jueves 18 abril 2024

Hay que hablarle al voto lopezobradorista

por Aramis Augusto Reynaud

Uno de los errores más costosos y torpes que ha cometido la oposición anti lopezobradorista (tanto políticos como intelectuales) es no haber sabido cómo acercarse y hablarle a ese amplio sector de ciudadanos que, en 2018, votaron por Morena y sus aliados.

Los más de 30 millones que le dieron su voto al lopezobradorismo no son un grupo homogéneo: algunos fueron simpatizantes convencidos; otras son personas cuyos intereses clientelares se vieron afectados por gobiernos anteriores. Pero un gran porcentaje fueron votantes indecisos, de todos los sectores sociales, sin identidades políticas particulares.

La conclusión es evidente: mucho del voto lopezobradorista de 2018 es, potencialmente, un voto cambiante en 2021 y 2024, personas con quienes se debe dialogar para convencer.

Sin embargo, la oposición no ha atinado a crear un discurso y un activismo político para recuperar a estos millones de electores. En el extremo, existe un sector de opositores que (sobre todo desde la ligereza de las redes sociales), en lugar de persuadir para cambiar de opinión a los ciudadanos que votaron por Morena, con ánimo inquisitorial no se cansan de humillarlos y agredirlos. Sobra decir que esto, lejos de ayudar, debilita a la causa opositora.

A la oposición le ha faltado inteligencia, oficio político, pragmatismo y generosidad para hablarle a los electores lopezobradoristas. Me parece útil distinguir entre cuatro grupos.

En primer lugar, hay millones de mexicanos que genuinamente lamentan su voto por el lopezobradorismo. Esta gente no es tonta, simplemente estaba harta; querían un cambio, o dar un voto de castigo, en buena medida merecido, a los abusos de la clase política tradicional. A estos arrepentidos sinceros la oposición no debe alejarlos con insultos ni exigirles (como algunos insisten) que pidan disculpas, sino acogerlos con generosidad; no debe reclamarles por un error pasado, sino construir junto con ellos una victoria futura.

CIUDAD DE MÉXICO, 02JULIO2018.- Miles de personas celebraron en el zócalo capitalino el virtual triunfo de Andrés Manuel López Obrador, candidato por la coalición “Juntos haremos historia”, para presidente de México.
FOTO: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM

En segundo término, hay un amplio sector que votó por López Obrador y ahora se encuentra indeciso: está desencantado, pero aún quiere darle el beneficio de la duda. Con estos mexicanos la oposición debe establecer un debate intenso pero respetuoso, con argumentos, mucha paciencia y buena voluntad. No hay que agredirlos: hay que terminar de convencerlos. Costará tiempo y esfuerzo, pero vale la pena, porque son aliados potenciales.

En tercer lugar, hay un grupo de intelectuales, analistas y periodistas que apoyaron al lopezobradorismo e incluso llamaron al voto. Aquí la situación requiere más matices, porque este sector sí debió haber previsto a tiempo la catástrofe que esa opción representaba.

Una parte de este grupo de intelectuales jamás va a retractarse, sea por soberbia o porque en el fondo sí creen en ese proyecto. Con este segmento no hay mucho qué hablar: van a seguir cumpliendo una labor como facilitadores del régimen. No obstante, hay otro grupo que hoy está convencido de su error y está dispuesto a jugar el papel como críticos del gobierno. Con este sector hay que sumar y ser generosos, no desdeñosos.

Finalmente, hay personas totalmente firmes en su voto por el lopezobradorismo, sea por convicción o por oportunismo político. En este sector hay desde gente de buena fe hasta fanáticos agresivos. Aquí el convencimiento –y a veces incluso el diálogo– es prácticamente imposible; por eso mismo, la oposición debe de dejar de dedicarles tanta de su obsesión para dedicarle más de su tiempo a aquellos grupos cuya opinión sí puede ser persuadida.

Ningún movimiento social ha triunfado a base de purismo. Todos los éxitos políticos de la historia se han construido con pragmatismo. Por eso, la oposición de hoy debe rechazar la ceguera y la intransigencia para acercarse a quienes en 2018 votaron por el lopezobradorismo: escucharlos, entenderlos, convencerlos. Más que ignorar o regañar, se necesita convocar y convencer.  Sólo así una victoria opositora será posible.

También te puede interesar