jueves 28 marzo 2024

Ratificación de la realidad. La Ley es la Ley

por Mariana Moguel Robles

La semana que está por concluir fue oscura para las relaciones entre el gobierno de nuestro país y sus gobernados. En días recientes, el tema que ocupó los afanes de los funcionarios de la administración federal giró en torno de la “Ratificación de Mandato”. Así como está escrito: Ratificación; porque así fue concebido el ejercicio promovido por el propio gobierno. Esto nos da cuenta de la distancia monumental que existe entre lo que establece la ley y la interpretación maniquea que de ella hacen desde el poder.

Lealtades y alineaciones aparte, el fin de semana pasado se violó flagrantemente la ley electoral, la ley de revocación del mandato, y los recursos públicos se usaron indebidamente: el secretario de Gobernación y el comandante de la Guardia Nacional, entre otros personajes, se transportaron en un avión oficial para acudir al mitin convocado por la dirigencia del partido en el poder, a fin de promover la consulta de revocación del próximo 10 de abril.

Pese a las evidencias, el propio primer mandatario manifestó de nueva cuenta su respaldo al titular de Gobernación, de quien ha expresado: Tiene “muy buenos modales y buenas prácticas”. Sin duda, la amistad entre ambos personajes (hoy servidores públicos del más alto nivel) no viene a colación; lo que se cuestiona es la pretendida ocultación de la realidad, pues el presidente, en una de sus conferencias matutinas, luego de los hechos, y a pregunta expresa sobre el actuar de su responsable de la política interna del país, señaló: “Él (Adán) está visitando los estados para cumplir con su responsabilidad, no para promover la consulta, no va a mítines… no está promoviendo la revocación”; el mandatario así lo afirmó, pese a las imágenes y los audios que contradicen su afirmación.

Por su parte, el titular de Gobernación fue cuestionado sobre su promoción de la revocación del fin de semana, y respondió: “No, yo no hago ninguna campaña”. Sobre la evidencia (los videos que circulan), dijo: “No los he visto, no puedo opinar sobre algo que no he visto”.

Es tan ilustrativa la negación de la realidad, la supresión de lo evidente, la inmaterialidad de lo tangible que hace el gobierno, que este conjunto de perlas hilarantes de nuestros gobernantes, seguro, hallará acomodo en la historia patria pues pareciera que, para el gobierno, la realidad también puede ser negada, tanto como la ley. Lo que nos confirma, otra vez, que vivimos bajo del régimen imperial de los “otros datos”, y nos obliga a cuestionarnos personalmente si nuestros propios ojos y oídos perderán de vista lo evidente para instalarse en la realidad alterna del gobierno.

Pero, esto deja de ser absurdo tras la última declaración del presidente: “No me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”; acto seguido, arremetió contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tras reprobar la postura del Máximo Tribunal Constitucional del país sobre la Reforma Eléctrica que él mismo promueve.

En este sentido, la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica impulsada desde la presidencia movilizó a los funcionarios emanados del partido oficial, quienes, ni tardos ni perezosos, más bien, dispuestos y alineados manifestaron su apoyo incondicional y echaron a andar la maquinaria propagandística desde sus respectivas oficinas, haciendo uso de los recursos que les fueron conferidos por mandato de ley, por la sociedad a la que sirven, para cumplir con las obligaciones inherentes a sus responsabilidades, única y exclusivamente.

Por su parte, organizaciones civiles y ciudadanos exigieron a la propia SCJN mantener su independencia respecto de los otros poderes (incluido el Ejecutivo), y, al mismo tiempo, tomaran en consideración que la propuesta del gobierno era un atentado contra los principios constitucionales de libre concurrencia y competencia en el mercado eléctrico, y, además, favorecía a la Comisión Federal de Electricidad.

También exigieron el respeto irrestricto a la Constitución, y que las ministras y ministros tuvieran en consideración las repercusiones negativas de dicha reforma presidencial para el desarrollo del país en materia de libre mercado, medio ambiente e inversión, su preeminencia estatal y su esquema restrictivo.

Es evidente que la voz de la sociedad se está haciendo escuchar cada vez más fuerte, pues amplios sectores consideran de suma gravedad que el propio presidente sea un promotor de la desaceleración de la agenda sustentable y la desincentivación del uso de energías limpias y renovables en un marco de libre competencia.

El respeto por el Estado de Derecho es fundamental para dar certidumbre a los gobernados sobre sus instituciones; el actuar de las ministras y ministros debe apegarse a la Ley, y ser plenamente autónomo. Siempre y bajo cualquier circunstancia.

Tal vez, las voces ciudadanas y de las organizaciones civiles hayan sido lo más rescatable de esta semana oscura. El tres de abril las ciudadanas y ciudadanos ejercimos nuestro derecho a manifestar nuestra oposición al ejercicio propagandístico disfrazado de revocación de mandato y pudieron confirmar dos cosas: su confianza en las leyes que dan paz y estabilidad, y su compromiso para defenderlas ante cualquier violación sistemática promovida desde cualquier forma de autoritarismo. La Ley es la Ley, aunque no le guste al gobierno.

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