lunes 15 abril 2024

Populismo barato y… para el graderío

por Rubén Cortés

El populismo tiene un aire religioso en el que el dinero es algo sucio. Y, al igual que la religión, incluye falsos golpes de pecho, como un sector de la izquierda en la Cámara de Diputados, que renunció en público a 105 mil pesos mensuales de seguro médico, pero los usa en privado.

Las vociferantes fracciones del PRD y Movimiento Ciudadano no solicitaron oficialmente se les cancele esa prestación, que suma 160 millones de pesos anuales para cubrir enfermedades de los 500 diputados.

“No es posible que en un país donde 21.8 millones no tienen acceso a la salud, el seguro que nos dan es un privilegio inmerecido y una ofensa para millones de mexicanos”, explicó el jefe de MC en San Lázaro, Clemente Castañeda.

Por supuesto que es mentira, pero se escucha muy bien, al igual que la soflama del perredista Guadalupe Acosta Naranjo, segundo de su bancada: “El seguro de gastos médicos es un privilegio y nuestra bancada no lo quiere”.

Un show espléndido, pero es exclusivo para el graderío. Ninguna de las bancadas ha llevado el oficio correspondiente a la Secretaría General de la Cámara baja para que sus integrantes dejen de recibir los 105 mil pesos mensuales del seguro médico. Mientras no lo hagan… lo siguen recibiendo.

Aunque ¿es mucho dinero? ¿Es poco? La seriedad de las sumas y las restas es irrelevante para los populistas. Lo que sí es seguro es que aseguren que, quitando ese dinero a los diputados, dejará de haber pobres en México, todo mundo tendrá empleo, título universitario, casa propia y coche del año.

Al igual que los 50 mil spots que pagamos a AMLO con nuestros impuestos para su difusión personal en radio y TV, diciendo que si gana la Presidencia en 2018 no cobrará más impuestos y dará empleo a todos, similar al logro de Roosevelt con el new deal en Estados Unidos.

¿Cómo lo conseguirá? No lo explica, no sólo porque AMLO no sabe cómo, sino porque no cree, honestamente, que deba explicarlo. La demagogia es equivalente a irresponsabilidad, desprecio a todo lo institucional y posesión de la verdad irrebatible.

Es por eso que AMLO no considera siquiera explicar por qué es el único político del país que aparece en los spots que pagamos los ciudadanos con nuestros impuestos, para que los partidos expongan sus ideas de gobierno en tiempos oficiales de radio y TV.

Los otros partidos reparten esos anuncios entre decenas de miembros y utilizan actores; mientras el único que aparece en los de Morena es su caudillo: 50 mil de aquí a diciembre para promover su imagen, más el millón 55 mil que ya usó de enero a junio.

El espectáculo del gran demagogo.


Este artículo fue publicado en La Razón el 03 de Septiembre de 2015, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página

 

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