viernes 29 marzo 2024

Periodismo militante, el caso de Marco Antonio Sánchez Flores

por Luis Antonio García Chávez

La imagen era contundente. Mostraba unos policías sometiendo a un joven y era lo último que se había conocido de él. Desde ese momento, martes 23 de marzo, nadie de sus amigos o familiares había tenido contacto con él, que para ese momento ya sabíamos se llama Marco Antonio Sánchez Flores. Se encontraba desaparecido.

Una de las mayores desgracias que genera este caso es la confirmación de que vivimos en un país donde el aparato de seguridad pública (policías y desde hace más de una década también el ejército en esas funciones) no generan confianza en la ciudadanía y al ver un joven detenido por la autoridad lejos de pensar en la correcta aplicación de la ley se teme el abuso de la fuerza. A la mente llegaron casos como los 43 jóvenes desaparecidos en Iguala, y muchos más a lo largo y ancho del país, de los que no hemos sabido más después de haber caído en manos de “la autoridad”.

La reacción social no se hizo esperar. Las redes sociales se activaron y el periodismo retomó la nota. La UNAM, donde Marco es estudiante en la Prepa 8, exigió su aparición inmediata y con vida y se pronunciaron distintos organismos, incluso el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos exigió respuesta a las autoridades.

El Gobierno de la Ciudad de México anunció la detención de los cuatro policías que participaron en la detención del joven. La ciudadanía se movilizó el domingo. De pronto la información comenzó a caer en cascada. El Gobierno de la Ciudad de México ofrece una conferencia de prensa en la que presentan imágenes donde se observa a Marco Antonio vivo, detenido en un juzgado cívico de Tlalnepantla, se le ve en actitud confusa, desorientada. Se sabe que el Juez Cívico lo libera aproximadamente a las dos de la mañana del domingo y se tiene acceso a imágenes de otras cámaras de video vigilancia dónde se le ve deambular por las calles en la misma actitud de desorientación que presentaba en el juzgado.

Concluye la primer conferencia de prensa, que algunos calificaron como burocrática y que, sin embargo, da frutos inmediatos pues a partir de ella, personas identifican al joven y lo ubican deambulando en municipio de Melchor Ocampo en el Estado de México. Se hace una identificación positiva del joven y se trasladan sus familiares a reunirse con él.

Contra todos los pronósticos en historias que comienzan como la de Marco, podemos congratularnos de que el joven fue encontrado con vida y está ya en contacto con su familia.

Aún no hemos podido conocer su versión de los hechos ni las lagunas de la historia para saber lo ocurrido entre esa tarde del martes 23 de enero y el sábado 27 que fue ubicado en el juzgado de Tlalnepantla, tampoco lo ocurrido entre ese momento y el domingo 28 en que es asegurado en el municipio Melchor Ocampo para ponerlo en contacto con sus familiares. Según el dictamen médico presenta un “cuadro de delirium mixto” que impide que se pueda tener aún su declaración. Presenta también algunos golpes en distintas partes del cuerpo sin que los médicos consideren ninguno de gravedad.

Esto es lo que se sabe a ciencia cierta.

Como es costumbre en estos casos, un importante grupo de activistas carroñeros, de esos que son incapaces de construir organización social y entonces están a la caza de la tragedia para montarse en la ola de la indignación y a partir de allí abanderar movimientos se hicieron presentes. De un tiempo para acá, esos activistas son acompañados de “medios de comunicación alternativa” que apoyados en la volatilidad de las redes sociales tienen un público muy grande al que no buscan informar, sino orientar políticamente.

Allí hicieron presencia medios como Reporte Índigo o Sin Embargo quienes se anuncian como periodismo de investigación pero basan una buena cantidad de sus notas en suposiciones no investigadas y, peor aún, otros que ni siquiera debieran ser considerados como medios, como Guruchurier quien cayó en el extremo en esos días de dar por cierta una nota que decía que el joven había sido encontrado sin vida, nota que se había subido desde un portal falso que pretendía ser el de Aristegui Noticias mismo del que la periodista de inmediato se deslindó.

Estos medios vieron su oportunidad de atacar a uno de sus villanos favoritos, al que continuamente dedican notas y notas para desacreditarlo, el Gobierno de la Ciudad de México y en particular al Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.

En el momento previo a la aparición de Marco Antonio la indignación era normal y la presión tal vez necesaria para forzar al gobierno a actuar al máximo de sus fuerzas, pero una vez que ha sido localizado, en lugar de esperar el momento en que el joven pueda dar a conocer su versión de los hechos, siguen dando notas llenas de suspicacia para atacar al gobierno.

