jueves 28 marzo 2024

Lecciones

por Luis de la Barreda Solórzano

Desde la designación de la nueva titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) no ha habido un solo día en que no se publiquen en la prensa comentarios en los que se descalifica el procedimiento y se cuestiona la idoneidad para tan importante cargo de la designada.

Es que el episodio es infausto no sólo porque significa el jaque mate a una institución que se ha distinguido por su profesionalismo y su compromiso con la causa de los derechos humanos, sino por la estela de lecciones que deja.

a) En la terna había quedado un magnífico candidato, el jurista José de Jesús Orozco, expresidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Los senadores morenistas desecharon esa opción porque el candidato avaló, hace 13 años, como magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la elección de Felipe Calderón como Presidente de la República. Es decir, el motivo del rechazo fue que Orozco convalidó un supuesto fraude en esa elección, el cual nunca ha sido comprobado.

b) El Presidente de la República tiró línea: no un académico experto en derechos humanos, como los anteriores titulares de la CNDH, sino una activista que hubiera sufrido la violación de derechos. Éste es un punto particularmente interesante: el Presidente ha mostrado una extraña fobia a la academia, lo que le llevó a la asombrosa declaración de que quienes siguen preparándose en el extranjero tras obtener su título profesional lo hacen porque esos estudios les facilitan robar más en la administración pública. Creo que esa animadversión no puede sino provenir de inseguridad y envidia indisimulada a quienes se han superado profesionalmente.

c) El Presidente de la República reaccionó con furia a la recomendación de la CNDH sobre las estancias infantiles. No sólo resolvió no aceptarla, sino que la respondió calumniando a la institución al asegurar que había guardado silencio ante los abusos de poder de los gobiernos neoliberales. La CNDH no le gustaba al Presidente porque ha sido un organismo autónomo, porque fue creada por Carlos Salinas de Gortari, su bestia negra, y porque se atrevía a pronunciarse contra medidas de su gobierno, y ya se sabe que en el discurso oficial cualquiera que tenga esa osadía es un conservador que no merece respuesta argumentada sino tan sólo denuestos.

d) Si anteriormente desde el poder se transgredía la ley, se procuraba hacerlo sin que se notara, guardando la apariencia de legalidad. Cuando no era posible guardar esa apariencia, a regañadientes se acataba la ley. En cambio, esta vez la arbitrariedad fue flagrante, a plena luz del día, sin importar que todo el país notara la trampa. La designada no reúne los requisitos ni obtuvo el porcentaje de votos que exige la Constitución. No importó: se pasó por encima de la Ley Suprema, como suele ocurrir en las dictaduras.

e) Héctor Aguilar Camín calificó la tropelía como la captura de la CNDH (Milenio diario, 11 de noviembre). Ni el Presidente ni sus legisladores se van a conformar con esa aprehensión. “El siguiente golpe a las instituciones que impiden el absolutismo presidencial en México está anunciado y será contra el INE”, advierte Pablo Hiriart (El Financiero, 19 de noviembre).

Si en la designación de la titular de la CNDH actuaron sin pudor y contraviniendo abiertamente la legalidad, ¿qué pasará en los comicios de elección popular si el INE también es capturado? “Si se van a reír de sus embustes, si se burlan de la razón y de la ley, ¿a dónde podrían llegar? Preocupa el destino del árbitro electoral”, escribió Jesús Silva-Herzog Márquez (Reforma, 18 de noviembre).

f) Quienes se quejaron de fraude las dos veces que su candidato perdió la elección presidencial, sin pruebas que dieran verosimilitud a su queja, han cometido un innegable fraude, sin precedente en el Senado. Carlos Elizondo ha escrito: “No son iguales a sus antecesores, como le encanta decir a AMLO. Son peores. Un robo de votos en el Senado es inédito” (Reforma, 17 de noviembre).

Son peores: “… asaltar todas las instancias del Estado, no importa el costo, incluido mofarse de la legalidad”, acusa Federico Reyes Heroles (Excélsior, 18 de noviembre). Ningún legislador de Morena votó contra el atropello. Ningún funcionario, ningún dirigente, ningún militante de ese partido ha pronunciado una sola palabra condenándolo.


Este artículo fue publicado en Excélsior el 21 de noviembre de 2019, agradecemos a Luis de la Barreda Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

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