viernes 29 marzo 2024

Pocas nueces y mucha moralina

por etcétera

FOTO: ARTEMIO GUERRA BAZ /CUARTOSCURO.COM

Es triste tener que decirlo tantas veces; pero ya está claro que no hay ni habrá de otra: cada vez es más predecible la acción mediocre y conservadora de López Obrador como presidente electo. Mucho ruido moralino y pocas nueces de cambio en serio, más mal que bien, como era de temer y de prever. Nada del otro mundo como política real o efectiva administración pública. Nada que parezca importante de verdad para el futuro de todos, nada de cambio verdadero. Más de lo mismo y párenle de contar, demagogia y grilla de presidencialismo autoritario y economía mixta del cada quien para su bizne, si cotiza con el Líder que todo lo purifica y limpia nomás por sus pistolas, tal como lo veníamos presintiendo y diciendo desde hace mucho tiempo. El suyo no será un gobierno revolucionario de izquierda, sólo será otro gobierno presidencialista a la antigüita. Ahora padeceremos la diferencia entre Ruiz Cortines y Lombardo Toledano. Mucho PRI color de rosa apepinado por fuera y sangriento e inmisericorde por dentro, mucho PRI clásico del que ya fracasó antes y que él todavía idolatra y respeta. Tal como hizo cuando gobernó la ciudad de México. Populismo evangélico sin pies ni cabeza, tal como su proyecto de nación y su conducta pragmática oportunista. Demasiado confiar en la arengas y los milagros. Un delirio unipersonal mesiánico vuelto pesadilla de gobierno en la realidad, y todo gracias al culto a la personalidad populista, que ya ahora lo tiene convertido en todo un Pejenito Juárez Mugrolini.

Lo peor, ya se va viendo, vendrá cuando él tenga el bastón de mando en las manos. Cuando se corone con flores como tlatoani de los pobres en el Zócalo y eche abajo los demás poderes de un dedazo, porque no hay instituciones democráticas respetables que soporten tanto empuje taimado y corrupto de la gente que hizo de AMLO su Yo El Supremo, o sea, su dictador. Que así es como ya lo obedecen, ciegos y mudos, rindiéndole pleitesía permanente y negándose a ver y analizar sus infinitas contradicciones meramente ventajistas, síntoma evidente de que es otro iluminado que busca tener el poder por el poder, para inventar su mundo utópico… y gobernar como lo han hecho en realidad todos los presidentes populistas, o sea, como un déspota voluble… y esta vez en caída libre populista en lo caradura y cínico, junto con la caricatura que ya es Donald Trump y el monstruo con carita de no matar ni una mosca del también Vladimir Putin populista.

Como Hugo Chávez se creía la reencarnación de Simón Bolívar, aunque nunca ganó una batalla real, así López Obrador se cree la reencarnación de Benito Juárez, ni más ni menos, aunque en nada coincida su ideario y conducta con los del prócer oaxaqueño. Y como a Hugo Chávez sus creadores de imagen populista le inventaron un Bolívar casi idéntico a él, así ahora los intelectuales orgánicos al servicio de Yo El Supremo López de Morena le inventan un Juárez a su medida… pero más en las fotos que en los hechos, que quede. Total, la cosa es crear un mito de redentor justiciero para el Señor Presidente y alimentar con ello a la masa de“tontos útiles” que siguen al caudillo como auténticos borregos, aceptando a ciegas y sin chistar que él haga lo que sea, aunque les pisotee sus sueños y pretensiones de justicia social y comunismo buena onda. Demostrando otra vez que los intelectuales de Morena, que antes se declararon de izquierda, pero que no fueron capaces de argumentar sobre ello, ahora sólo obedecerán en silencio y trabajarán de modo orgánico en la construcción de la imagen hegemónica del caudillo populista, hoyo negro desde donde se reproducirá el neopriismo reaccionario que ya se anuncia fuerte con Bartlett y Muñoz Ledo, más las nuevas tranzas que ya se cocinan con el servicial Alfonso Romo, por ejemplo.

Aunque ya se sienten signos de censura y represión contra la opinión pública que critique a ya sabemos quién, lo peor vendrá cuando sea presidente efectivo. Entonces él no tendrá que hacer ni decir nada, todo lo harán por él quienes le manejan la imagen y les dan órdenes concretas a los borregos leales al caudillo y Guía Máximo de la Renovación Moral y blablablá, que así ya era la cosa en tiempos del PRI Clásico, cuando las redacciones de todos los medios sabían que nadie podía meterse con la Virgen de Guadalupe, el Señor Presidente y las fuerzas marciales. Pero del mismo modo se puede entender y esperar que la resistencia y la oposición crítica a ya sabes quién serán cada vez más importantes para el juicio de la historia, un juicio que a él sí le preocupa e interesa. Entonces, como todo presidente priista, tendrá que tolerar cierta apertura, desde donde vendrá el juicio decisivo sobre su gobierno real. De venir una dictadura brutal y represiva, eso se cocinará hasta dentro de tres años, cuando empiece a preparar su reelección o la elección de quien él elija como su sucesor, y para ello serán decisivos los resultados que tenga en la economía de todos.

Pero lo que sí ya es cosa de espantar en serio, por irracional y antidemócrata, es su propuesta de crear una “Constitución moral”. Será un gris y torpe retorno al Estado teológico y más que nada un regreso a los tiempos del Santo Oficio. Es únicamente un alucine mesiánico peligroso, querer bajar del Sinaí con las Tablas de La Ley para imponer desde el gobierno político el ideal de conducta moral ara todo un país posmoderno y liberal, algo que nunca en la historia se ha conseguido con éxito y que siempre implica un mal rato de violencia pública innecesaria y desgobierno inconveniente en lo más real para todos. Ya ni se diga que tal “Constitución” será una grosería contra el pensamiento laico y la forma de gobernar del auténtico Benito Juárez que López dice que tanto admira.

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