viernes 19 abril 2024

Nuestra Línea Maginot

por Jesús Ortega Martínez

Además —reiteraba—, estaban dirigidos por un delirante político como Adolfo Hitler. Pero, por sobre su experiencia, Gamelin resultaba tan engreído porque presumía que su ejército contaba con el arma defensiva más formidable que había construido alguna fuerza militar en la historia de la humanidad. Se refería a la Línea Maginot, que recorría todo lo largo de la frontera con Alemania. Con esta línea, que es una formación de trincheras de granito, grandes almacenes de armas y municiones, enormes fortalezas de hormigón y con miles de baterías con sus bocas dirigidas hacia el territorio alemán, toda ofensiva contra Francia —reiteraba machaconamente— sería aplastada.

En realidad, el Estado Mayor de Gamelin era anticuado en sus conocimientos y tácticas militares, así como la Línea Maginot era anacrónica y obsoleta frente a las novedosas estrategias militares que ya habían sido actualizadas por los altos oficiales germánicos.

Por ello, la Línea Maginot, a la que los franceses e ingleses atribuían invulnerabilidad, cayó y se desmoronó ante la blitzkrieg en tan sólo algunos meses.

El resultado de dicha arrogancia y de la imprevisión ya lo sabemos: Francia fue invadida, París ocupada por los nazis y el conflicto bélico extendido al resto del mundo con millones de víctimas, y todo ello resultado de las ambiciones personales de Hitler y Mussolini. Pero también contribuyó la fatua autosuficiencia de Daladier y Gamelin, y la ingenuidad de Chamberlain.

Como ésta, son varias las experiencias que deberían ser tomadas en cuenta para que los nuevos liderazgos políticos no cometan los mismos errores. Pero no es así como suceden con frecuencia las cosas en el mundo de la guerra y la política. Los errores se repiten en la escala de la guerra o en la dimensión más pequeña, de los conflictos políticos que suceden a diario en países como el nuestro.

Relato lo siguiente: algunos de los más importantes dirigentes de los partidos políticos mexicanos que hasta hoy suscriben el Frente Ciudadano por México (PAN, MC y PRD) están actuando, ante las elecciones generales de 2018, como actuaron (guardando toda proporción) los generales franceses previo a la gran conflagración bélica. Algunos de nuestros dirigentes partidistas se comportan con tal arrogancia, que más parecen ingenuos ante nuestros contrincantes del PRI y de Morena, pues, construyendo su propia Línea Maginot, suponen, por un lado, que el PRI está ya liquidado y que López Obrador será, como en otras ocasiones, derrotado por Andrés Manuel. Por ello, literalmente atrincherados en su Línea Maginot, confían en sus viejas tácticas de control corporativo y estiman que con el sólo anuncio de la creación del Frente será suficiente para ganar la elección, como si de guerra de trincheras se tratara.

Pues podemos vaticinar que la estrategia de los controles corporativos, en el PRD o en el PRI, Morena, PAN… serán, literalmente, avasallados por la tantas veces expuesta decisión de los ciudadanos por el cambio verdadero y manifestado en acciones que les sean tangibles, visibles y palmarias.

Pondré los siguientes ejemplos: ¿Cómo eligen tradicionalmente los partidos a sus candidatos? Salvo verdaderas excepciones, lo hemos hecho por designación de algunos cuantos liderazgos. Si esto es la costumbre, y si en sentido diferente se quiere sorprender, irrumpir con cambios verdaderos en los comportamientos de los partidos, es que se debe llevar a cabo, por el Frente, un proceso que aliente la participación ciudadana, la transparencia, la democracia y la inclusión. De no hacerlo así, tengámoslo por seguro que nuestras imaginarias Líneas Maginotserán totalmente inservibles para alcanzar la victoria.

La esencia del Frente se traduce en la participación más amplia de la ciudadanía. Por lo tanto: si se quiere dejar atrás la demagogia y el engaño a los electores, el Frente debe abrirse para que las y los ciudadanos participen en sus decisiones y candidaturas. Esto no tiene matices: ¡O se hace o seguimos con la costumbre, la tradición!

Si nos empeñamos en nuestra propia Línea Maginot, seremos aplastados por el autoritarismo y el verticalismo de nuestros contrincantes.


Este artículo fue publicado en El Excélsior el 31 de octubre de 2017, agradecemos a Jesús Ortega Martínez su autorización para publicarlo en nuestra página.

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