miércoles 17 abril 2024

Hablemos del culto a la personalidad

por Armando Reyes Vigueras

En el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, realizado en 1956 luego de la muerte de Stalin, quien fuera secretario general de PCUS, Nikita Jrushchov, aprovechó la oportunidad para denunciar –entre otros males padecidos por su país en el régimen anterior— algo que llamaría poderosamente la atención por tratarse no sólo de un rompimiento con su predecesor, sino una acusación acerca de algo que incluso era contrario a la ideología que sostenía su partido.

“Después de la muerte de Stalin el Comité Central del Partido comenzó a estudiar la forma de explicar, de modo conciso y consistente, el hecho de que no es permitido y de que es ajeno al espíritu del marxismo-leninismo elevar a una persona hasta transformarla en superhombre, dotado de características sobrenaturales semejantes a las de un dios. A un hombre de esta naturaleza se le supone dotado de un conocimiento inagotable, de una visión extraordinaria, de un poder de pensamiento que le permite prever todo, y, también, de un comportamiento infalible”.

Jrushchov en lo que con el paso del tiempo se conocería como el “discurso secreto” –que no sería publicado en la gaceta del Comité Central del PCUS sino hasta 1989 en el contexto de la Glasnost— fue puntual al señalar que “debido a que todos no se han dado cuenta cabal de las consecuencias prácticas derivadas del culto al individuo, del gran daño causado por el hecho de que se haya violado el principio de la dirección colegial en el Partido, concentrando un poder limitado en las manos de una persona, el C.C. del Partido (considera) absolutamente necesario exponer los detalles de este asunto al XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética”.

Entre las conclusiones que expuso el dirigente soviético, una es determinante y debería ser –en opinión de quien esto escribe— seguida quienes se dicen de izquierda: “Debemos abolir el culto a la personalidad en forma absoluta y definitiva; debemos llegar a conclusiones correctas tanto en el campo ideológico y teórico, como en el campo del trabajo práctico. Es necesario adelantar la siguiente moción: Condenar y eliminar de una manera bolchevique el culto a la personalidad por ser contrario al marxismo-leninismo y ajeno a los principios del Partido y a sus normas y combatir inexorablemente todo intento de reintroducir su práctica en cualquiera forma”.

En 2022, seguimos con el eco por el derribo de una estatua de López Obrador que un presidente municipal mandó colocar en el municipio que dejaba de gobernar, además de distintas expresiones en redes sociales hacia el mandatario –desde las que expresan “que Dios lo bendiga” hasta “por fin tenemos un presidente que ama a México— que dan a entender que aquí el culto a la personalidad es algo actual.

En lo que va del sexenio, hemos visto un par de murales con su imagen, un busto y la malograda estatua en Atlacomulco, esto a pesar de que el homenajeado ha dicho en varias ocasiones que no desea que se le ponga su nombre a calles, obras públicas o monumentos, incluso que así lo va a dejar establecido en su testamento,

La molestia de muchos seguidores del lopezobradorismo cada vez que alguien critica a su líder, muestra que el culto a la personalidad es un tema vigente, en un México que tiene a una parte de su sociedad sin creer en las instituciones y necesitada de un caudillo que les muestre qué camino es el que necesitan recorrer y sin ningún Jrushchov que les recuerde que esto no es algo benéfico para ningún país.

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