sábado 20 abril 2024

Maciel y Naasón

por Javier Solórzano

Por el momento son 14 los cargos que las autoridades de California han presentado en contra de Naasón Joaquín García, líder de La Luz del Mundo.

El asunto va para largo. Estamos en los terrenos de la presunción de delitos y entraremos en largos alegatos hasta que sepamos si las denuncias proceden en contra del personaje.

Sin embargo, no estamos ante denuncias que sean nuevas o causen sorpresa. El fiscal de California, Xavier Becerra, ha dado a conocer los cargos  que se han presentado entre 2015 y 2018.

Están bajo observación también otros delitos que se hayan podido presentar antes de esta fecha, cometidos eventualmente por otros líderes de La Luz del Mundo y que pudieran ser familiares directos de Naasón.

El asunto es brutal. A esto se suma el escándalo por el acto en homenaje al personaje, ni más ni menos que en Bellas Artes hoy detenido por delitos de suma gravedad en EU.

Las autoridades de la cultura siguen dando tumbos tratando de explicar lo inexplicable. Están en la etapa en que ahora se están denunciando entre ellas. A esto sumemos que algunos legisladores, que asistieron al acto, han optado por hacer mutis, en tanto que a otros se les “olvida” que estuvieron enviando imágenes a través de la redes, emocionados por el singular acto.

Estamos de nuevo ante lo que todo indica son violaciones y abusos sexuales por parte de un líder religioso. Amparado en la fe de los fieles, se aprovecha de ellas y ellos. La necesidad de creer y de sentirse integrada, por parte de mucha gente, la lleva a tomar caminos insospechados, a lo que se suma la ignorancia y la falta de referentes.

El gran drama interno que están viviendo los seguidores de La Luz del Mundo tiene que ver con todo esto. Su fe, cargada de fanatismo en muchos casos, no tiene manera de entender, menos imaginar, que su líder haya podido cometer los delitos tan graves que se le imputan. Las primeras reacciones de muchos de los seguidores de Naasón, se calcula que son más de un millón en todo el país, la mayoría se concentra en Guadalajara, ha sido de incredulidad y rabia, no alcanzan a entender nada e incluso lo ven como una prueba de fe.

No es fácil, para quienes pertenecen a la iglesia, ver el sentido de sus vidas de una manera más abierta o diferente, deben asumir por fe, convicción y obligación que “un apóstol de Dios no puede ser juzgado por sus acciones”.

La autoridades de California no quieren dejar pasar absolutamente nada. Originalmente, la fianza para el personaje era de 25 millones de dólares, ahora es de 50. La cantidad se fundamenta en que “delitos como los que se imputan no tienen lugar en nuestra sociedad”.

Lo que de nuevo nos coloca en una fatal y lamentable coyuntura, es que habiendo observaciones en el país no se hizo nada. El parecido con el caso Marcial Maciel se fundamenta en que la relación que establecen estos singulares personajes con la élite político-empresarial impide que se les atienda y menos que se les imparta justicia. Ayer en La Razón, Jorge Traslosheros daba cuenta de toda esta lamentable perversión.

Para que se reconocieran las perversiones de Maciel tuvo que pasar mucho tiempo, al tiempo que las víctimas recibieron un sinfín de difamaciones, algunas de ellas del mismísimo Vaticano. Algunos medios de comunicación fueron señalados o les retiraron la publicidad por informar sobre ello.

De nuevo el engaño, el abuso, el aprovecharse de la gente echando por delante la perversión y la religión.

No solamente la FGR tiene que revisar si hay denuncias en el país, tiene que investigar una conducta perversa y enferma como lo muestran las 14 denuncias en Sacramento con nombre y apellido.

RESQUICIOS.

En medio de la indignación colectiva, un pasajero después de ser asaltado en una camioneta de transporte público en Tecámac, lanzó un grito a los asaltantes: “hijos de su perr… madre”. Por eso le dispararon quedando herido, parece que hay que asumir el robo, quedarse callado y cuidado con mentarles la madre.


Este artículo fue publicado en La Razón el 7 de junio de 2019, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

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