sábado 20 abril 2024

Marchemos este domingo

por Marco Levario Turcott

Las expresiones de la derecha y la izquierda más primitiva jamás hablan de pluralidad y por ello casi siempre actúan como encarnación del alma de la patria. No extraña, los extremos se juntan.


Ustedes lo recuerdan: el 25 de noviembre de 2015 hubo varias manifestaciones en el país contra la violencia hacia la mujer; naturalmente, expresé mi simpatía por esos actos de protesta (el registro de ello está en el portal de etcétera así como en la versión impresa de la revista, lo mismo en las definiciones editoriales que en las notas informativas y las crónicas de las manifestaciones). En ese entonces algunas franjas de la población más conservadoras rechazaron las movilizaciones con diferentes ópticas, unos dijeron que la violencia era generalizada y otros más expusieron que no tenía caso generar caos en las ciudades; también hubo quienes mejor guardaron silencio para no lesionar sus relaciones políticas con los gobiernos de la ciudad de México o del Estado de México donde el número de feminicidios es atroz.


No coincidí con esas ópticas por supuesto y expuse que hay sectores vulnerables y que en México la violencia contra las mujeres es brutal sin que el estado mexicano defina políticas públicas al respecto. Sí, creo que muchos de quienes mañana marcharán no tienen la misma opinión que la de muchos de nosotros pero eso no me hace ni mejor ni peor y menos puro para evitar caminar con ellos donde existan coincidencias.



Poco más de un año después de ese repudio a la violencia contra la mujer, es decir, en estos días, otras franjas de la población, las que se identifican con la izquierda más primitiva, dicen que mañana no participarán en ninguna de las dos marchas. Aducen que no le extenderán un bono al presidente de México, que disienten de la política exterior del país y que no se sienten representados por los organismos que convocan. Disiento también de ellos: una de las dos manifestaciones de mañana plantea claramente el rechazo a la política de Donald Trump y plantea la unidad nacional frente a los riesgos que implica el mandatario estadounidense para el país, y eso no significa que coincidamos con la (para mí ineficaz política exterior del gobierno mexicano o con la estrategia que ha seguido contra el narcotráfico).


El donaire de pureza es una pose, la sociedad es plural, diversa y en ese marco puede (y creo que debe) haber una respuesta contundente a la política del gobierno estadounidense y eso a mí no me iguala con alguno de los personajes con quienes de ninguna manera coincido -la señora Wallace, por ejemplo- como no me iguala con la CNTE -cuya acciones también considero impresentables- reclamar al gobierno una auténtica reforma educativa. Aplaudo la convocatoria que el rector de la UNAM hizo para asistir a una de las marchas de mañana y no por ello el rector ni quienes marchemos representamos a la UNAM, nunca nadie es representante de todos en la sociedad diversa, es más, en esa tesitura quienes convocan a que no se marche mañana podrían organizar su manifestación con las demandas que consideren, pero disiento profundamente de su postura que señala que no se manifiestan contra Trump para no hacerle juego al enemigo, vaya cosa.


Ojalá que muchos nos encontremos por allá, porque, parafraseando al clásico: Hay hombres que marchan un día, esos son buenos; hay otros que marchan dos y son mejores; pero hay quienes marchan toda la vida, esos son los imprescindibles. Sí, que vibre México, o al menos una parte importante del país. Yo al marchar mañana celebraré la pluralidad que hay en el país.


 

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