jueves 25 abril 2024

¿Qué tan tocado quedará Trump?

por Javier Solórzano

Si bien el juicio político a Donald Trump tiene que ver con presuntas violaciones a la Constitución de EU, debe concentrarse también en la lucha que provoca el proceso electoral del año que entra.

No hay duda que de por medio está una defensa de la legalidad, pero también está en la mesa una confrontación cada vez más aguda entre las dos fuerzas partidistas más importantes, demócratas y republicanos.

Al igual que en muchos países del mundo, en EU los partidos representan cada vez más los intereses económicos y políticos que a la sociedad misma. Quien está gobernando, quizá desde siempre, es el capital el cual se adereza con la representación popular.

El juicio político está echado a andar. La Cámara de Representantes, dominada por los demócratas, ha votado que sí procede el juicio después de largas y públicas sesiones.

El resultado confirma la muy clara división política que hay en el país. La mayoría demócrata se hizo valer como seguramente sucederá cuando se lleve a cabo el juicio político en el Senado, todo indica que los republicanos harán lo propio.

Lo que es un hecho es que el juicio político se tiene que llevar a efecto. Los republicanos han adelantado que quieren resolver el asunto en menos de dos semanas, lo que puede significar que Trump la libre sin pasar por muchos problemas, aunque quede marcado por ser un presidente que tuvo que enfrentar un juicio político bajo acusaciones de abuso de poder y obstrucción.

En algún sentido los escenarios parecen previsibles; sin embargo, todo va a depender de que algunos republicanos cuestionen y revisen con seriedad, las acusaciones que penden en contra del presidente emanado de su partido.

Un factor cada vez más importante e influyente es que la sociedad estadounidense se encuentra, en general, profundamente dividida, lo que se ratifica con este tema. Muchos piensan que Trump debe ser llevado a juicio y que en función de la información pública sobre el “caso ucrania” debería ser juzgado y en su caso dejar el cargo.

EU no está ajeno a una dinámica que muestra a las sociedades cada vez más heterogéneas y divididas. Por más que existan consensos conservadores y discriminatorios en la llamada “América profunda”, ubicada básicamente en la región centro del país y la cual respalda al presidente Trump; el resto de la nación está en proceso de transformación, el cual es encabezado por las nuevas generaciones y la influyente migración, que se están planteando otras formas de ver su vida y al país.

Lo que no es fácil adelantar es lo que pueda pasar después del juicio político. No queda claro porque no se sabe cuál será su desarrollo y su final, con todo y que se presume que el presidente podría librarla.

El juicio está en el imaginario colectivo como también estará presente la imagen que se han construido de Trump. A pesar de que en algunas encuestas alcanza sobre un +-45% de aceptación, esto no es indicador de un día de campo.

Un elemento que puede resultar positivo para el empresario-presidente es el hecho que los demócratas no encuentran un candidato competitivo que pudiera confrontarlo.

Dentro de los muchos nombres que han aparecido entre los demócratas está el del millonario exalcalde de NY, Michael Bloomberg. La paradoja es que si ganara la candidatura sería una elección que enfrentaría capitales que poco o nada representan al grueso de los ciudadanos.

A lo que debemos prepararnos es a la infinidad de cosas que se dirán sobre nosotros. Somos ya un actor en el proceso electoral por la inseguridad en el país, por los migrantes y por una mayoría de latinos, mayoritariamente mexicanos, que están determinando la economía y la política de EU.

El gran enigma será qué tan tocado puede quedar  Trump cuando concluya el inevitable juicio político en su contra.

RESQUICIOS.

Era cuestión de tiempo. Peña Nieto ha aparecido en la lista de los señalados. Pareciera que sólo va siendo cuestión de seguir la ruta del dinero.


Este artículo fue publicado en La Razón el 20 de diciembre de 2019, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

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