jueves 28 marzo 2024

Los últimos coletazos del dragón

por Julián Andrade

El que uno de los líderes históricos de Los Zetas haya sido detenido, sin disparar un tiro, en la Ciudad de México, da cuenta de lo que ha ido ocurriendo con esa organización criminal.

José María Guízar, El Z43, pasaba las tardes en el Hipódromo. Estaban ya lejos los días de plomo, cuando la organización se convirtió en una de las más poderosas y llegó a controlar todo el Golfo de México.

A finales de los años noventa, Osiel Cárdenas Guillén le hizo el encargo a Arturo Guzmán Decena de conformar un grupo de sicarios que brindara protección y que tuviera una alta capacidad de fuego.

Guzmán Decena lo hizo con exmilitares (como él)  que provenían, algunos,  del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES). Entre los convocados de aquellos días estaban  Heriberto Lazcano,  El Lazca, Mateo Díaz López, El Z26, y Jesús Enrique Rejón, El Mamito

Iniciaba una oleada de violencia que tuvo su punto más alto en 2011, cuando Los Zetas, ya convertidos en cártel, controlaban la franja costera que va de Quintana Roo a la frontera con Estados Unidos.

Los Zetas cambiaron el panorama del crimen organizado porque establecieron un control territorial con un alto uso de la fuerza.  Fueron de los primeros en utilizar mecánicas de propaganda y organizaron quemas de autos y camiones.

Sometieron, en sus zonas de influencia, a una dinámica de miedo y amenazaron a periodistas, determinando, inclusive, lo que se podía publicar y lo que no.

Rompieron límites y cometieron atrocidades, como el asesinato de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas.

Como suele ocurrir, generaron su propio antídoto: Los Matazetas, que son uno de los antecedentes del Cártel de Jalisco Nueva Generación.

Y algo similar ocurrió con la Familia Michoacana, con quienes disputaron los mercados ilegales y el control de la extorsión a la sociedad, expresada en venta de protección.

Las guerras con otras bandas criminales y los operativos permanentes de las autoridades federales, y de modo destacado la Marina Armada, han ido debilitando la capacidad de Los Zetas y en la actualidad están divididos en organizaciones pequeñas, como Grupo Operativo Zeta, Fuerzas Especiales Zeta y Sangre Zeta, entre otras células.

La detención de José María Guízar es un eslabón importante, porque se saca de circulación a un sujeto que, a decir de las autoridades, es responsable de mucha de la violencia que ocurre en Tabasco, Puebla y Veracruz.

Los Zetas ya no son lo que eran, pero las células en las que actúan, como en los últimos coletazos de un dragón, son violentas y peligrosas; de ahí que sea importante no bajar la guardia.

Recordemos que se dedican, entre otras actividades ilegales, al secuestro de migrantes, contra quienes suelen cometer fechorías inauditas.


Este artículo fue publicado en La Razón el 12 de febrero de 2018, agradecemos a Julián Andrade su autorización para publicarlo en nuestra página.

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