jueves 18 abril 2024

Los partidos están de la patada, vean si no

por Arouet

A veces los partidos políticos se portan como los jugadores marrulleros del fútbol mexicano:

Morena, con René Bejarano en la media cancha, siente su liga, no juega limpio y tiene una porra que la pasa insultando al otro, liderada por John Ackerman. Por su parte Ricardo Anaya habla más de lo que juega y la pasa reclamando mientras lanza escupitajos y codazos, hasta a sus propios compañeros. Enrique Ochoa finge faltas y cada rato quiere anotar en fuera de lugar, y a pesar de ello recibe aplausos desde las gradas de parte de quienes creen que todo se vale con tal de ganar.

Los partidos pequeños nunca pelearán el campeonato pero son sucursales de otros equipos, como el PVEM con el PRI y hacen un muy buen negocio con jugadores que se ponen la playera que sea, como Ricardo Monreal o con otros mediocres que en esos equipos, como Nueva Alianza, son titulares; pienso en Gabriel Quadri, además de otro tipo de deportistas que ya están viejos y han estado en la cancha en varios equipos, así como el Loco Abreu, el Negrito Medina o el Maza Rodríguez, con varias escuadras (aunque ellos sí jugaron bien): ahí está Bartlett por ejemplo, un jugador que no se retira y está en la cancha gracias al oxígeno que recibe de sus compañeros.

También hay partidos pequeños que, como los equipos chicos, solo son fuertes en su plaza aunque a veces lo hacen mejor porque reciclan jugadores con cierta presencia y así logran entradas, como el Movimiento Ciudadano tan lleno o de jugadores que se sienten cracks aunque sólo son medianamente buenos para la gambeta y apantallan al villamelón, como Enrique Alfaro o El Bronco, igual de tronco que Carlos Hermosillo y Miguel Layún. Todos, claro, faulean, intentan engañar al árbitro, tiran escupitajos y siempre culpan al otro de sus resultados. Como en el fútbol, la política es un pésimo juego nada más que en el primer caso no pasa mucho y, en el segundo, la falta de talento nos perjudica a todos.

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