viernes 19 abril 2024

El mago de la agenda

por Armando Reyes Vigueras

En los actos de lo que conocemos como magia o prestidigitación, el ejecutante distrae al público con lo que hace con una mano para que con la otra esconda la moneda y realice la ilusión de desaparecerla. Es algo parecido a lo que el presidente hace en sus mañaneras al fijar un tema en la agenda, pero para desaparecer de la opinión pública otros que sabe no le son favorables.

Agenda setting

De acuerdo a Cecilia Cervantes Baraba en su obra La Sociología de las Noticias y el Enfoque Agenda-Setting en Convergencia, “las investigaciones intentaban demostrar que las tendencias o patrones de cobertura de las noticias influían en la percepción que el público tenía, sobre cuáles eran los temas importantes del día”. Con esto se demostró que ciertos agentes podían fijar la atención de las audiencias en ciertos temas en detrimento de otros.

Esta teoría se conoce como de la Agenda Setting y como plantea Cohen (1972) “puede ser que (la prensa) no tenga éxito la mayor parte de las veces en decirle a la gente qué pensar, pero tiene un éxito sorprendente al decirle a los lectores sobre qué pensar”.

Esto es lo que se está tratando de hacer cotidianamente desde Palacio Nacional con la comunicación gubernamental.

Ahorcados los medios tradicionales por la reducción de la publicidad oficial, con el apoyo a ciertos perfiles de redes sociales para que repliquen los contenidos deseados y con apariciones diarias en medios gracias a la conferencia mañanera, el gobierno de López Obrador busca que su estrategia de comunicación descanse en este tipo de teorías.

Cual mago que con una mano distrae la atención del público para con la otra esconder la moneda, el presidente busca fijar los temas de la agenda gracias a su aparición matutina en Palacio Nacional.

¿Ha tenido éxito en esta empresa? Es algo discutible, pues si bien hay mucha gente que habla de la rifa del avión presidencial o de la corrupción del pasado —obviando la del presente—, también hay quienes hablan del desabasto de medicinas, de los estragos que está causando la austeridad y de las pifias presidenciales.

Y es que para tener éxito en la búsqueda de un objetivo como el que pretende López Obrador y su equipo se necesita no sólo constancia y disciplina, sino no cometer ni un solo error, algo que hemos visto no sucede.

Y es que menciones equivocadas como que los Sentimientos de la Nación fueron escritos por Vicente Guerrero, cuando el verdadero autor es José María Morelos; acusar que la concesión a una empresa de la operación del puerto de Veracruz es un acto de corrupción, sin explicar por qué, pero resaltando que es una empresa privada cuandos se trata de una paraestatal y otros ejemplos que se suman a una ya larga lista, nos indican en dónde se ubica el principal obstáculo para que esta estrategia rinda frutos.

Los continuos reclamos del presidente hacia los medios —por ejemplo, que no difundieron como él quería el video del caso Lozoya–, muestra que otro obstáculo se ubica en la impaciencia presidencial, pues busca un resultado inmediato sin saber que es algo que se construye y tarda en rendir frutos.

Pero no podemos esperar otra actitud de quien en el pasado se quejó de que la muerte del Papa le robaba atención.

Así, con el control del presupuesto oficial, con las granjas y sectores en redes sociales que apoyan incondicionalmente el discurso presidencial y con medios reducidos por la austeridad, se busca controlar la agenda de temas en la discusión pública construyendo una narrativa que privilegie aspectos como la corrupción del pasado, con el fin de influir en la ciudadanía.

A Abraham Lincoln se le atribuye la frase: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”, algo que queda como anillo al dedo a la actual administración federal y su estrategia de comunicación, pues a pesar de los esfuerzos realizados, el gran logro en lo que llevamos del sexenio es mantener la polarización que vivimos en la sociedad y que sus temas sean un referente de sus aliados en medios y redes sociales.

Pero, y no obstante el esfuerzo, se sigue hablando de las irregularidades en Conade y Notimex, de cómo uno de los personajes que apareció en el video del caso Lozoya ahora es contratista del IMSS, de lo que sucedió con Bejarano en 2004, de la falta de atención a problemas como la violencia de género, del desempleo y la crisis económica, de las más de 60 mil muertes por el Covid-19, de las asignaciones directas y de las compras con sobreprecio de insumos médicos, de la inseguridad y los asesinatos, de las protestas de agricultores, de la oposición al Tren Maya, de la deuda gubernamental que ha crecido con este gobierno, de la falta de apoyo a personal médico y de los prósperos empresarios que resultaron los hijos de un presidente que sólo tiene 200 pesos en su cartera.

Por mucho que sus aliados en redes insulten y agredan a quien retoma estos temas, lo único que demuestran es que el intento por dominar la agenda se ha quedado en eso precisamente, un intento.

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