viernes 19 abril 2024

PRD: Miguel Mancera y… nada más

por Rubén Cortés
El PRD cumple hoy 27 años exorcizado de caudillismos que lo obligaron a tener sólo dos candidatos presidenciales en ese tiempo, pero con una crisis de identidad que llevó a 28 de sus grandes fundadores a enrolarse en otros partidos.


 


Y tocado por la mayor crisis de derechos humanos del país en el último cuarto de siglo, pues la desaparición de 43 jóvenes (26 de septiembre de 2014) se registró en Iguala, estando el municipio gobernado por el PRD… y también el estado de Guerrero.


 


El caso Iguala tuvo para el PRD consecuencias electorales al nivel de cataclismo en los pasados comicios intermedios, pues su votación se redujo en 300 mil sufragios respecto a la de 2009, ya que de 12.20 por ciento pasó a 10.83 y quedó con 56 curules en la Cámara de Diputados.


 


Incluso en Iguala (donde el exalcalde José Luis Abarca es acusado de ordenar a su policía municipal entregar a los jóvenes al crimen organizado para que los mataran y quemaran) ganó el PRI por primera vez desde 1993, año en que el PRD tomó el poder y no lo perdió hasta ahora.


 


También llega el PRD reemplazado por Morena como referente en el concierto de la izquierda doméstica, que le quitó en el DF seis delegaciones y la mayoría en la Asamblea Legislativa, además de que se encuentra desdibujado como partido izquierdista, tras su renovada alianza con el PAN.


 


Sin embargo, si en el PRD se acuerdan de los ideólogos de la izquierda contemporánea (debe ser porque su dirigente nacional es un diletante de la política) tienen que saber lo que Régis Debray escribió en ¿Revolución en la Revolución?:


 


“…El fracaso es un trampolín. Teóricamente más rico que el triunfo: acumula una experiencia y un saber”.


 


Debe aprovechar su crisis actual para refundarse desde los cimientos e iniciar una nueva etapa, sin tlatoanis (primero tuvo a Cuauhtémoc Cárdenas de 1989 al 2000; y después a AMLO desde 2000 al 2012), que lo resquebrajaron hasta convertirlo en el cascajo actual.


 


Esa refundación incluye aprovechar a un candidato externo para las elecciones presidenciales de 2018, en la figura de Miguel Mancera, quien no es militante, pero son públicas su cercanía al PRD y su connotación como hombre de izquierda, progresista y con sentido social de la política.


 


Con Mancera como nuevo hombre de la izquierda democrática mexicana el PRD mandaría un mensaje claro de que dejó de ser una capilla de santones y empodera a un político con una proyección moderna en su forma de aplicar la política, sin ataduras a grupos de poder y en favor del ciudadano.


 


Es Mancera lo único que tiene el PRD.


 


Y su única oportunidad es aferrarse a él.



Este artículo fue publicado en La Razón el 5 de mayo de 2016, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página

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