jueves 28 marzo 2024

La fautoría de AMLO

por Jesús Ortega Martínez

Es, guardando tiempos, circunstancias y proporciones, el mismo comportamiento de Francisco Franco cuando se asumía “caudillo de España por la gracia de Dios”.

AMLO violenta la ley electoral con descaro y lo hace en consideración de que les ha tomado la medida a los integrantes del Consejo General del INE, que, meciéndose en su correspondiente hamaca, observan a AMLO violentar, una y otra vez, la ley.

Otra muestra de su descaro: para que se pueda participar en una precampaña se deben tener competidores dentro de su partido o coalición, pues resulta obvio que un candidato único a cualquier cargo de elección no tiene justificación legal ni política para hacer precampaña o campaña. Siendo AMLO candidato presidencial único, indivisible, indiscutible dentro de las filas de su movimiento, no tendría por qué participar en una precampaña. Sin contendiente en Morena, AMLO será indefectiblemente su candidato presidencial.

¡Pero no! Contra la deducción elemental y contra toda razón, el candidato único de Morena se registrará como precandidato y hará jocosa campaña en contra de un animador de fiestas. ¿Quién será éste? No tengo idea, pero seguramente inventará a un precandidato, el cual actuará como bufón de la corte obradorista, para montar una nueva farsa. ¡Menudo lío será encontrar a ese personaje que actúe como patiño de López Obrador!

Pero la mayor muestra de desfachatez de López Obrador es la de registrar su precandidatura el 12 de diciembre. Lo hace ese día para descaradamente utilizar el símbolo religioso que significa la Virgen de Guadalupe y, con ello, reincide en utilizar políticamente los sentimientos y las convicciones religiosas de la gran mayoría de los mexicanos. Ésta es una vulgar estratagema de muchos políticos y éste es el caso, en grado superlativo, de Andrés Manuel López Obrador. Morena, como se sabe, es como se le conoce popularmente a la Virgen del Tepeyac, es decir, a la Virgen de Guadalupe. Esto no es sólo resultado de su fanatismo religioso, sino también de un cálculo político astutamente seleccionado.

En una entrevista concedida a Carmen Aristegui, y después de una larga exposición sobre la Biblia, el Antiguo Testamento, Abraham y Josué, llega Andrés a la conclusión de lo poderosos que son los símbolos religiosos para los mexicanos. “Una vez vi una encuesta muy interesante, los símbolos, para los mexicanos lo más importante es la Virgen y luego [Benito] Juárez” (Redacción, SinEmbargo, 2011).

No sé si la encuesta sea verídica o sea uno de sus inventos para engañar incautos, pero lo que sí es verdad es que su chapucera utilización de la Virgen de Guadalupe para propósitos político-electorales agrede a los mexicanos que, en el uso de su libertad, practican algún culto religioso. AMLO violenta la Constitución y agrede las bases del Estado laico, que son las principales en las que se sustenta nuestra nación. Pero sorpréndanse, pues también agrede principios religiosos, especialmente de la Iglesia católica.

Veamos lo siguiente: el estandarte de la Virgen de Guadalupe ha sido utilizado, a lo largo de nuestra historia, como causa religiosa y, desde luego, como instrumento político. “El mito y la realidad se mezclan cuando de relatar sucesos épicos se trata. De esta manera, las narraciones sobre el inicio de la Independencia señalan, generalmente, que en la madrugada del 16 de septiembre de 1810 Miguel Hidalgo tomó de su parroquia, en Dolores, el estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe, con la que arengó a la gente. Sin embargo, el historiador Jacinto Barrera Bassols asegura que el famoso estandarte de Hidalgo ‘no existió, fue un invento de Manuel Abad y Queipo, arzobispo de Michoacán, con el fin de acusar al cura de Dolores de fautoría (utilizar los símbolos religiosos con objetivos deleznables), que era uno de los delitos eclesiásticos más castigados’ (Redacción, Proceso, 2010)”. “El estandarte de Hidalgo no existió”: Jacinto Barrera.

En Morena, el elemento conceptual en sus principios políticos son el del bien y el mal y, por lo tanto, nadie podrá negar que están cubiertos de una profunda religiosidad. Para AMLO, según la entrevista con Aristegui: “Es necesario un código moral: impulsar eso y llegar a la conclusión de que sólo siendo buenos podemos ser felices. Ésta es nuestra doctrina”, explicó.

Dice José Antonio Crespo en su libro Contra la historia oficial que: “Muchos teóricos de la política, como lo fue Maquiavelo, han visto la contradicción esencial entre la práctica del cristianismo y el ejercicio del poder (…). Recomendaba, por tanto, el historiador florentino a los ciudadanos deseosos de llevar una vida piadosa alejarse del poder tanto como les fuese posible, pues la política, para ser exitosa, exige de medios contrarios a los predicados por el hijo de Dios”.

Aprovecharse del simbolismo de la Virgen de Guadalupe para alcanzar el poder político no es de alguien piadoso; es contrario al evangelio cristiano, a la política y a las leyes de nuestro país.


Este artículo fue publicado en El Excélsior el 28 de noviembre de 2017, agradecemos a Jesús Ortega Martínez su autorización para publicarlo en nuestra página.

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