viernes 19 abril 2024

Periodismo y polarización

por Armando Reyes Vigueras

 

 El momento de polarización que nos ha tocado vivir, es una verdadera amenaza para la libertad de expresión. Ejercer el periodismo en este contexto se ha convertido en algo complicado por la manera en que los partidarios de los bandos en disputa, disfrazados de lectores o usuarios de redes sociales, reaccionan a cada texto que se publica.

Y no se trata de un fenómeno exclusivo de México, pues en otras latitudes se han vivido experiencias similares.

La pluma de Rafael Narbona, escritor y crítico literario español, nos compartió lo que es ejercer el “Periodismo en tiempos de crispación” (publicado en el portal El Imparcial el 21 de mayo de 2016), en medio de las campañas electorales para renovar al legislativo hispano en junio de ese año y que tuvieron como resultado una reducción de la votación del PP y del PSOE, así como la irrupción de dos nuevas formaciones, Ciudadanos y Podemos.

Del otro lado del Atlántico también vivieron sus momentos de polarización, lo que llevó a Narbona a escribir, “el espíritu de confrontación que vivimos en España en las vísperas de unas nuevas elecciones, puede ser tan dañino como la intimidación ejercida por la violencia. Desde mi punto de vista, el papel de un periódico es crear un espacio para el debate. Si en vez de eso, se limita a reiterar consignas, alineándose con una perspectiva unilateral, desciende a la altura del pasquín”.

Algo similar ha ocurrido en México, también derivado de un proceso electoral, pues muchos medios se han alineado con los bandos en disputa, presentando la información desde la óptica partidista, pues de lo que se trata es de apoyar o atacar a una de las partes y no estar con la verdad. Tenemos como ejemplo portales como Sin Línea, revistas como Polemón o periodistas como Jorge Armando Rocha que responden los datos que han sido dados a conocer en el contexto del tema de la Casa Gris más desde la óptica partidista, incluso recurriendo a frases similares a las que el presidente dice en sus conferencias mañaneras.

El reciente caso que involucra al hijo mayor del presidente López Obrador nos ofrece un buen ejemplo de esto, pues en los medios y redes lo que se aprecia son textos a favor o en contra, no datos que se contrasten y lleven a una conclusión determinada independientemente de las filiaciones.

Y siguiendo con los botones de muestra, en un tuit difundido el pasado 20 de febrero, Rocha apuntó: “La historia de Carolyn y José Ramón López Beltrán no tiene un solo autor, es el primer montaje colectivo del conservadurismo con miras a la elección de 2024. Primer golpe insuficiente, fallido. Van desnudos los que se unieron a coro”.

Otra periodista, Carolina Rocha en la misma red social sostuvo, a propósito del tema: “@LaJornada presenta recibos bancarios de José Ramón López Beltrán y Carolyn Adams por la renta de la ‘casa gris’. Esto desarticula la especulación que dio como información (¿con dolo?) Latinus. Con ello cae el supuesto de tráfico de influencias. Golpe al periodismo especulador”.

En las redes sociales, la información es celebrada o rechazada según el sesgo de confirmación de cada uno de los usuarios, sin que se dé espacio a un análisis alejado de las filias o fobias de la militancia.

Muestras claras de este tipo de tendencia son los mensajes que replican personajes como Jorge Gómez Naredo o Fabrizio Mejía por uno de los bandos o Pedro Ferríz de Con por el otro.

Los medios que han surgido recientemente, tanto digitales como impresos –como El Soberano—, siguen esta tendencia y muchos periodistas –o textoservidores como los llamó algún articulista que se quejaba de las plumas que apoyaban a gobernantes priístas en sexenios pasados— ahora se dedican a defender a los aliados o atacar a los adversarios que les indican.

“Pienso que el periodismo actual ha renunciado a la excelencia”, reflexionó Rafael Narbona en el texto que referimos, “prefiriendo despeñarse por la discusión enconada y partidista, negándose a reconocer ninguna virtud en el adversario. Comprar o leer un periódico no constituye una aventura intelectual, sino un acto de adhesión a una idea política”.

Y si revisamos los temas que en fechas recientes han atraído la atención del público, veremos que la tendencia es seguir el camino de la militancia antes que buscar informar a la sociedad, no por otra cosa Juncal Solano tutieó el 17 de febrero pasado, “Panistas aplaudiendo a Ted Cruz, nivel de traición a los mexicanos Top”, muy parecido a eso de que quienes están en contra del presidente son “traidores a la nación, a la patria y al pueblo”, como se puede leer en el desplegado que publicaron este mes los senadores de Morena.

Quizá sin saberlo, Rafael Narbona hizo algo similar a una predicción que en la actualidad alcanzó al periodismo mexicano: “El periodismo muere cuando el compromiso con la verdad declina para favorecer una versión partidista de los hechos. Ese giro suele reflejarse en el descuido de la prosa, los titulares sensacionalistas y los malos modales”.

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