El INE determinó cambiar la fecha de realización de la consulta de Revocación de Mandato al domingo 10 de abril. Esto fue necesario para poder cerciorase de la validez de las firmas ciudadanas que se obtengan en papel.
Morena exigía que la captación de adhesiones se pudiera realizar con la aplicación electrónica y con las hojas de papel. El Tribunal Electoral les dio la razón y en esas estamos.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el 17 de agosto de 2021. Sashenka Gutierrez/EPA vía Shutterstock
La experiencia señala que ese tipo de procedimientos, el pedir firmas y acaso una huella digital, terminan muy mal y adquieren dimensiones grotescas, cuando el chequeo arroja muertos, presos y fantasmas.
Tan solo en 2018, hubo espectáculos por demás bochornosos de algunos aspirantes a convertirse en candidatos presidenciales y otro tanto ocurrió con las firmas que se juntaron para intentar llevar a juicio a los expresidentes, lo que era imposible, con o sin consulta.
Pero todo este entramado entraña un trabajo extenuante y cuesta dinero, pero en el poder legislativo no tienen mucho interés en proporcionarlo y por momento parece que lo que quieren es que la consulta salga mal o que no se realice.
Es más, le recortaron al INE unos 4 mil millones de pesos, los que a decir de los consejeros cuesta la consulta, porque es nacional.
Esto no le importa al partido mayoritario, porque están atados a la cantaleta de que todo se puede hacer con menos y que hay que acoplarse a los vientos de la austeridad republicana.
Parece un chiste, porque en el fondo a nadie le interesa la consulta, porque todos saben que es inútil, al grado de que quienes la promueven son los partidarios del presidente López Obrador y por esos insisten en que se trata de una ratificación, lo que ni esta contemplado en la ley.
Hasta el momento no hay ningún grupo opositor que este promoviendo que el presidente termine su mandato el año próximo por pérdida de la confianza; por el contrario, inclusive los más críticos sostienen que debe quedarse hasta el último día de octubre de 2024.
Lo delicado es que un día este tipo de consultas puede ser enserio. Nadie sabe lo que depara el futuro y en un momento dado sí pueden existir elementos que alienten el fin de un mandato presidencial. Por eso las cosas se tienen que hacer con seriedad. Sospecho que a los partidarios de Morena no les gustaría que las cosas se hicieran de modo precario si en realidad estuviera en riesgo la continuidad del mandato presidencial.
Por el contrario, pedirían, y con toda la razón, que se actuara con todo el profesionalismo que una situación así requiere.
En el fondo, el desparpajo con el que se actúa proviene de la solidez institucional y del largo periodo de tranquilidad política en la que el país ha vivido.
Desde Pascual Ortiz Rubio, quien no concluyó su periodo, no ha ocurrido algo semejante, esto es, la renuncia de un presidente, porque el sistema político es, a pesar de todos sus problemas y deficiencias, bastante estable.
Ortiz Rubio duró dos años en el cargo, de 1930 a 1932, pero en una circunstancia compleja, donde inclusive atentaron contra su vida el día en que tomó posesión del cargo.
