sábado 20 abril 2024

¿Por qué Basave tiene que pepenar en el PRI?

por Rubén Cortés

El desespero que perdió a Carlos Joaquín, al renunciar al PRI con estrafalaria falta de timing (sin que siquiera iniciara el proceso para elegir candidato en Quintana Roo), ha mostrado, sin embargo, la entrada del PRD en el último tramo de su camino a la desaparición como partido.


Porque el PRD no tiene cuadros nuevos: es un partido dirigido por personas de la tercera edad y sin cantera, por lo que después de 27 años tiene que seguir pepenando candidatos en el PRI, como en el caso de Carlos Joaquín, cuya renuncia adelantó el mismo PRD en medios para asegurarlo de su lado.


Vamos, hasta el dirigente nacional del sol azteca, Agustín Basave, encarna la decadencia del PRD: es un expriista, entrando en la tercera edad, y también es un pepenado, a quien los dueños de la franquicia (los Chuchos) sacaron de un salón para darle las riendas del partido el 9 de noviembre.


Tan escaso anda el perredismo que come ansias por anunciar a Carlos Joaquín como candidato, de lo cual se quieren colgar los panistas: el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, presiona para ello a Basave para que, a cambio, éste reviva la tumbada alianza con el PAN en Puebla.


Sin embargo, el PRD local en Quintana Roo considera una imposición la aceptación de Carlos Joaquín. Su dirigente, Gerardo Mora, exige “un proceso de selección del candidato democrático y abierto, con reglas claras para todos los aspirantes”.


Y el PAN quintanarroense está dividido por la orden “del centro” de admitir a Carlos Joaquín como candidato y organizó un “movimiento de resistencia” que tiene en vilo la nominación del expriista, pues ésta, para salir, tendría que ser por unanimidad en el CEN blanquiazul la semana próxima.


Pero ¿por qué el PRD tiene que apelar a expriistas? Porque los Chuchos lo han impedido, cerrando espacios a jóvenes según su propia conveniencia para no arriesgar su predominio en el partido. Para imponer a Basave, por ejemplo, aplastaron a Fernando Belaunzarán, de 46 años.


Un principio de la política mexicana define a los Chuchos como jefes, no como líderes. Según Rogelio Hernández Rodríguez, académico del Colmex dedicado al tema, jefe es el que resulta un obstáculo para el crecimiento del colaborador; líder es el que alienta y abre espacios.


De acuerdo con esta tesis de Hernández Rodríguez, aquel político que está al mando y no deja crecer “se achica a sí mismo” porque nunca logra trascender las intrigas de salón: “Cuando un político impide a los colaboradores desarrollarse, actúa como un jefe, no como un líder”.


He ahí la clave del camino a la extinción del PRD:


Los Chuchos han sido sólo jefes.



Este artículo fue publicado en La Razón el 12 de Febrero de 2016, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página

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