Cuartoscuro

Por ejemplo, Reporte Índigo, en una nota del día lunes, después de la aparición de Marco Antonio, escribe en su portal:

“El joven estudiante fue detenido por una patrulla de la SSP en Azcapotzalco y después no se supo nada de él hasta 5 días después cuando fue encontrado golpeado y desorientado en el fraccionamiento Álamos del municipio Melchor Ocampo, en el Estado de México”
Decir que no se supo nada de él desde su detención hasta que fue encontrado en el fraccionamiento Álamos omite dolosamente la parte en que el joven fue detenido en el Estado de México y llevado al Juzgado Cívico en Tlalnepantla un día antes de ser encontrado en dicho fraccionamiento. Dicha omisión alimenta, sin decirlo explícitamente, la posibilidad de que todo ese tiempo Marco hubiera estado en poder de los policías que originalmente lo detuvieron en Azcapotzalco, lo que a todas luces no es real.

Este punto es particularmente importante, pues los policías (a quienes estos medios no han concedido siquiera el beneficio de la duda) declaran haberlo soltado cinco minutos después de su detención y al haber plena constancia de que al menos el sábado no estaba en poder de ellos y al ser liberado del juzgado cívico no entró en contacto con su familia deja abierta la posibilidad de que la versión de los policías sea real, cosa que ni siquiera han querido considerar.

Y es que hasta hoy solo se tiene la versión de los hechos por parte de los policías. Ésta no puede darse por cierta hasta que no se tenga una investigación completa sobre lo ocurrido, para lo cual será fundamental el momento en que Marco Antonio pueda dar su propia versión de los hechos, pero tampoco puede ser descartada a priori.

Los policías hasta hoy han dicho que detienen a Marco Antonio a petición de un joven que lo acusa de haberlo agredido. Como decía al inicio del texto, la imagen que originalmente se conoció era contundente, parecía que los policías agredían al joven. Pero una imagen no siempre captura todo el momento. Posteriormente se conocieron los videos de vigilancia de la estación de Metrobús el Rosario en donde se ve a los policías asegurar al joven sin que, al menos en ese momento, se aprecie uso excesivo de la fuerza. Ellos declaran que al ir en motocicletas piden el apoyo de una patrulla para trasladarlo y que en ese momento desaparece la parte acusadora.

¿Es esto imposible? En un México burocrático como el nuestro no es poco común que quien ha pedido el apoyo de la policía, al saber que tiene que dedicar horas de su tiempo a acudir ante otra instancia a levantar un acta prefiere no hacerlo y mejor se desiste o se va del lugar sin proceder. ¿Es esto un hecho comprobado? Tampoco, es hasta ahora solo la versión de los policías, los únicos que hasta este momento pueden dar su versión, y que debe ser investigada, pero tan irracional es darlo por verdad absoluta como descartarlo solo porque quienes lo dicen son policías.

Si a los policías no les consta el ilícito y la parte acusadora ya no está o se desiste, proceden a dejar ir a quien habían asegurado. Esto es común en las calles de México. La autoridad deberá dilucidar si sólo es uso y costumbre o es lo que marcan los protocolos. Si es lo primero, los policías deberán ser sancionados y sentar un precedente para que la autoridad actúe conforme a protocolos. Sin embargo, si el protocolo de actuación marca que al no proceder la parte acusadora tienen que liberar en el lugar a quien originalmente había asegurado y sí se demuestra que esto fue lo que ocurrió los policías no habrían cometido ninguna conducta irregular pero ya fueron linchados y condenados por el Fuenteovejunta moderno que son las redes sociales y sus medios militantes.

El joven presenta golpes, es cierto. Hay una ausencia de él durante cinco días. No se puede negar ni afirmar, hasta el momento, que esos golpes los hayan propinado los policías que originalmente lo detienen. Se tiene que investigar. En caso de que los policías hayan golpeado al joven deben ser sancionados con todo el peso de la ley, pero en caso contrario, de nuevo, ya fueron juzgados y condenados por la voz popular sin siquiera dar el beneficio de la duda.

A esto contribuye el “periodismo moderno” que no investiga pero actúa por interés para dañar y generar causas políticas.

Incluso Martín Moreno, de Sin Embargo, medio que se caracteriza por encabezar causas políticas más que por informar, ha llegado a la bajeza de hablar de teorías de conspiración atacando al Gobierno de la Ciudad, al Jefe de Gobierno y a periodistas honestos como Julián Andrade, solo para seguir lucrando con un hecho lamentable que ocurrió y debe ser esclarecido. Que pruebas presenta Martín Moreno, ninguna. La suposición basta. Por supuesto que no se requieren pruebas para aquel que se dice periodista sin serlo y escribe para un medio que no demanda a sus plumas el menor rigor.

Y con esos cerillos buscan incendiar la pradera.

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