Resulta pueril el asombro causado por la alianza firmada ayer por AMLO con un partido de la derecha cristiana, como Encuentro Social, que está contra el aborto y los homosexuales, mientras el propio AMLO elogia al sistema cubano, que convirtió el aborto en el método anticonceptivo de las cubanas.
Es pueril porque AMLO es, como político, un engendro de formas de ver el mundo, que acepta en público: desde seguidor de un pacifista como Gandhi y de un jefe de pelotones de fusilamiento como el Che Guevara, hasta condenar el nepotismo y colocar a sus hijos adultos como jefes de su partido.
Además, ¿partido? Pues tampoco Morena es un partido, sino una agrupación que en sus estatutos ni siquiera se define como partidaria de ideología alguna, aunque en público AMLO la defina como de “izquierda”. Morena es un grupo creado por AMLO con familiares y amigos para ganar la Presidencia.
En su fundación, los hermanos de AMLO, Pío y Ramiro, encabezaron la estructura en Chiapas; su hijo Andrés la de Tabasco y su sobrina Helena la de Campeche; su chofer puso a su primo Rafael Marín como el líder en Quintana Roo; y Bertha Luján, secretaria general de Morena, a su hija en Chihuahua.
Y su dirigente estatal en Baja California, Jaime Bonilla, exciudadano estadounidense, militó en el Partido Republicano y apoyó la propuesta del ultraderechista y excandidato presidencial John McCain de construir un muro en la frontera y la Ley Arizona, para detener a inmigrantes mexicanos.
AMLO ofrece hoy solidaridad a los inmigrantes mexicanos, pero en 2012 aceptó la publicidad gratis de Bonilla en su canal de TV abierta en California, 9 cableras y 4 radioemisoras en San Diego, Santa María, San Luis Obispo, Chico, Salinas, Monterey, Sacramento y otras ciudades fronterizas.
Hace poco, AMLO cedió la tribuna a Porfirio Muñoz Ledo para que condenase los casos de 22 personas muertas en Tlatlaya y la desaparición de los 43 normalistas en Iguala. Sin embargo, Muñoz Ledo dirigía el PRI cuando aprobó el informe del presidente Díaz Ordaz sobre la matanza de Tlatelolco en 1968.
Es baladí el pasmo ante la alianza con un partido contrario al aborto y los matrimonios entre personas gay, porque AMLO piensa igual: “Con todo respeto, aborto y matrimonios gay son algo no tan importante, no son prioridad”.
Los estatutos de Morena plantean la tolerancia y el respeto a las decisiones de las personas, sin coacción alguna, pero ayer AMLO justificó la alianza con Encuentro Social porque los dos partidos tienen temas afines, con principios morales y doctrinarios.
Así que AMLO nunca ha ocultado que Morena sea un engendro. Sólo trata a los electores como tontos…
Pero no les miente.
Este artículo fue publicado en La Razón el 14 de diciembre de 2017, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.
