jueves 28 marzo 2024

“Satisfaction”

por Juan Villoro

Como un canto al descontento, Satisfaction de los Rolling Stones se convirtió en una leyenda.

Escribo estas líneas el 20 de agosto de 2015. Hace exactamente cincuenta años salió al aire una canción de tres minutos y 43 segundos que definió una época: (I Can’t Get No) Satisfaction, de los Rolling Stones. Ese día, la guitarra de Keith Richards produjo “las cinco notas que conmovieron al mundo”, según escribió Newsweek. Desde entonces, el “sonido Stone” quedó ligado a ese himno a la carencia y confirmó que el rock es un arte de las paradojas donde proclamar que no tienes nada ni a nadie ayuda a conseguir dinero y chicas.

¿Puede un músico de éxito interpretar con sinceridad lo que compuso en los sótanos del fracaso? La pregunta, por supuesto, es retórica. Un actor puede morir mil veces en el papel de Hamlet sin dejar de conmover al auditorio. En el caso de los Stones, lo que empezó como dolida autobiografía se transformó en cultura de la representación. Rebasados los setenta años, los acaudalados reyes del rock de la tercera edad ofrecen un insólito espectáculo. Lejos, muy lejos quedaron los tiempos en que se postularon como profetas de la rebeldía.

Satisfaction es un canto al descontento. La letra, que en 1968 José Agustín escogió como apropiado epígrafe de Inventando que sueño, habla de un mundo donde la radio dice cosas estúpidas y la televisión transmite anuncios de detergente. Adiestrada en el blues negro, la voz de Jagger critica su entorno y comparte una profunda angustia sexual. El deseo insatisfecho, anunciado desde el título, se confirma en el último tramo de la canción: “I can’t get no girlie action”. En 1965, el actor shakespereano Kenneth Tynan fue el primero en pronunciar en la televisión inglesa la palabra “coger”. Ese mismo año, los Rolling Stones hicieron algo más significativo y cercano a las multitudes: dijeron que no podían coger.

El mensaje de desesperación erótica sustituyó en el primer lugar del hit parade a una canción del melifluo dúo Sonny & Cher. Los tiempos estaban cambiando. Después de tres semanas en la cima, Satisfaction descendió para incorporarse ala leyenda.

¿Qué tan profunda es una cancion inmortal? La mayoría de las piezas que rompen el corazón de las audiencias comparten anhelos de desconcertante sencillez. sin embargo, en manos de los musicólogos la poesía espontánea corre el albur de convertirse en algo innecesariamente complejo. En 1984, Robert Palmer, crítico del New York Times, publicó un libro sobre los Stones en el que pide ayuda a la mitología y al materialismo dialéctico para afirmar que Satisfaction es “un caballo de Troya, una crítica cuasimarxista del consumismo y los daños que causa en la sociedad y el individuo”.

Como es de suponerse, Jagger y Richards no tenían presentes a Homero ni a Althusser al componer esa canción cuyo origen tuvo todos los ingredientes de los clásicos del género. Richards ideó el nff de guitarra en la cama; por causalidad tenía una grabadora a mano y lo registró antes de dormirse o desmayarse (en su caso, estas actividades son casi equivalentes Jagger creó la letra en diez minutos a la orilla de la alberca de un hotel de Florida; la grabación duró un par de horas y ningún miembro del grupo pensó que podía ser un hit. Los productores tuvieron que insistir para lanzar la pieza como disco sencillo.

La canción repentina y sorpresiva se convertiría en sello distintivo del grupo. Desde entonces, están condenados a cantarla. En la pelicula Chef dirigida en 2014 por Jon Favreau, el dueño de un restaurante le dice a un cocinero innovador que ciertos platillos no pueden desaparecer del menú: “En un concierto de los Rolling Stones no puede faltar Satisfaction”, explica. Para la crítica, la mejor obra del grupo es el álbum doble Exile On Main Street, pero el público no se va del concierto sin Satisfaction (que suele ser el primer encore). Deconstruida con ironía por los Residents o Devo, cantada por Bruce Springsteen o Aretha Franklin, la melodía es ya una forma del tiempo.

En 2006 los Rolling Stones dieron el concierto más concurrido de la historia en la playa de Copacabana. El título de esa gira alertaba sobre la función del grupo en el universo: A Bigger Bang. Las estadísticas de sus “satánicas majestades” compiten con las de la astronomía. Lo peculiar es que todo derivó de las cinco notas que ellos desdeñaron en un principio. La sustancia del arte no es consciente de sí misma.

Lo único que los jóvenes Stones sabían era que les faltaba todo. (I Can´t Get No) Satisfaction cumple medio siglo de demostrar que no hay mayor estímulo que la necesidad.


Este artículo fue publicado en Reforma el 21 de Agosto de 2015, agradecemos a Juan Villoro su autorización para publicarlo en nuestra página

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