jueves 28 marzo 2024

Los que transan no avanzan

por Carlos Urdiales

Parece un contrasentido si tanta información documenta lo contrario. Tenemos tatuado en nuestra piel social que sólo quienes transan, avanzan. No es cierto: robar y enriquecerse así no puede implicar avance alguno. Historias de políticos, funcionarios, compadres, empresarios, licitaciones y moches impiden tener una visión panorámica.


El estudio más reciente del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) documenta cómo las transas tan arraigadas en los ámbitos político y empresarial, mas no exclusivas de éstos, hacen que México no avance. Al contrario, al transar retrocedemos. No es una sentencia moralista, sino estadística. La corrupción nos cuesta 5 por ciento del PIB, algo así como 890 mil millones de pesos en los últimos 12 meses.


La ilegalidad compromete la supervivencia de las pequeñas y medianas empresas al colocarlas en desventaja por la falta de recursos para pagar gestores e intermediarios. Porque los sobornos para obtener un contrato representan 4.5 por ciento de su valor. El 63 por ciento de los empresarios considera que la corrupción forma parte de “hacer negocios”. Nuestro déficit más importante es el del Estado de Derecho, que existan y se respeten reglas, además de que haya certeza jurídica y seguridad pública.


La corrupción es nuestro principal enemigo público y dormimos con él. Afecta también nuestra competitividad económica, comercial, global. El estudio del Imco se denomina La corrupción en México: transamos y no avanzamos.


- Hablando de falta de certeza y planificación: SCT… A la SCT, la dependencia encargada de la infraestructura nacional, la certidumbre no la caracteriza. La cancelación del tren México-Querétaro, el repentino cambio de ruta de acceso del otro tren, el que vendrá desde Toluca y cuya pertinencia no está plenamente demostrada, excepto que toca el Estado de México, genera dudas sobre la calidad de planeación y la seriedad institucional, por decir lo menos.


Es válido suponer que proyectos de tal calado tienen detrás estudios profundos e integrales. Modificar el trazo por las protestas de vecinos de la delegación Álvaro Obregón y mandar, por lo menos al tren, a la barranca del río Tacubaya es un incentivo para la anarquía y la incertidumbre.


El proyecto del tren Toluca-México es un ejemplo de cómo “planean”, pero sobre todo de cómo se tira aquello que a los ciudadanos nos presentaron, hace poco, como algo supuestamente bien hecho.


Denle, pues, una segunda pensada al aeropuerto, al deprimido Mixcoac-Insurgentes, al corredor Cultural Chapultepec. ¿Quién quita? Por ahí va. Defensores de árboles y camellones, se les necesita para sacar a ese tren de la barranca. Quizá falta un incentivo mayor. Las quejas de vecinos opuestos a que el tren y la vialidad elevada corrieran sobre avenida Vasco de Quiroga, que además presumía un plan integral de reordenamiento urbano, triunfaron y los hicieron recular. Otra ruta, afectaciones a escondidas.


Corrupción: tema transversal, diferentes escenarios, mismas consecuencias.



Este artículo fue publicado en La Razón el 12 de Noviembre de 2015, agradecemos a Carlos Urdiales su autorización para publicarlo en nuestra página

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