jueves 28 marzo 2024

La diversidad indispensable

por Teresa Gurza
Etcétera

De no haber sido porque temí las amenazas de los ciclones Andrés y Blanca, hubiera pasado el 5 de junio Día mundial del Medioambiente, contemplando la belleza del mar azul de Ixtapa y pensando en todos los seres vivos que lo habitan.

Además de hermoso y lleno de vida, el mar es sustento de cientos de millones de habitantes en todo nuestro planeta; y según reporte del boletín de vinculación con los egresados de la UNAM, mil millones de personas dependen de la diversidad marina.

En el comunicado se asienta que con motivo del Día Internacional de la Diversidad Biológica, -celebrado este 22 de mayo- la ONU informó que otros mil 600 millones dependen de los bosques.

El boletín indica que Fernando Álvarez Noguera, investigador del Instituto de Biología de la UNAM, explicó que el acceso al agua, suelos fértiles, alimentos y turismo, debe estar sujeto a un manejo ambiental basado en el equilibrio y la conservación de los ecosistemas; porque solo así se logrará, la sostenibilidad del planeta.

“Existe una controversia entre el llamado progreso y la conservación; dilema que debería estar superado y atendido con políticas públicas inteligentes, que ayuden a mantener un equilibrio entre la explotación de recursos naturales y la preservación del ciclo del agua, de los suelos fértiles, los alimentos, la variabilidad genética de muchas especies animales y vegetales que consumimos e incluso para el sustento de sitios turísticos, que sólo así seguirán con la generación de ganancias”, dijo.

Y advirtió que la degradación del planeta y la pérdida de biodiversidad, amenazan el sustento de más de mil millones de personas que viven en zonas secas y subhúmedas; y que el destino de la humanidad depende de la riqueza y variedad de los seres vivos, que son esenciales para el desarrollo sostenible, el bienestar de los humanos, y la reducción de la pobreza.

Biólogo y doctor en zoología, Álvarez Noguera dijo que todos los organismos que viven en el planeta, colaboran a la regulación de los ciclos de nutrientes y del agua; además de proveer una serie de servicios que ahora llamamos ambientales.

Y que si por ejemplo un gran cultivo de truchas sufre una enfermedad y se pierde, para repoblarlo se requiere de individuos silvestres, pero si ya acabamos con ellos en su hábitat natural, no se podrá volver a contar con esa especie; “en la naturaleza no hay marcha atrás”.

Lo mismo pasa con el maíz, del que se están estudiando muchas variedades silvestres para mejorar los cultivos; “eventualmente se tienen que renovar estos últimos con aquéllas, pero si ya no están en la naturaleza, hasta ahí llegamos con ese alimento ancestral”.

Respecto al ciclo del agua, fundamental para la vida en el planeta, detalló que la vegetación captura el líquido y propicia la formación de cuencas de captación que con los ríos y manantiales, gracias a las cuales está disponible.

Y que al deforestar la cobertura vegetal, el recurso se evapora y se pierde, el suelo se seca y se rompen ciclos importantes: ya no se regulan las partículas que vuelan en el ambiente, deja de generarse humedad y lluvia y se interrumpe la captación de agua para los acuíferos.

Explicó que actualmente contamos con agua en las casas, pero que si se continúa con la deforestación de cuencas de captación, como ocurre en el Valle de México, el líquido desaparecerá y no habrá dinero suficiente para pagarlo.

Puso como ejemplos, lo que pasó al construirse la nueva obra vial Supervía Poniente, que en el Distrito Federal conecta a Santa Fe y el Desierto de los Leones, porque significó una gran devastación que afectó lo poco que quedaba de la zona de captación del Valle de México, y eso redundará en menos recursos de agua para la ciudad.

Y lo sucedido con la reciente creación de un campo de golf sobre un cenote en la Riviera Maya; porque esa caverna que capta agua de manera natural y forma redes de ríos subterráneos, se contaminará con al menos 20 fertilizantes agroquímicos que el pasto requiere para estar verde todo el año.

Lo que indica que aunque hay avances en la materia, falta poner en marcha políticas públicas que apoyen el desarrollo sin que eso signifique la destrucción de los ecosistemas naturales y de los aportes vitales que nos otorgan.

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