jueves 28 marzo 2024

Resulta que el árbitro es confiable

por Javier Solórzano

Las diferencias que el Presidente y su partido tienen con el INE, junto con sus innumerables ataques, están llevando al cuestionamiento del árbitro en una estrategia que no es casual.

El INE es obviamente perfectible, pero queda la impresión de que la tolvanera que se ha desatado tiene la intención de colocar al instituto en entredicho y alertar a los millones de seguidores del Presidente y su partido, ante la eventualidad de que los resultados les sean, más que adversos, desfavorables para sus objetivos.

Sigue sin apreciarse en la mayoría de las encuestas la posibilidad de un resultado que colocara un escenario distinto del que hoy tenemos. Morena deberá al menos llevarse 10 gubernaturas y deberá también conservar la mayoría en el Congreso.

El Legislativo es el eje de la estrategia del Presidente, y por más que se vislumbre una victoria morenista, no hay certeza de lo que pudiera pasar. Las encuestas no pueden ofrecer un panorama preciso de los 300 distritos electorales. En el Congreso está la viabilidad y consolidación del proyecto presidencial, un resultado adverso colocaría a López Obrador en el peor de los escenarios.

La mayoría de las cosas que hace y dice el Presidente están enfocadas a la elección. Asegura que respeta la veda electoral, pero en las mañaneras muchas de las preguntas que le hacen,  algunas planteadas con clara intención, le permiten expresar de manera sutil aspectos colaterales sobre las elecciones.

La forma en que Morena ha elegido a sus candidatos pudiera generar un problema entre los votantes, sobre todo entre sus militantes. Han surgido muchas inconformidades y hay mucho ruido respecto a la forma en que se han hecho las cosas; muchos nombres y apellidos están siendo cuestionados.

El INE se ha ido convirtiendo en una institución creíble. Los ciudadanos apreciamos su labor, porque es una instancia de la cual participamos y está a la vista lo que hace. En un país como el nuestro es de destacar, porque nos la pasamos en el descrédito de lo que nos rodea, en particular el actual gobierno que ve casi todo el pasado como deleznable.

Que el árbitro electoral sea confiable le otorga a las elecciones una identidad con los ciudadanos, es esto, en buena medida, la base de su credibilidad.

Atacar al INE o querer “exterminarlo”, como de manera imprudente y fuera de lugar mencionó el presidente de Morena, crea estados de ánimo hacia una institución que en los últimos procesos electorales se ha ganado la confianza de los votantes.

Una lectura menor del papel que ha jugado el INE, en otro tiempo IFE, buscó responsabilizarlo por un conjunto de hechos, los cuales no eran de su competencia.

En las muy cuestionadas elecciones del 2006 el entonces IFE hizo su trabajo, al final la decisión del qué hacer con las irregularidades denunciadas pasaban por el TEPJF y no por el IFE. Si el tribunal no hizo más o no tenía dientes para hacerlo no era responsabilidad directa del instituto, las impugnaciones eran remitidas del IFE al tribunal, porque atenderlas no estaba en sus atribuciones.

Ha costado mucho trabajo y mucho dinero hacer elecciones. La desconfianza ha sido la constante. Las críticas al árbitro fueron justificadas. Sin embargo,  hemos creado procesos electorales en donde la mayoría de las voces han sido escuchadas entendiendo que es una institución por principio perfectible.

La construcción cotidiana del INE está en línea con buscar que las elecciones sean confiables, transparentes y que generen certidumbre.

Quienes quieren “exterminar” o “ver caer” al INE y sus consejeros deberían preguntarse por qué es una de las instituciones más confiables en tiempos en que todo se cuestiona.

RESQUICIOS

Lo preocupante en la selección de algunos candidatos y candidatas está en su perfil. Así han de ver los partidos el Congreso y como existen posibilidades reales de triunfo los van a tener comiendo de la mano y controlados para que levanten la mano cuando se les pida.


Este artículo fue publicado en La Razón el 09 de abril de 2021. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

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