viernes 19 abril 2024

La Crisis y Chico Che en Palacio

por Mariana Moguel Robles

Esta semana volvió a cobrar relevancia el nombre de Francisco José Hernández Mandujano, mejor conocido como Chico Che, y referente filosófico del presidente López Obrador cuando se trata de ahondar en las problemáticas de la vida nacional. Chico Che es un músico mexicano nacido el siete de diciembre de 1945 en Villahermosa, Tabasco. En 1966 ingresó a Los Temerarios de Tabasco, y en 1967 incursionó en la música tropical y la cumbia, uniéndose al grupo Los Bárbaros. En 1968 fundó La Crisis, y con ellos participó en cinco películas: Despedida de Soltero (Esta Noche Cena Pancho), Taquito de Ojo, Huele a Gas, Duro y Parejo en la Casita del Pecado y Delincuente —esta última al lado del cantante y actor Pedro Fernández.

Está de más citar el número de veces que el Mandatario ha recurrido a ciertas piezas musicales para distender los ánimos durante sus conferencias matutinas. Para efectos de este comentario, basta señalar que el pasado miércoles veinte de julio, los asistentes a su conferencia disfrutaron del ritmo del mencionado músico tabasqueño a través de su tema ¡Uy, qué miedo!: Que el dólar va para arriba, y el peso sigue bajando / Uy qué miedo, mira como estoy temblando / Uy qué miedo, mira como estoy temblando. / La canasta va pa’ arriba … 

FOTO: PRESIDENCIA/CUARTOSCURO.COM

El tema musical fue una buena válvula para desfogar la presión presidencial ante los cuestionamientos de la prensa sobre los asuntos coyunturales: primero, la visita de López Obrador a Washington D.C., durante la cual se reunió con el presidente Joe Biden y con la vicepresidenta Kamala Harris para tratar temas comunes en materia fronteriza y económica; el siguiente asunto, la detención de Rafael Caro Quintero (objetivo prioritario para la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos, por sus siglas en inglés), y, por supuesto, el tema derivado: el desplome del helicóptero que transportaba al grupo de elementos de la Secretaría de Marina Armada de México participantes en el operativo. 

Las voces de diversos analistas coinciden en una máxima: “en política no hay coincidencias”, y en diversos tonos y profundidades han subrayado no sólo las diversas incongruencias en la narrativa del gobierno mexicano, posterior a la visita presidencial a Washington, así como los claroscuros de la detención y el freno a la extradición de Caro Quintero, amén de las inconsistencias para explicar con claridad el desplome de la aeronave de los marinos. 

Como nota al margen, es preciso señalar que la inflación en México ha llegado a niveles históricos, casi 8% (al cierre de junio de 2022 se ubicó en 7.99 por ciento), de acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). Productos como la tortilla, la carne, el limón, el jitomate y el chile han aumentado su precio hasta trescientos por ciento.

Aunado a lo anterior, el gobierno de los Estados Unidos dio a conocer que solicitará consultas en el marco del TMEC (Tratado comercial entre México Estados Unidos y Canadá), en virtud de que considera que México aplica políticas energéticas violatorias del acuerdo. 

Una autoridad en la materia, Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía del sexenio pasado, negociador del tratado original (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés), ha dicho que “Desde hace más de un año tuvimos diversas alertas por medio de las visitas de funcionarios americanos de todos los niveles, Kamala Harris, John Kerry, José W. Fernández, etc.; pero nos cerramos a escuchar sus argumentos”. También advierte que cambiar las reglas del juego de forma unilateral puede llevarnos a consecuencias inimaginables, y subraya que “Miles de empleos de mexicanos están en riesgo. No generemos mayor incertidumbre, ni arriesguemos empleos en el sector exportador mexicano en medio de una economía con escaso crecimiento y que enfrenta las consecuencias de una inflación que daña a los más vulnerables”. 

Las palabras del exsecretario de Economía encienden las alertas ante un posible escenario devastador que tendría mayor repercusión en la calidad de vida de los mexicanos que menos tienen. No obstante, pese al pronóstico pesimista, Ildefonso Guajardo hace una propuesta: “Afortunadamente los paneles de controversias nos dan la oportunidad de corregir el rumbo, de sentarnos a dialogar de forma responsable con nuestros principales socios comerciales”. 

Dicho lo anterior, es necesario recordar que, hace unos días, el presidente Andrés Manuel López Obrador nos obsequió en su conferencia matutina una frase que no hace sino acelerar el pulso nacional por ser totalmente inapropiada e inoportuna: “Ánimo, que lo mejor es lo peor que se va a poner”. 

FOTO: MARTÍN ZETINA/CUARTOSCURO.COM

En México imperan violencia, feminicidios, ejecuciones, secuestros, desabasto de medicinas, devastación de la selva por la construcción del Tren Maya (uno de los proyectos emblemáticos del régimen junto al Aeropuerto Felipe Ángeles y la Refinería Olmeca en Dos Bocas, cuya construcción fue blindada tras ser declarada  asunto de seguridad nacional), escasez de agua, desempleo, destrucción de las instituciones, acoso permanente al Instituto Nacional Electoral (INE) y periodistas, opacidad en las adquisiciones del sector público, cambio climático o la transición hacia energías limpias, entre muchos otros temas que son desatendidas por el gobierno. Definitivamente, los mexicanos no estamos para frases crípticas ni juegos de poder.

Usted que está leyendo estas líneas considere lo mencionado arriba. Dese el tiempo de analizar los diversos escenarios políticos, su complejidad e interconexión, y saque sus propias conclusiones. Desapasiónese y pregúntese fríamente si el país está siendo gobernado de la forma correcta. Apóyese en la realidad, en la evidencia. Olvide sobre la silla su playera soberanista y recree en su mente el momento sublime en que nuestro presidente dijo: “Vamos a terminar con eso de que nos van a llamar a cuentas para que expliquemos la política energética de nuestro país, que nos tiene muy preocupados, a ver si consigues a mi paisano Chico Che y ponemos esa de ‘Uy qué miedo’ y la ponemos”. 

Ahora sienta el ritmo, olvídese de todo. No sea mal pensado, la melodía no es una burla ni una provocación del presidente para nuestros principales socios comerciales. Tampoco es una forma de infantilizar los temas que merecen seriedad absoluta, mucho menos un distractor (como los que nos regala diariamente el gobierno). De ninguna manera México es gobernado al ritmo de los setenta y ochenta. Piense que “vamos bien” …  y déjese llevar: Uyuyuy qué miedo / uyuyuy qué miedo / mira cómo tiemblo / que bailar casi no puedo…

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