jueves 28 marzo 2024

AMLO. Los medios deben ser un contrapeso

por Sergio Anzaldo Baeza

los Imperios y los Estados están
hechos de palabras: son hechos verbales

Octavio Paz

En las democracias el terreno estratégico donde se despliega la lucha política es la mente de los ciudadanos. Las batallas más cruentas se dan para persuadirlos de que uno representa la mejor y más conveniente opción política, a costa del prestigio y posicionamiento de los adversarios. El objetivo final es generar corrientes mayoritarias de opinión que así lo crean para que, llegado el momento, voten a favor de uno y hacerse con el poder. Nos guste o no, en una democracia quien tiene más saliva traga más pinole.

Al día de hoy, el único político en el país que parece tener saliva en abundancia es AMLO. En lugar de seguir el sabio ejemplo de Fox en el 2000 que, una vez lograda la hazaña política de sacar al PRI de los Pinos, contrató a los mejores head hunters para integrar su gabinetazo y tomó sus merecidas vacaciones, AMLO no ha dado tregua a la opinión pública nacional ni internacional.

A dos semanas de ser electo por poco más de la mitad de los electores, AMLO y su equipo prácticamente han definido toda la agenda mediática en tres ámbitos básicos: el temático, el temporal y el simbólico.

Foto: Cuartoscuro

En cuanto a la colocación de los temas de discusión en medios, a diferencia del sigilo político con que se cocinó el Pacto por México hace seis años, ya causó revuelo con su agenda legislativa de 12 puntos que, sin duda, se aprobarán de manera inmediata a partir del primero de septiembre de 2018; ya rebasó la discusión de la legalización de la mariguana con la de la amapola; ya generó expectativas en todas la entidades del país con su plan de descentralización y el nombramiento de sus 32 enlaces entre los gobiernos de los estados y la presidencia; a todos los medios los trae pendientes con su propuestas de amnistía, centralización de las compras públicas, becas para los ninis, desaparición de las áreas de comunicación social de las dependencias federales y así todos los días va definiendo la agenda pública y publicada en los medios.

Desde que informó que tendría un encuentro con el Presidente Peña el martes siguiente a la elección, porque el lunes iban a estar muy cansados debido al festejo de su triunfo, no ha dejado de marcar tiempos, ritmos y estrategias para administrar sus apariciones en los medios de comunicación. En estas dos semanas ha determinado el día, la hora, el sitio y la modalidad para la difusión de sus ideas, proyectos y nombramientos. Todos han bailado al son que AMLO ha querido tocar.

A nivel simbólico en sus primeras dos semanas ha enfatizado su mensaje de cambio con dos decisiones estratégicas: tener su primer encuentro con el Presidente Peña en Palacio Nacional, gracias a lo cual el talento nacional para producir memes volvió a tener un magnífico pretexto, y su empecinamiento en recibir a la delegación del gobierno de Estados Unidos en su casa de campaña de la colonia Roma, reivindicando su legitimidad por encima de toda consideración a la seguridad, presunción y comodidad de funcionarios extranjeros.

A dos semanas de haber ganado la elección, la imaginación política de AMLO ha configurado un México diferente en la cabeza de los mexicanos y ha logrado atrapar en su mundo, en sus hechos verbales diría Paz, a políticos, partidos, gobiernos, medios empresarios, organizaciones no gubernamentales. La fuerza y pertinencia de su narrativa reside en su capacidad de delinear un México que sólo existe en su imaginación como posibilidad. Y no hay que olvidar que esta es, justamente, la dimensión de la política entendida como el arte de lo posible. Hay que entender que AMLO llegó a hacer política, no llegó a aprender a administrar las dependencias y organismos del gobierno federal.

Mientras sus adversarios no se reconstituyan y cambien su perspectiva crítica para comprender esta batalla mediática, AMLO seguirá dominado sin contrapeso alguno. Es preciso que entiendan que la gente no quiere ni está dispuesta a dejar de soñar. La ausencia de contrapesos mediáticos a AMLO no es una buena noticia para el país y tampoco para su gestión que en los hechos arranca hasta el primero de diciembre, pero que en términos discursivos arrancó la noche del primero de julio. Como bien decía Don Jesús Reyes Heroles, lo que resiste apoya y AMLO también necesita apoyos. De otra manera corre el riesgo de caerse para arriba.

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