En febrero de 2006, invitado por el entonces presidente del PAN, Manuel Espino, para participar en una conferencia en la sede de ese instituto político, el expresidente de España, José María Aznar, expresó su deseo de que Felipe Calderón fuera el nuevo presidente de México.
Integrantes de la coalición Por el Bien de Todos, que postulaba a Andrés Manuel López Obrador como candidato a la presidencia se pronunciaron inmediatamente en contra de la intromisión extranjera en el proceso electoral mexicano. Desde los medios afines al candidato también: por ejemplo, La Jornada del 23 de febrero de aquel año decía en su portada: “Tibio jalón de orejas a Abascal y PAN”.
El 29 de junio 2018, prácticamente a las puertas de la elección presidencial, la expresidenta de Argentina, Cristina Kirchner; Pablo Iglesias, dirigente de la organización política española Podemos; Jean Luc Melenchón, del Partido Socialista de Francia; el excandidato presidencial de Colombia, Gustavo Petro y el expresidente de ese país, Ernesto Samper, entre otros personajes, utilizan sus cuentas de redes sociales para enviar sendos mensajes de abierto apoyo a López Obrador. Y quienes hace 12 años protestaban por la intromisión extranjera hoy están felices por ella.
Que el pronunciamiento se haga en México o que se haga a la distancia en el ciberespacio, no hace diferencia. Es una intromisión extranjera y punto. Con el elemento adicional de que estamos en “veda electoral” y quienes apoyan al candidato mencionado saben que reproducir los mensajes es una forma de hacerle promoción.
