viernes 29 marzo 2024

Geopolítica de la vacunación: ¿por qué Estados Unidos no va a “regalar” vacunas?

por Rebeca Rosario Altamirano

El gobierno de Joe Biden en Estados Unidos no va “regalar” vacunas porque resuelve la crisis económica y de salud de la COVID-19 en una lógica de potencia mundial: adelantarse a otros para gestionar después su desastre interno. En esta lógica cuesta entender la solicitud de vacunas del gobierno de López Obrador a nuestro vecino del norte.

Ningún funcionario mexicano puede perder de vista que Estados Unidos es uno de los países más afectados por la COVID-19 con más de 28 millones de contagios y más de 518 mil muertos. Ni que tras vencer en las urnas a Donald Trump, Biden se comprometió a entregar 100 millones de dosis durante los primeros 100 días de su administración, pues a eso se ha dedicado desde su toma de protesta en enero.

Sandra Lindsay recibe la primera vacuna administrada en EEUU, en el Long Island Jewish Medical Center de Nueva York.MARK LENNIHAN / POOL / EF

La respuesta de Estados Unidos es tradicional y estratégica: concentrar sus esfuerzos en vacunar a más del 70% de su población lo antes posible para acelerar su reactivación económica y, con suficientes recursos, establecer alianzas con otros países a cambio de préstamos monetarios y vacunas que reafirmen nuevamente su liderazgo mundial. Esto quiere decir que sí llegarán vacunas para otros países por su conducto, pero no serán necesariamente “gratis”.

Contrario al “mayor éxito sanitario de la historia” en el que Estados Unidos y la Unión Soviética llegaron a un acuerdo en la Guerra Fría para enfrentarse a la amenaza mundial de la viruela; en esta ocasión, la estrategia mundial para frenar la pandemia por la COVID-19 está marcada por los desequilibrios de un sistema multipolar, en que varias potencias se encuentran con capacidades desiguales para contener los contagios, avanzar con la vacunación y ampliar su capacidad de influenza en determinadas zonas geográficas.

Mientras Estados Unidos se concentra en cumplir con las funciones básicas del Estado liberal –que es conservar la vida y la propiedad privada de sus habitantes-, Rusia, India y China manifiestan disposición a ceder o facilitar la compra de vacunas e insumos a otros países, con las cuales pudieran ampliar sus zonas de influencia y fortalecer a sus aliados. Todo con el mismo fin: obtener un lugar privilegiado en el nuevo orden mundial post-COVID-19.

En esa dinámica de poder entre potencias mundiales y la rebasada colaboración multilateral para el acceso equitativo mundial a las vacunas (COVAX), el gobierno de México busca culpables para lo que por incapacidad e improvisaciones no se ha logrado.

La “vacuna latinoamericana” de AstraZeneca elaborada en Argentina y envasada en México se ha visto frenada por un problema de desabastecimiento, que nuestro país no ha logrado solucionar. Y en ese contexto parece la salida fácil solicitar a otro nuestro principal socio comercial y potencia mundial que nos “regale” dosis sin tomar en cuenta la dinámica geopolítica.

 

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