viernes 29 marzo 2024

López Obrador y su tigre amarrado

por Julián Andrade

La idea de que México es tierra bronca, dispuesta siempre a escalar en las tragedias, no es nueva; está arraigada en lo profundo de nuestro debate político.

Viene de muchas de las desdichas del pasado y de no pocas irresponsabilidades del presente.

En la Convención Nacional de Banqueros, que cada año se realiza en Acapulco, Guerrero, Andrés Manuel López Obrador, el candidato presidencial de Morena, volvió al tema.

“Si hay fraude, yo me voy a Tabasco y ahí les dejo el tigre, para que lo amarre quien lo soltó”, le dijo a una audiencia dedicada a los negocios y a la economía.

La premisa ya la conocemos: para que la elección sea limpia, tiene que ganar López Obrador, porque va 15 puntos arriba y sólo pueden detenerlo las malas artes de la mafia en el poder.

El tema es serio, porque está advirtiendo de lo que puede venir si el voto no lo favorece, como no lo ha hecho en dos ocasiones anteriores.

En Por una democracia sin adjetivos, Enrique Krauze escribió: “El tigre está amarrado con hilitos, decía Reyes Heroles. Un demócrata congruente no puede compartir esos supuestos. No fue Madero quien soltó al tigre: fue Díaz, que lo engañó en las urnas, y Huerta, que mató a Madero”.

Pero, a diferencia del siglo pasado, en la actualidad hay elecciones periódicas, el voto se cuenta y gana quien más sufragios obtiene. Contamos con el Instituto Nacional Electoral y las controversias son dirimidas en el Tribunal Electoral. En resumen, un esfuerzo de décadas.

No hay un tigre amarrado con hilitos, pero sí hay intereses dispuestos a subir el encono si las cosas no les favorecen.

Uno de los más grandes déficits de nuestra democracia, es que tenemos partidos que no han sido capaces de admitir nunca una derrota.

En democracia, ya se sabe, es indispensable que quienes participan en el juego lo hagan reconociendo a quien vence, porque de otra forma es un círculo vicioso.

La memoria es valiosa. En 2006 casi no hubo denuncias serias y presentadas de manera formal sobre el supuesto fraude. Las de carácter electoral se resolvieron en los conteos distritales y luego, en el Tribunal. Un ciudadano, en cambio, sintió lastimada su honra y lanzó un alegato ante los juzgados. Había sido funcionario de casilla y le parecía un insulto que se dijera que trucó el conteo de votos. Por cierto, era representante del PRD, el partido que postuló a López Obrador aquel año.

Es curioso que en la misma reunión con los banqueros, el líder de Morena reiteró que no hará grandes reformas, no habrá nuevos impuestos y que mantendrá la disciplina económica.

Quiere ser presidente, no hay duda; el problema es que quizá no está preparado para no serlo y por eso el tigre ruge de vez en cuando.


Este artículo fue publicado en La Razón el 12 de marzo de 2018, agradecemos a Julián Andrade su autorización para publicarlo en nuestra página.

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