jueves 25 abril 2024

Haz a un lado el miedo y alcanza tus metas este Año Nuevo

Cada Año Nuevo las personas nos hacemos promesas sobre lo que pretendemos lograr en el nuevo ciclo. Algunos los llamamos “sueños” y otros se refieren a ellos como “propósitos”. Solemos tener metas recurrentes tales como hacer deporte, aprender un nuevo idioma, viajar, dejar algún vicio, pasar más tiempo con nuestros seres queridos, crear un nuevo negocio e inclusive el cumplir los propósitos se vuelve un propósito en sí.

Hay quien alcanza sus metas con éxito, hay quien empieza con entusiasmo y al cabo de unos meses las deja de lado y hay a quién sólo le dura el gusto unos días. ¿Qué pasa?, ¿por qué muchas veces no se logran nuestras metas?, ¿por qué las hacemos a un lado?, ¿por qué no se cumplen? Hay una palabra que lo resume todo: miedo. No tenemos mala suerte, tenemos miedo, mucho miedo.

Sabemos algunas cosas sobre el miedo; por ejemplo, cómo se siente y que lo estamos padeciendo, pero ¿qué es? El miedo es una emoción causada por la percepción de un peligro o una amenaza, lo que ocasiona un cambio en nuestras funciones metabólicas y orgánicas. Nuestros miedos pueden surgir en respuesta a algo que ocurre en el presente, algo que ocurrió en el pasado, en anticipación a una amenaza futura o pueden originarse por la experiencia que vivió alguien más. Hay miedos que son útiles y otros que no lo son. Entender esto es algo fundamental.

Existe el “miedo sano”, el cual nos ayuda a discernir entre situaciones seguras y peligrosas;  lo necesitamos para nuestra supervivencia y protección. En contrapartida, el miedo que obstaculiza nuestra posibilidad de vivir una vida plena es un “miedo ilógico”, el cual solo nos paraliza.

El primer paso hacia una vida plena consiste en identificar los miedos y clasificarlos. Se tienen que conocer y, posteriormente, sugiero externarlos mediante la escritura, ya que ese simple acto los hará más tangibles, lo que ayudará a identificar cuales son “sanos” y cuales son “ilógicos”. Recomiendo tomar unos minutos, hacer conciencia y escribir una lista de esos miedos. Esto brindará mucha claridad sobre qué tipo de miedos predominan en nosotros.

El miedo, los miedos, se alimentan de la inactividad y nos impiden sacar lo mejor de nosotros mismos. Quedamos atrapados en el “después”, en el “no era para mi”, o en el “no puedo” y, por lo tanto, muchas veces desaprovechamos las oportunidades que se nos presentan.

Debemos hacer los ajustes necesarios para alcanzar nuestros objetivos. Se trata de “accionar”, de cambiar de perspectiva. Podemos empezar por preguntarnos ¿qué podríamos hacer hoy si no tuviésemos miedo? Si elimináramos esos miedos que anotamos hace unos momentos ¿cómo cambiaría nuestra realidad? Esto se denomina “re encuadrar”; es decir, observar la situación desde un ángulo diferente. Las preguntas llevan al cerebro a buscar posibles soluciones, mismas que nos pueden dar la oportunidad de ver lo que es real, hacer a un lado pensamientos o creencias que nos limitan y de esta manera tener una nueva visión y empezar a efectuar pequeños cambios. Los cambios pueden ser pequeños pero constantes. La constancia es las que nos lleva a los grandes cambios y a cumplir eso que queremos.

A veces el miedo no se siente como tal. Quedarse en un estado de confort es perjudicial si se hace para evitar un reto más grande. Muchas veces nos auto boicoteamos y nos quedamos en la comodidad por miedo a los desconocido y/o a la incertidumbre. Sería entonces bueno que nos preguntáramos ¿dónde nos queremos ver en 5, 10 ó 15 años?, ¿elegiríamos la comodidad en vez de la curiosidad?, ¿qué nos provoca entusiasmo? Si no tuviéramos miedo, ¿qué es el primero que haríamos?, ¿qué historias nos estamos contando que no nos están permitiendo lograr lo que queremos?

Hace falta hacerse consciente de las historias que nos contamos. En nuestra naturaleza está el contar y contarnos historias; sin embargo, muchas veces son negativas e inexactas. ¡Nos contamos cada peliculón! que hasta nos haríamos acreedores a los más altos premios de la cinematografía mundial. Muchos de estos peliculones mentales son a menudo limitantes; nos llevan a pensar negativamente de nosotros, nos contamos historias de terror de lo que llegaría a pasar si… y ¿si no pasa nada? ¿y si lo logramos? ¿y si nuestra vida cambia? Muchas veces somos inconscientes de que hay una historia negativa dándonos vuelta en la cabeza una y otra vez y no solo eso, además reaccionamos a una historia negativa basada en el miedo que está dentro de nuestra cabeza y tomamos decisiones con base en esto. Una vez haciéndonos conscientes de estas historias podemos dejar de alimentarlas, empezar a cambiarlas, con lo que se disolverían.

Una vez reconocidos los miedos toca elaborar un plan de acción. Amigo lector, amiga lectora: tómate un tiempo para escribir sobre cómo cambiaría tu vida, tus relaciones o experiencias si cada uno de esos miedos fueran eliminados. Analiza tu lista de miedos y analiza tus sueños o propósitos ¿están correlacionados?, ¿qué te está impidiendo alcanzarlos?, ¿algún miedo de los que escribiste te lo impide?, ¿cómo te sentirías si lograras uno de ellos?, ¿qué te hace falta para hacerlo?, ¿cuál será tu primer paso?, ¿cuándo comienzas?

Nuestra capacidad para cambiar nuestra conciencia es una de nuestras mayores fortalezas y no ocurrirá ningún cambio hasta que se produzca un verdadero giro en ese ámbito. Así que ¡a tomar conciencia, identificar tus miedos, cuestionarte y cambiar tu narrativa!

También te puede interesar