martes 16 abril 2024

Se ofrece fuero para alcanzar impunidad

por Luis Antonio García Chávez

Hace unos días los candidatos a la presidencia de la República se presentaron en el foro de American Chambers México para exponer, en el Club de Industriales, ante importantes empresarios nacionales, sus propuestas de gobierno para México.

En su oportunidad, cuando pasa a la parte final en que lo entrevistan y le realiza una serie de preguntas la conductora Adriana Pérez Cañedo, Andrés Manuel López Obrador da un dato alarmante.

En un momento de la charla se comienza a abordar el caso de Napoleón Gómez Urrutia y ahí vemos una de las clásicas inconsistencias de Andrés, pues indica que a Napoleón no se le ha probado nada, ni tiene procesos abiertos en su contra, lo cual sería absolutamente válido sí utilizara el mismo criterio para sus opositores, a los que ataca y, cuando le piden pruebas, siempre responde que los acusa de corruptos, no de tontos. Entonces viene el siguiente diálogo:

Adriana Pérez Cañedo (APC): ¿Napoleón te ha apoyado en tu campaña?

Andrés Manuel López Obrador (AMLO): No, no lo conozco, nunca lo he visto. (Se escuchan risas del auditorio).

APC: ¿Y por qué sin conocerlo lo tienes de Senador?

AMLO: Porque fue víctima, según nuestro punto de vista y respeto a quienes opinan distinto, fue víctima de persecución y en este país se tienen que garantizar las libertades.

Hasta aquí la parte a la que me quiero referir.

¿Cuál es la labor de un Senador?

Pareciera una verdad de Perogrullo, pero su labor es legislar. Daré un breve marco.

En México hemos hecho una extraña copia del sistema político estadounidense. Allá, la Cámara Baja representa, por así decirlo, a los ciudadanos, y el Senado representa los intereses de los Estados por los que son elegidos ante la Unión.

Aquí hay que recordar que, mientras México fue en el pasado incluso un territorio mayor al actual, en donde la división territorial se dio por consideraciones que en este momento no viene al caso abordad, pero que no tenían que ver con una distinción original entre territorios, Estados Unidos de Norteamérica surge como la unión de trece colonias que se independizaban de la Corona británica.

Así, la idea primigenia del Senado era representar los intereses de cada una de esas trece colonias, hoy cincuenta estados que componen la Unión, ante el gobierno común.

Mauricio Huizar / El Sol de México

Cómo decía, en México copiamos a veces por costumbre, aquí no había esa necesidad de representar los intereses de los estados, en muchos casos el Senado pudiera considerarse innecesario, pero ahí está, como parte de nuestro régimen político. Tan es extraño, que existen los senadores de representación proporcional quienes no representan realmente a nadie, o en todo caso representan a los partidos que los postulan.

Para darle un sentido, el sistema político mexicano definió campos de atribuciones para la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores diferentes, pero en ambos casos su labor es legislar y, en muchos casos se convierten en cámaras revisoras para dar ajustes a las leyes elaboradas en la otra cámara a la que se conoce como cámara de origen. Ambas pueden ser de origen o revisoras, lo que depende únicamente de donde se presente primero una iniciativa de ley.

Así, cuando los Partidos Políticos nombran candidatos, y los ciudadanos los elegimos, debiéramos tener en cuenta esas cualidades legislativas que permitan elaborar o ajustar leyes de la República de conformidad con los nuevos tiempos. Por costumbre también, se mandan a las Cámaras a representantes de sectores sociales, para darles voz ante la representación de todos los mexicanos.

En otros casos se postula a candidatos que se considera que tienen presencia en sus distritos, o en el caso del Senado en sus estados, y con ello podrán atraer el voto de los ciudadanos. Hay mil y un razones para proponer a alguien como candidato y para que los ciudadanos votemos por él, pero dentro de esas razones, la más cínica y torpe que he escuchado es: “Porque fue víctima, según nuestro punto de vista y respeto a quienes opinan distinto, fue víctima de persecución y en este país se tienen que garantizar las libertades.”

Esto se explica a partir de una simple y sencilla razón: El Fuero.

El fuero surgió en México como una garantía para que los legisladores pudieran expresarse libremente en tribuna sin ser reconvenidos por sus intervenciones, es decir, para garantizar la libertad de expresión y aún más, la libertad de legislar sin la presión de un ejecutivo mucho más fuerte en un régimen que, para funcionar precisaba la separación de poderes.

Poco a poco, sin embargo, el fuero se ha ido convirtiendo en una patente de corzo para violar la ley, impidiendo que gobernantes y legisladores sean juzgados como cualquier ciudadano por delitos de fuero común.

Está por ejemplo la interpretación (convenenciera de Andrés Manuel) de que a un expresidente no se puede juzgar, extendiendo el fuero casi de manera vitalicia a pesar de que en México ya fue juzgado Luis Echeverría, cosa que, convenientemente, olvida.

De esta manera, vemos hoy en muchos partidos políticos llevar en sus listas o candidaturas a candidatos impresentables, que están acusados de diversas violaciones a la ley y, podemos adivinar en ello, que lo que buscan es fuero para que, en caso de cambiar las condiciones políticas que al día de hoy les garantizan impunidad, el fuero la preserve para ellos.

Esta misma práctica, deleznable y tan cuestionada por la sociedad no habíamos visto que se presumiera públicamente. Ni el PRI más cínico había dicho jamás que impulsa tal o cual candidatura para garantizar a alguien el no ejercicio de la ley, impunidad.

Andrés Manuel, sin embargo, lo dijo.

Si alguien ha sido perseguido injustamente hay que pedir para él justicia. Andrés está seguro de que va a ganar, pues entonces podría ofrecer desde su encargo emprender las medidas necesarias para que la ley no se aplique como arma política contra los adversarios. En todo caso, cumpliendo lo anterior y si Napito es inocente, eso bastaría para que no fuera perseguido más. Pero no es así, lo que pretende es blindarlo, darle fuero y lo dice así, cínica y descaradamente.

¿Qué clase de gobernante tendríamos en caso de admitir que, quien tenga el poder ejecutivo, ocupe candidaturas para blindar de procesos legales a sus simpatizantes? Además, si AMLO dice que no hay ninguno en marcha contra Napito, ¿cuál es entonces la persecución y en qué sentido le ayuda ser Senador a evitarla?

Esos pequeños grandes traspiés que deja entrever poco a poco AMLO cuando lo sacan de su zona de confort y le hacen preguntas incómodas para las que no tiene una respuesta clara, van dando muestra, como en la entrevista de Milenio, del verdadero Andrés y dan señales de alarma para los que vemos con preocupación que, pese a ello, va arriba en las encuestas.

Es sin duda el regreso del más viejo PRI con todos sus vicios, cinismo y desfachatez la que nos vende hoy el candidato de Morena.

Por ello urge que eliminemos el fuero a todos los funcionarios públicos, para que deje de ser una cueva en la que se esconden de la ley quienes la han violado. Un funcionario que viola la ley, lejos de no ser juzgado, debería enfrentar penas más severas a las de un ciudadano común pues su deber, precisamente es salvaguardar la ley que ha violentado.

Ojalá como sociedad tengamos la posibilidad de reflexionarlo a fondo.

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