El PAN se rindió públicamente a Rafael Moreno como su mejor figura para las elecciones presidenciales de 2018, por su cartel de gobernador exitoso y su personalidad de político incluyente y pragmático, al designarlo “orientador de las decisiones del partido”.
Para qué jugar con los términos: el nombramiento convierte al gobernador de Puebla en una especie de virrey del partido, con quien tendrán que consultar todas las estrategias y determinaciones o, en todo caso, enterarlo de todas las resoluciones.
No es algo menor, pues el dirigente nacional, Ricardo Anaya, debió pasar por encima de muchas consideraciones políticas para tomar esta decisión: Moreno Valle es uno de los cuatro gobernadores del PAN. Sin embargo, escogió al poblano para hacer el “trabajo de coordinación” del partido.
Con esto, la rampa de lanzamiento de Moreno Valle se aceita dentro del PAN, porque lo coloca un paso delante de sus posibles contendientes a la candidatura máxima, con manejo y control de las intenciones o razones ocultas internas.
Es decir, el complemento ideal para algo que ya maneja: las posibilidades de posicionamiento mediático constante, gracias a su condición de gobernador ajeno a los escándalos de corrupción del PAN, como los “moches”, los desfalcos del exgobernador Padrés, las fiestas de los diputados…
Y que mantiene una notable colaboración institucional con el Presidente de la República, cuyas reformas ha aplaudido, y a su más reciente informe de gobierno asistieron 23 gobernadores, los líderes de todos los partidos, empresarios poderosos y los dueños de los medios más influyentes.
Pero dentro del PAN la deferencia hacia Moreno Valle no es sólo del dirigente nacional, pues Felipe Calderón se apoyó en él para preparar su regreso a México: lo hizo en un acto público del gobernador poblano, a quien ve como la figura política más promisoria y limpia del partido.
Fue una advertencia clara de Calderón a sus golpeadores en el PAN (por ejemplo, el también aspirante a la candidatura presidencial Gustavo Madero) de que están demasiado salpicados por los embrollos de corrupción dentro del panismo como para aparecer con ellos en público.
Además, el conciliador Moreno Valle es el mejor interlocutor de su partido con Los Pinos y uno de los gobernadores mejor conectados con el Presidente Enrique Peña, con quien mantiene una magnífica relación institucional y apoyó con entusiasmo sus reformas educativa, fiscal y energética.
Entonces, eso de “orientador de las decisiones del partido” es el mejor eufemismo que encontró el PAN para reutilizar ante sus aspirantes el clásico de “no se hagan bolas”: para las presidenciales de 2018, la mejor carta es Moreno Valle.
Y es cierto: con la mano que trae sobre la mesa en este momento…
Nadie supera al gobernador de Puebla.
Este artículo fue publicado en La Razón el 08 de Octubre de 2015, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página
