jueves 28 marzo 2024

Jóvenes en rebeldía hacia el 2024

por Mariana Moguel Robles

Para mi querida Fanny Meraz

Con fines estadísticos, la Asamblea General de las Naciones Unidas definió “juventud” como la cohorte de edades entre los 15 y los 24 años, esto en el marco de la celebración por el Año Internacional de la Juventud en 1985. No obstante, reconoce que “no existe una definición internacional universalmente aceptada del grupo de edad que comprende el concepto de juventud… sin perjuicio de cualquier otra definición hecha por los Estados miembros… Todas las estadísticas de la ONU sobre la juventud se basan en esta definición, como se refleja en los anuarios estadísticos sobre demografía, educación, empleo y salud publicados por todo el sistema de las Naciones Unidas”.

De tal forma que las personas menores de 14 años se consideran como “niños”; sin embargo, el artículo 1 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño define a los “niños” como personas de hasta 18 años, con el propósito de que la Convención otorgara protección y derechos a un grupo de edad lo más amplio posible, debido a que no existía en ese momento un documento específico sobre los derechos de los jóvenes.

En su artículo El concepto de juventud (The Concept of Youth), el doctor Juan Antonio Taguenca Belmonte (Revista Mexicana de Sociología vol. 71, no.1, Ciudad de México, ene./mar. 2009) señala, entre otros aspectos sobre la validez teórica del rango de edad como categoría definitoria de la juventud que “sólo atender a la problemática del rango de edad nos remite a una dimensión cuantitativa de lo joven fácilmente solucionable a través de la convención. Sin embargo, nos oculta lo realmente sustancial de la problemática de la separación de lo joven y lo adulto: la difícil construcción de la juventud como identidad independiente y autoconstitutiva de sí misma”.

En su artículo, el profesor considera dos ejes centrales: la contraposición joven-adulto, que supone dos tipos ideales de juventud: la autoconstruida y la construida por los adultos. El otro eje está conformado por tres categorías: la segmentación, la cultura y el mundo de la vida. El primero sirve para conformar a la juventud como rebeldía hacia las instituciones adultas; el segundo para vislumbrarla como subcultura enfrentada a la cultura dominante, y el tercero para establecer las consecuencias para la sociedad de una juventud autoconstruida.

En México, como en otros países, la edad límite del concepto “joven” es definida en función del momento en que son tratados como adultos frente a la ley, la llamada “mayoría de edad”  que se alcanza a los 18 años. 

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), actualmente existen en el mundo 1,200 millones de jóvenes de 15 a 24 años, es decir, el 16% de la población. En 2030 (fecha límite para los Objetivos de Desarrollo Sostenible u ODS), habrá casi 1,300 millones de jóvenes, lo que significa un aumento de 7%.

La ONU señala que “a medida que los jóvenes exigen más oportunidades y soluciones más justas, equitativas y progresivas en sus sociedades, se necesita abordar con urgencia los desafíos a los que este sector poblacional se enfrenta (el acceso a la educación, la salud, el empleo y la igualdad de género…)”.

De acuerdo con el documento del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicado en agosto de 2016: Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Juventud (15 a 29 años). 12 de agosto, en la Ciudad de México en 2015 residían 2.1 millones de jóvenes de 15 a 29 años (23.7% de la población total del país). El 39.5% de jóvenes de 20 a 24 años tenía algún grado aprobado de educación superior, y en el grupo de 25 a 29 años el 45.5% lo poseía.

De acuerdo con cifras de 2018 del Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE), en México vivían cerca de 40 millones de jóvenes (12 a 29 años, el 31.4% de la población), y casi el 50% del total de jóvenes vivía en situación de pobreza, y había sido discriminado o violentado en sus derechos. 

De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda 2020 elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), “en México habitan 31 millones de personas de 15 a 29 años, que representan el 25% del total de la población del país. Por grupos de edad, 10.8 millones tienen entre 15 y 19 años, y representan 35% del total; 33% (10 millones) están en el grupo de 20 a 24 años, y 32% (9.9 millones) entre 25 y 29 años”.

Fuente: INEGI. Censo de Población y Vivienda 2020, cuestionario ampliado. Base de datos.

La ONU señala que “los jóvenes pueden ser una fuerza positiva para el desarrollo cuando se les brinda el conocimiento y las oportunidades que necesitan para prosperar. En particular, los jóvenes deben adquirir la educación y las habilidades necesarias para contribuir en una economía productiva, y necesitan acceso a un mercado laboral que pueda absorberlos en su tejido”.

De acuerdo con el documento Migración y Salud. Jóvenes inmigrantes mexicanos en Estados Unidos (Secretaría de Gobernación/Consejo Nacional de Población, México, D.F., 1ª edición, octubre 2012): “En los últimos años, la migración mexicana a Estados Unidos ha experimentado profundas transformaciones. El flujo migratorio ha cambiado su volumen, modalidades, composición étnica, diversidad por grupo de edad, sexo, y lugares de origen y destino. Estos cambios también incluyen la participación de niños, adolescentes y jóvenes, quienes han emigrado en compañía de sus padres e, incluso, en busca de nuevas oportunidades de trabajo para ellos mismos. Aunque los jóvenes siempre han formado parte de los flujos migratorios que se dirigen a Estados Unidos, actualmente constituyen una parte importante de la población mexicana que cada año se incorpora a la sociedad estadounidense y, de manera significativa, al mercado laboral, en el que se concentra en ciertas industrias fundamentales para la competitividad global de Estados Unidos. De los 11.6 millones de mexicanos que viven en la Unión Americana, poco más de tres millones son jóvenes de entre 12 y 29 años”.

Fuente: Estimaciones del CONAPO con base en U.S. Census Bureau, Current Population Survey (CPS), marzo de 2010.

Es importante destacar que, con miras a la candidatura presidencial para la elección de 2024, la oposición deberá concentrarse no sólo en este y los múltiples aspectos de la problemática juvenil, también en la incorporación de las y los jóvenes y en la conformación de cuadros frescos, preparados y ansiosos por participar activamente en la reconstrucción y relanzamiento del mejor modelo de país.

La política mexicana requiere de rostros nuevos que surjan de la generación de oportunidades para los jóvenes en el interior de los partidos; también de líderes naturales en el trabajo de campo, para fortalecer cuadros políticos con ideas y actitudes renovadoras, ni sumisas ni adoctrinadas. Será definitivo y palanca de futuro que las estructuras políticas vigentes escuchen y promuevan las voces nuevas. 

En definitiva, México es de todos los mexicanos, pero es preciso que, en medio de la transición generacional tan postergada, en la política se empiecen a abrir espacios cada vez más significativos para dar cabida a las ideas nuevas en el marco de la vertiginosa transformación del mundo globalizado.

México requiere de sus jóvenes o corre el riesgo de ser devorado por los anacronismos en boga, pero necesita fortalecer su sangre nueva: garantizar alimentación para ellos y sus familias; servicios de salud dignos y de calidad; educación de calidad acorde con el mundo; oportunidades de desarrollo en los ámbitos educativo y laboral, y promover su integración en el concierto mundial.

Las nuevas generaciones quieren romper con el estigma de que la aspiración máxima del mexicano menos favorecido es convertirse en mano de obra; quieren construir un México que sólo han podido idealizar. Hay poco tiempo para las elecciones de 2024. La oposición deberá aprovechar la dignidad distintiva de los jóvenes mexicanos, su rebeldía y su ambición por construir el país que desean para ellos y para sus familias.

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