viernes 29 marzo 2024

IFT: vender la incompetencia como logro

por Gerardo Soria

La semana pasada, cuatro de cinco comisionados del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) liberaron al agente económico preponderante en telecomunicaciones (AEPT = América Móvil, Telmex y Telcel) de la regulación asimétrica en la provisión del servicio mayorista de acceso indirecto al bucle (SAIB) en los 52 municipios más ricos del país. El SAIB es el acceso por el que las empresas mayoristas de Telmex ponen a disposición de sus competidores capacidad de transmisión entre el usuario final y alguna de las centrales de éstos, con lo que la competencia puede prestar el servicio minorista de acceso a banda ancha. La idea detrás de la desagregación es que es económicamente ineficiente instalar redes paralelas y redundantes cuando el AEPT puede ofrecer servicios mayoristas para que haya competencia en el mercado al usuario final.

El argumento del IFT para liberar prematura y apresuradamente al AEPT del control tarifario en el SAIB parte de una falacia: nadie lo usa. A decir del propio IFT, el AEPT “reportó un total de 1 mil 453 SAIB de los casi 22 millones” de clientes de banda ancha fija, “es decir, una cifra marginal respecto a los ofrecidos en el país. De dichos servicios, solamente 205 se encuentran en los 52 municipios en los que se aplicará la libertad tarifaria al AEPT, de los cuales solo 5 han sido contratados por las empresas que ofrecen banda ancha fija”. Estos números dieron lugar a que una columnista formulara: “Con un efecto económico ridículo, llama la atención el ruido que se hizo en torno a la resolución”. Le explico el porqué del ruido.

En entrevista de radio, el presidente del IFT señaló que “si tomamos en cuenta que […] esos operadores fijos [lograron], en estos 52 municipios, exclusivamente 5 servicios de SAIB de Telmex, de las millones de líneas que tiene Telmex en estas localidades, nos damos cuenta que no ha jugado en contra de la competencia, no jugó para el crecimiento enorme que tuvieron estos otros actores, y, por tanto, no podría jugar a futuro”.

Para el IFT, el hecho de que Megacable, Televisa y Total Play sólo hubieran contratado 1,453 SAIB en un universo de 22 millones de clientes, significa que a nadie interesa esta medida. La realidad es muy diferente: el hecho de que sólo se haya desagregado el 0.0066% de los accesos a banda ancha fija demuestra, simplemente, que las tarifas impuestas por el IFT para el SAIB estaban tan arriba de costo que los competidores prefirieron instalar sus propias redes paralelas antes que usar los servicios mayoristas de Telmex. Además, tan solo en el último año, Telmex rechazó u objetó más del 80% de las solicitudes de servicio que le fueron presentadas, sin que el IFT hiciera absolutamente nada ante los cientos de quejas promovidas por los competidores.

Por otro lado, el IFT parece contento con un mercado en el que hay sólo cuatro operadores en las ciudades más ricas, y para ellos esto es competencia efectiva. Con una desagregación eficiente, podría haber cientos o miles de empresas que presten servicios de banda ancha a los clientes, compitiendo a través de su arraigo regional, su cercanía y celeridad en la atención al usuario y, por supuesto, en precio. No vamos a resolver el problema de concentración en el país si el regulador no deja de pensar en oligopolios perfectos y empieza a poner atención en un mercado verdaderamente abierto y competido.

El AEPT ha dicho que esta medida no aumentará los precios al usuario (y estoy de acuerdo en el corto plazo). Su objetivo no es ese, sino estrangular los márgenes entre sus servicios mayoristas y los servicios minoristas para asfixiar a la competencia y bloquear el acceso a nuevos competidores que pretendan usar la desagregación de su red como insumo.

Así es que no pretendan vendernos la idea (al más puro estilo de la 4T) de que su propia incompetencia y negligencia han creado mercados competitivos en las ciudades más ricas del país. Lo que debió de hacer el IFT es imponer tarifas atractivas para el SAIB y verificar de manera constante y prioritaria su cumplimiento, y no dar pasos para atrás en beneficio exclusivo del AEPT.


Este artículo fue publicado en El Economista el 11 de agosto de 2021. Agradecemos a Gerardo Soria su autorización para publicarlo en nuestra página.

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