domingo 19 mayo 2024

Medios alternativos y posverdad

por Leo García

En la época actual internet ha cambiado la forma en que la información se genera, se distribuye, y la ha vuelto un bien de consumo masivo. No son necesarios conocimientos técnicos ni equipo sofisticado, lo que ha traído un cambio en el paradigma de los medios de comunicación.

En la época que los medios tradicionales, sobre todo los masivos secundarios como las televisoras, radiodifusoras y periódicos, eran las únicas fuentes de información, en la audiencia se formó una sensación de alejamiento y distancia informativa. Casi abandono.

La información ofrecida por estos medios se ve como ajena, generando la percepción que sus criterios editoriales obedecen más bien a los intereses de empresarios, políticos y gobiernos, y no al de las necesidades de su audiencia. Además, claro, de cuando efectivamente así ha sido.

Esa misma distancia entre el medio y la audiencia generó, y arraigó, la idea que los medios tradicionales ofrecen contenido basados solamente en un constante afán de manipular según convenga a sus intereses. Actualmente esto ha reducido a mínimos históricos la confianza que les da la audiencia, y más bien, a juzgarlos según se crea a qué interés responden.

Medios alternativos

Escrito, audio, video, imágenes, cualquier formato, hoy día prácticamente cualquier persona puede ofrecer contenido, y presentarlo como información, de la manera que lo haría un medio masivo tradicional, pero sin sus limitaciones.

Internet ha traído una recodificación del contenido y sus formatos, adaptándolos a las posibilidades de la tecnología actual. Los blogs están cubriendo el espacio de los medios impresos, periódicos o revistas; los podcasts el espacio de la radio hablada; el video a los reportajes, documentales y presentadores de noticias. Además de la combinación de uno o varios de ellos en un nuevo formato enriquecido.

Así surgen los llamados “medios alternativos”. Y, en consecuencia, ahí se encuentran hoy día los nuevos referentes, fuentes de información y líderes de opinión. Solo que a diferencia de lo que, se supone, debe hacer un periodista de profesión, pueden o no someterse al rigor que propone la ética periodística.

Alternativos, pero ¿y la veracidad?

Getty Images

En los medios alternativos internet eliminó la distancia gracias a la interacción que ofrece a la audiencia la sensación de poder influir sobre la cadena informativa completa. Uno de los mayores elementos distintivos entre un medio tradicional y un medio alternativo es ofrecerse como una fuente de información independiente a una línea editorial y presentarse como una fuente descentralizada y democratizada, donde el eje rector es satisfacer la necesidad de la audiencia.

Esto les ha valido ganarse la confianza, tanto de los migrantes digitales que se consideraron excluidos de los medios tradicionales, como de los nativos digitales que siempre los han visto ajenos y distantes.

A la vez, la mayor carencia del modelo de medios alternativos está en la veracidad al no tener la obligación de establecer criterios editoriales que sirvan para checar, confirmar, dar certeza a una pieza de información y que más bien queda al criterio de quien lleve el medio.

Alternativos, pero afines y negocio.

Existen medios que, aunque alternativos, también obedecen a intereses personales y económicos, que responden según su afinidad y simpatía política. Se aprovechan del vuelco que dio la confianza de la audiencia, para ofrecerles lo que quieren leer, ver u oír, y que solo confirme sus aversiones, filias, y fobias, aunque al hacerlo recurran a información sin sustento. O incluso abierta propaganda.

En esos casos, estos medios, aunque se llamen alternativos corresponden perfectamente a la dinámica de manipulación por sesgos cognitivos. En la teoría de la comunicación existe el concepto gatekeeper, ese filtro personal que lleva a una persona a seleccionar que consume y discriminarlo por su validez o carencia de ella, y que es justamente lo que está siendo vulnerado y explotado.

Para la época de la posverdad que estamos viviendo la posibilidad de aprovechar medios alternativos políticamente afines, los vuelve el canal adecuado para difundir información conveniente a la narrativa oficial. Para la posverdad no importan los hechos verificables ni lo datos precisos, más bien, es ideal encontrar los canales para difundir las narrativas convenientes.

Además de resultar en un excelente negocio.

A lo largo de cómo se han formado los modelos de generación y difusión de contenido han surgido también incentivos económicos. Esto ha llevado a que los medios alternativos encuentren un medio de sustento que les permita funcionar. Pero también a competir por la audiencia, a lograr llamar la atención de la mayor cantidad de usuarios posible, de quienes dependen los potenciales ingresos.

La competencia por la atención del usuario ha llevado a una buena parte de los llamados medios alternativos a ofrecer dentro de los refuerzos de sesgos cognitivos, bulos e información sensacionalista. Todo lejos de una línea editorial responsable y ética, pero que es el contenido que más fácilmente es consumido por las audiencias, y en consecuencia, el que mejores ganancias produce.

Aunque para hacerlo su audiencia de antemano este convencida que le están diciendo la verdad. “La verdad”, ese concepto poderoso, efectivo, subjetivo y vulnerable. Tanto, que es el elemento del lenguaje que más influencia puede tener para manipular. De esto la próxima semana.

Hagamos red, sigamos conectados.

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