viernes 19 abril 2024

Saquear y concentrar: el sonsonete tiránico de López Obrador

por Óscar Constantino Gutierrez

Y Andrés Manuel tenía que empezar el año con su sarta de lugares comunes y agenda necia. El obsesionado desde 2006 con la idea de que el dinero público sobra, para gastarlo en sus ocurrencias, aunque la frialdad de los números señale lo contrario, apuntó a su nuevo objetivo de rapiña: los órganos autónomos.

Después del saqueo de los fideicomisos, López necesita otra fuente de pillaje para fondear sus programas electoreros… y volvió a su sonsonete de que el INE y el INAI cuestan mucho y que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre, ya saben, su lero lero candelero de los últimos quince años.

Su primer objetivo es el dinero, pero no es el único. El presidente expuso, con mayor cinismo que nunca, su proyecto de Cuarta Restauración: el regreso al régimen de Echeverría.

Dejar en manos de la SCT las facultades del IFT, la desaparición de las plurinominales, que el Ejecutivo opere la transparencia y las elecciones —vía la SFP y Gobernación—, no son sólo iniciativas nostálgicas de un sexagenario sin mundo ni roce, implican un regreso a 1976, al tiempo anterior a la reforma política impulsada por Reyes Heroles y López Portillo. Obrador no sólo quiere retornar al priismo, sino que busca su versión más vertical y autoritaria, la del auténtico genocida del 68 y 71: el diablo de San Jerónimo.

CIUDAD DE MÉXICO, 24MARZO2020.- FOTO: ANDREA MURCIA/CUARTOSCURO.COM

En efecto, a López le interesa concentrar el dinero y las facultades. Añora el sistema donde la presidencia era absoluta, el Congreso no tenía espacio para la divergencia y los derechos humanos eran meramente declarativos. Hay que tener esto claro: Andrés no tiene llenadera. No hay recurso público ni facultad de la que no quiera apoderarse. Ayer fueron los fideicomisos, hoy le puso el ojo al presupuesto del INE e INAI, mañana pueden ser los ahorros bancarios, las reservas del Banxico o los fondos de pensiones. No sabe generar riqueza y gasta mal la que confisca.

Y claro, en ese discurso simplón del Estado reducido, no hay espacio para una reflexión plural y liberal, término que López tergiversó hasta envilecerlo. Hoy equiparó al pueblo con los nacos, en otra de sus manifestaciones de cinismo político: la homologación del pueblo con una clase equivale a desechar al resto de la sociedad, eso fue lo que hicieron en Alemania, Italia y la URSS durante sus gobiernos totalitarios.

Con su discurso de hoy, López Obrador confirmó que su gobierno corresponde al estudiado por Michelangelo Bovero en Una gramática de la democracia: es una kakistocracia, el gobierno de los peores (electo por los idiotas, agregaría yo).

Apostilla 1: el presidente ya les dijo solovinos y nacos a sus adeptos. ¿Algún día recuperarán su honor y protestarán o es que nunca tuvieron dignidad? Todo parece indicar que, lamentablemente, la segunda opción es la correcta.

Apostilla 2: Attolini entrevistando a Alejandro Puerto y catalogándolo como “el mayor opositor de Enrique Alfaro”, es una de las pruebas de la enorme estulticia hiperbólica del itamita de la triste figura. Promoverlo como opción de Morena para la alcaldía de Zapopan, el municipio con mayor Índice de Desarrollo Humano de Jalisco, sólo confirma que el círculo del ex 132 es tan chafa como él. Si no dieran pena, causarían risa.

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