jueves 28 marzo 2024

Pendientes en política espectral

por Ernesto Piedras

En poco más de un mes se cumplirán dos años desde que el IFT hiciera pública su intención de licitar la banda de 2.5 GHz para la oferta de comunicaciones móviles avanzadas, sin que ello haya resultado en la asignación efectiva de este recurso escaso.

Una de las promesas de la reforma constitucional fue la adjudicación eficiente, oportuna y competitiva del espectro radioeléctrico para detonar las inversiones, la calidad de los servicios y consecuentemente, la gestación de competencia efectiva entre los jugadores del mercado.

No obstante, la política de administración y licitación de frecuencias del espectro radioeléctrico para la provisión de servicios inalámbricos se ha distanciado de cumplir con estos principios.

Hoy uno de los pendientes en esta materia es la excesiva y falta de límites a la concentración del espectro que fue gestada desde la licitación de las bandas AWS y que genera y sigue generando ventajas para el agente económico preponderante (Telcel) frente a sus competidores.

Este escenario se ha amparado y continuado a partir de la por demás aplazada licitación de 2.5 GHz. A pesar de que el único operador que cuenta con derechos de explotación en esa banda y que ostenta la titularidad de más de la mitad (51%) de las frecuencias asignadas para servicios móviles es el preponderante, se ha optado por diferir este proceso muy necesario para nivelar la tenencia espectral en nuestro país.

Sin unas bases definidas y una incertidumbre sobre el comienzo del proceso licitatorio, los operadores competidores no podrán ofrecer conectividad móvil de 4G-LTE de manera más eficiente y de mejor calidad al mismo tiempo que el preponderante.

Son estas condiciones inequitativas, de acumulación espectral, que generan menores incentivos para los consumidores a elegir una oferta y red distinta a aquella del preponderante y que frenan el proceso de renivelación de condiciones de mercado. Puesto que, anticipadamente, será Telcel, el único operador que podrá ofrecer servicios de 4G-LTE avanzados. Es a partir de ello que la política espectral incumple con el principio de equidad competitiva e incluso se aleja de los referentes internacionales en torno a esta materia.

El incumplimiento y escasa aplicación efectiva de las medidas de regulación asimétrica de preponderancia, la reducción de la asimetría de tarifas de interconexión y, en este caso, la preservada y en ocasiones acentuada concentración espectral, son ejemplos de las acciones contrarreformistas que salvaguardan la posición dominante del operador incumbente.

Estas circunstancias irremediablemente nos colocan en un escenario anunciado de perpetuidad de la preponderancia.

¿Qué se requiere para evitar que ello ocurra? Para empezar, evitar generar mayores condiciones de ventaja para el preponderante. Ello implica, por ejemplo, comenzar cuanto antes la licitación de 2.5 GHz, evitando mayores demoras y prohibiendo a toda la costa la participación de este operador.

Esto es tan sólo en materia del espectro. En múltiples ocasiones, análisis y redacciones de opinión se ha hecho énfasis en la necesidad de acentuar la aplicación y cumplimiento eficaz de las medidas de preponderancia, para así lograr su cometido en el menor tiempo posible.

Es entonces tarea del regulador dar seguimiento expedito a estos elementos pendientes y de vital importancia para la gestación de competencia efectiva y mayor bienestar del consumidor. Es ahora el momento de que ganen los competidores, los consumidores y la economía en su conjunto y no sólo uno de los jugadores del mercado. No demoremos más en que ello ocurra.


Este artículo fue publicado en El Economista el 7 de diciembre de 2017, agradecemos a Ernesto Piedras su autorización para publicarlo en nuestra página.

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