lunes 20 mayo 2024

¿Por qué es difícil innovar en el periodismo mexicano?

por Armando Reyes Vigueras

Muchas redacciones aún siguen con prácticas anteriores a la era de Internet, al igual que muchos reporteros no aprovechan el potencial que ofrecen las redes sociales, pero lo que más sorprende es que la mayor parte de nuestro medios periodísticos no hayan innovado previamente ante un escenario que cada vez daba más indicios de que se trataba de un evento similar al que vivieron los dinosaurios con la caída del meteorito.

La ruta difícil

Innovar siempre es complicado, en especial para medios que tienen una inercia de décadas que no les permite ver la necesidad no sólo de un cambio, sino de emprender nuevas acciones para mantenerse en la competencia.

El hecho de que muchas redacciones –y en consecuencia muchos periodistas– siguen pensando en extensiones largas para los textos que van a publicar, pues sigue imponiéndose la idea de que todo terminará en la imprenta, no en el espacio digital, es una muestra no sólo de la resistencia a este escenario, sino de ignorancia acerca de las posibilidades existentes.

Muchos diseñadores andan por las mismas, pues hablarles de una revista para dispositivos móviles es hacerlo en un idioma que varios de ellos –sin importar la edad– no conocen.

Da la impresión de que la palabra “innovación” es una que cuesta mucho trabajo conjugar en estos tiempos, en los cuales no sólo seguimos con medios y periodistas que reproducen las mismas prácticas con las que crecieron en décadas pasadas, en la idea de que si funcionaron antaño lo harán en los tiempos actuales.

La llegada de la 4T y los problemas económicos que ahora enfrentan una gran cantidad de medios, no hizo sino evidenciar esta falta pues como se ha explicado en este espacio, el manejo de métricas de Internet como parte de la oferta que se puede hacer a anunciantes privados es desconocida en una buena cantidad de medios, lo que demuestra que no han sabido ponerse al corriente con la tecnología.

Incluso, y como anécdota personal, en una redacción en la que trabajo, cuando propuse que los reporteros empezaran a elaborar sus notas pensando más en el portal del medio y con todos los recursos que esto implica, hubo quien me acusó de querer correr al personal.

Pero, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a innovación? Si bien ya en muchas redacciones se coordinan los contenidos para versiones impresas y digitales, incluyendo –en los casos de los grupos multimedia– radio y televisión, en otro grupo de medios se sigue pensando únicamente en el papel y hacer algo en el espacio digital es simplemente copiar el texto que se hizo para la versión impresa y publicarlo en el portal.

Por supuesto que esto implica que a un grupo de lectores les puede interesar leer en la red lo que se publica en la versión impresa –con la idea de que ya no se va a comprar el periódico o la revista–; los medios que hacen esto, pensando que ya están innovando o incursionando en lo digital, no piensan en contenidos exclusivos para cada versión, en que con replicar la misma nota en los dos soportes están matando uno de ellos o que el público que se informa vía redes sociales espera otro tipo de contenidos.

Y de periodismo móvil ni hablar, tampoco de una estrategia en redes sociales para generar visitas a la página de Internet, o de producir videos, podcast, infografías o algún otro tipo de recursos que se han popularizado en los espacios virtuales.

En la introducción del libro Cómo innovar en periodismo (Universidad Miguel Hernández de Elche, 2016), se describe que “innovar consiste en detectar un problema o necesidad, encontrar una solución original y desarrollarla de forma exitosa. Se trata de implementar un nuevo concepto, producto o servicio en un mercado concreto, de modo disruptivo, es decir, que esa innovación altere cómo se venían haciendo las cosas hasta ahora”.

De igual manera, se aclara que “la innovación surge de la práctica y se deriva de las circunstancias y del contexto facilitado por los directivos, mediante estructuras flexibles. Varios entrevistados (en el libro) consideran que la innovación implica la capacidad para responder a las oportunidades y amenazas del mercado, y así ‘lograr anticiparse a los competidores, identificar oportunidades y arriesgar’”.

¿Y qué sucede en México? Pues se pueden apreciar pocos casos de innovación, de intentos por arriesgar y ofrecer algo diferente a lo que se ha venido haciendo, ya que como se ve como un riesgo –en especial en esta época de austeridad–, se ve con temor y, por lo tanto, es fácil prever que no florecerá fácilmente en un entorno acostumbrado a seguir las inercias y no a tomar un camino distinto.

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