jueves 28 marzo 2024

Revocación

por Javier Solórzano

López Obrador sigue sin engañar a nadie. En las diferentes campañas por la Presidencia en las que ha participado aseguró que si ganaba las elecciones, a la mitad de su administración convocaría a una consulta sobre la revocación de su mandato.

El propósito es positivo. Los ciudadanos tenemos la oportunidad de hacer valer lo que pensamos y vemos al gobierno, a la mitad del camino; es la posibilidad de hacer llamados para que se hagan ajustes.

Tres años son un buen referente para que los ciudadanos conozcamos a quienes nos están gobernando. Se van viendo resultados que se pueden apreciar en la cotidianeidad. Se conoce lo que se ha hecho y la planificación para los siguientes tres años. También está la relación que ha establecido el Gobierno con la sociedad toda, no sólo con quienes simpatizan con el Presidente.

El problema que se ha visto en ejercicios de esta naturaleza tiene que ver con la manera en que se hacen, en forma y fondo. La consulta hecha desde el poder y bajo las reglas que diseña el poder tiende a ser parcial en tiempo y forma. No necesariamente permite a los ciudadanos hacer valer lo que piensan, porque quizá, en una de ésas, no se quiere saber lo que piensan y ven, se cae en los terrenos de las puestas en escena.

Las formas podrían no ayudar a que los ciudadanos tengan claridad para ofrecer su opinión y evaluación. Un factor a considerar puede ser la gran cantidad de elementos que se les van apareciendo en su entorno.

No es lo mismo convocar a una consulta en medio de un proceso electoral, que hacerla en tiempos en los que no están de por medio, por ejemplo, campañas políticas. A estas consultas conviene aislarlas de elementos externos para que puedan ser atendidas a plenitud por los ciudadanos.

No sólo está esto. Está también diseñar de manera precisa y transparente la metodología a utilizar, las preguntas que se harán en la consulta y quién se encargará de instrumentarla; en la forma también va el fondo.

Si en algo no puede caer la encomiable propuesta de López Obrador, es en la repetición de algunos de los ejercicios muy cuestionables sobre consultas que ha hecho su gobierno. Dicho de otra manera, esto no puede ir por los rumbos de la mesa que más aplauda.

El Presidente debe saber que va creciendo una opinión pública que lo cuestiona. Esto no ha sido ocasión para que pierda sus niveles de popularidad, que no bajan de 63%. Sin embargo, anda de por medio la desconfianza entre algunos sectores, no sólo nacionales.

El emblemático caso de la cancelación del NAIM sigue siendo un parámetro. No sólo se trata del hecho mismo, también cuenta la forma en que se hizo la consulta por la cual se decidió; para muchos se convirtió en una forma de definir y entender al gobierno.

La revocación de mandato no puede, ni debe, ser el día de las elecciones intermedias; ni antes de ellas. El Presidente difícilmente va a enfrentar problemas que lo puedan colocar bajo una gran adversidad, de aquí a esa fecha.

De que hay imponderables, no hay duda. Sin embargo, el camino se encuentra más menos diseñado para que mantenga en buenos términos sus niveles de popularidad y aceptación. Con las pasiones que despierta entre sus seguidores, y como lo defienden, no se ve que vayan a cambiar de tajo las cosas en año y medio.

A la mitad de su mandato, López Obrador no tendrá de otra que ver el fin de su administración. Se tendrá que ver a sí mismo sin contemplaciones y sin hacer mucho caso a los morenistas, que a menudo lo endiosan.

Si quiere ir sabiendo cómo se va a ir, la consulta sobre su revocación de mandato deberá estar bien diseñada, debe tener consenso, ser transparente y no ser discrecional; así realmente sabría qué pensamos todos, insistimos, todos, de sus tres años.

RESQUICIOS.

Sin importar las razones que haya de fondo, el acuerdo sobre migrantes con EU nos está saliendo caro. La imagen del país no es de lo mejor en estos días, siendo que durante muchos años fuimos el referente en el tema.


Este artículo fue publicado en La Razón el 20 de junio de 2019, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

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