando fuera a grandes mujeres sin quedar claro cuáles son los motivos de su decisión.
Están escribiendo su historia para la siguiente legislatura; si eso quieren, pues eso tendrán.
RESQUICIOS
Los líderes del sindicato petrolero deben pasar por el visto bueno presidencial, sin él no llegan ni a la esquina. Todo se lo deben al mandatario en turno y cuando deciden irse por la libre o tienen una larga cola que les pisen les cae el poder que los echó a andar; un caso emblemático es el de La Quina. Romero Deschamps se une a la lista, porque además su pasado sí que lo condena.
Este artículo fue publicado en La Razón el 17 de marzo de 2021. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.
