viernes 19 abril 2024

No, no hay lucecitas al final del túnel

por Gerardo Flores Ramírez

Idealmente deberíamos estar comentando que, gracias a la estrategia adoptada por el gobierno del presidente Andrés López Obrador para hacer frente a la pandemia de Covid-19, México pudo ubicarse entre los países que lograron contener mejor los contagios y los fallecimientos por esa enfermedad. También, que como resultado del conjunto de medidas adoptadas por esta administración, si bien la economía resintió los efectos de la Covid-19, la caída del PIB fue menor que la padecida por casi todos los países, lo que ayudó a que el impacto en el mercado laboral no fuera tan dramático como el que experimentaron algunos países, y bueno, que gracias a la seriedad con la que se afrontó este gran desafío, México está preparado para recuperar a finales de este año lo que perdió la economía y devolver a la población a una senda de mejora constante en el bienestar.

Pero no, desafortunadamente no es así. Resulta obligado señalar los errores que se han cometido, las fallas que se han identificado y señalar los esfuerzos que han sido insuficientes. Lo que no puede hacerse es celebrar los resultados que se han obtenido porque evidentemente son pobres, ya sea que los comparemos con lo que México ha logrado en otros momentos o lo que otras naciones sí pudieron lograr y evitar en 2020.

Tampoco podemos quedarnos callados o de brazos cruzados frente a las promesas vacías o simple retórica del presidente y su gabinete. Un ejemplo de lo anterior es la reiterada insistencia de López Obrador de hacerle creer al pueblo de México que la estrategia que adoptó ha sido tan buena que ya estamos a la vuelta de la esquina de salir del problema que nos provocó la pandemia.

Este sábado el presidente dijo, por enésima ocasión, que “ya se ven las lucecitas que indican que vamos a salir del túnel en que nos metió la pandemia”, contexto en el que afirmó que “ya se está reactivando la economía, ya se están recuperando los empleos”. Lamentablemente, no es cierto. La economía mostró cierta recuperación entre junio y noviembre, meses en los cuales mostró crecimientos respecto al mes previo de que se haya tratado, pero para diciembre el Instituto Nacional de Estadística y Geografía ya nos anticipó que la economía habría sufrido un tropezón frente a lo observado en noviembre y en diciembre de 2019.

No solo eso: en un reporte que dio a conocer apenas el pasado jueves 21 de enero, el banco BBVA anticipa que en el primer trimestre de 2021 la economía mexicana caerá nuevamente, a una tasa de -0.8 por ciento anual respecto a lo registrado en el primer trimestre de 2020. Por su parte, Citibanamex también dio a conocer el miércoles pasado su primera Encuesta Citibanamex de Expectativas de este 2021. En ella se reporta que el consenso de las 31 instituciones que hacen proyecciones económicas, encuestadas por este banco, es que en 2020 el PIB de México habría sufrido una caída de 8.8 por ciento, mientras que para este 2021 se espera un magro crecimiento de 3.5. Digo magro porque hay que tomar en cuenta que no se recuperará ni la mitad del descalabro del 2020.

En materia de empleo, BBVA señala que el número de empleos registrados ante el IMSS al cierre de diciembre de 2020 equivale al mismo número que se reportó en marzo de 2018.

Por su parte, Bank of America Merrill Lynch (BofA) estima que la caída de la economía mexicana en 2020 habría sido de 8.5 por ciento y que en 2021 la recuperación será de apenas 3. Hay que decir que en ambas estimaciones se observan mejores números que en reportes previos, pero BofA explica que ello se debe simplemente a una mejor perspectiva en el sector externo, no porque México esté adoptando mejores políticas económicas.

Este panorama, con algunas diferencias menores en cuanto a los números que hemos analizado, ha sido prácticamente el mismo desde que inició la pandemia. Ningún analista pudo pasar por alto la falta de pericia con la que se afrontó el inicio de la pandemia y la falta de determinación para apoyar a la economía mexicana en 2020, a lo que desde luego hay que agregar la incertidumbre provocada por los reiterados escarceos del gobierno consistentes en intentos de cambios arbitrarios en las reglas en sectores como el energético, o bien cambios de fondo en el andamiaje institucional del Estado mexicano, lo que a su vez se ha reflejado en una caída en la inversión en nuestro país.

Entonces, es evidente que en variables como el crecimiento del PIB, el número de empleos, la inversión, el consumo privado, entre otras, el gobierno de México ha fracasado para lograr mejores resultados, ya sea frente a otros episodios de crisis de nuestra economía o frente a lo que sí pudieron hacer otras naciones en el contexto de la crisis provocada por la Covid-19.

En este contexto, no olvidemos que desde finales de abril del año pasado el presidente ya hablaba de la inminente recuperación. El 24 de ese mes, en un video distribuido a través de redes sociales en sábado, afirmó: “Ya estamos viendo la luz a la salida del túnel”. Apenas unos días después, el 2 de mayo, insistió en decirnos que ya se veía la luz al final del túnel; así, en forma insistente ha manejado esa retórica, pero sin resultados que la sustenten. Y este 23 de enero el presidente no tuvo empacho en volver a anunciar que ahora sí “ya se ven las lucecitas que indican que vamos a salir del túnel”.

No sabemos a qué se refiere con la luz o lucecitas al final del túnel, pero es evidente que el presidente solo ha estado anunciándonos lo que en realidad es un espejismo, una simple ilusión que sólo él y su equipo ven. Llevamos nueve meses escuchando sobre una luz que no ha estado al final del túnel y, peor aún, con los traspiés que se han empezado a cometer con el plan de vacunación no hay indicios de alguna luz. Seguimos dentro del túnel y, lamentablemente, parece que nos faltan por lo menos otros tres años y medio para regresar a los niveles del PIB registrados cuando este gobierno inició su gestión.

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