jueves 25 abril 2024

¿Podremos crecer a 5.3 por ciento?

por Gerardo Flores Ramírez

Con excepción del presidente López Obrador, prácticamente todo el mundo coincide en que la economía mexicana crecerá muy poco en este 2019, muy lejos de la anhelada tasa de crecimiento de 4% que el presidente ha insistido en ofrecer como tasa promedio a lo largo de su sexenio. La mayoría de los analistas estima que el PIB de México crecerá no más de 1.5% este año. De hecho, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público informó al Congreso de la Unión que estima que la tasa de crecimiento se ubicará para el 2019 en un rango entre 1.1 y 2.1%, con un punto medio de 1.6 por ciento.

De hecho, BBVA redujo su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana en el 2019, de un tasa estimada previamente en 2%, a una tasa de 1.4 por ciento. Con ello, no es aventurado afirmar que las estimaciones convergen cada vez más al rango entre 1.0 y 1.5 por ciento. Hay que recordar que desde enero, Bank of America Merrill Lynch dio a conocer que estimaba que el PIB de México crecería sólo 1% en el 2019.

Es verdad que hay indicadores que apuntan a un año complicado, mientras que hay otros que hacen dudar de un escenario tan grave. Ahí están los datos de la Inversión Fija Bruta y el consumo privado interno para enero del 2019 que dio a conocer el Inegi, que para algunos representan signos alentadores. Tampoco hay que entusiasmarse tanto, porque en el comportamiento de la Inversión Fija Bruta influyó mucho el esfuerzo del gobierno federal para adquirir pipas para el transporte de combustible y la actividad de reparación de ductos que se reportó para ese mes. Es decir, son actividades que no ocurrieron en función de señales alentadoras del mercado, sino de decisiones temporales del gobierno federal.

Ahora bien, es un hecho que el gobierno del presidente López Obrador tiene un panorama complejo enfrente, sobre todo porque en el entorno externo se perfila un año francamente mediocre en términos de crecimiento. Ya lo he mencionado aquí, si bien Estados Unidos crecerá, lo hará a una tasa casi 50% menor a la del 2018; Europa por su parte crecerá muy poco, máximo 1.1%; y China se estima que tenga su peor desempeño en los últimos 28 años.

Este panorama obliga a las autoridades de la SHCP a ser cuidadosos en la mezcla de políticas que elegirán para sortear los años venideros. No hay una receta única. Lo que sí se sabe es que es mejor emprender políticas de austeridad en periodos de expansión de la economía que en periodos de recesión. Los costos asociados a ese tipo de políticas son menores en el primer caso que en el segundo. De igual forma, ¿qué es lo más conveniente para la prospectiva de la economía mexicana, reducciones en el gasto o incremento en los impuestos? Con los ajustes al gasto que se han hecho, parecería que vamos en la ruta correcta; sin embargo, es importante identificar si los programas a los que se les ha dado prioridad se convertirán en un problema futuro que obligará a un incremento en los impuestos. Ese sería un error que más temprano que tarde terminaríamos pagando los contribuyentes.

Como señalé, es un hecho que creceremos menos por debajo de 1.5% este año y que en el 2020 todo apunta a que el PIB crezca 2.0 por ciento. Eso significa que para que el presidente López Obrador cumpla su palabra de crecer 4% en promedio, la economía mexicana tendría que crecer a una tasa de 5.25% entre el 2021 y el 2024. Con el desmantelamiento institucional, la aparición de una mayor discrecionalidad en las decisiones de gobierno y el mayor grado de incertidumbre que hoy se percibe, se antoja francamente imposible.


Este artículo fue publicado en El Economista el 9 de abril de 2019, agradecemos a Gerardo Flores Ramírez su autorización para publicarlo en nuestra página.

También te puede interesar