viernes 19 abril 2024

Si gana Biden, ganará México, aunque pierda López Obrador

por Jesús Ortega Martínez

Es muy probable que el proceso electoral en los Estados Unidos se judicialice, pues Donald Trump no aceptará fácilmente su derrota. La declaración del aún presidente acerca de la existencia de un fraude electoral en su contra, y el anuncio de que recurrirá al tribunal supremo de su país, complicaran, en grado extremo, el escenario político en los Estados Unidos y en el conjunto del Orbe.

Lo es así, porque la influencia económica, militar, política, que los Estados Unidos tienen en el mundo -y de manera especial en el hemisferio occidental- es muy significativa. Para decirlo de otra manera: Los temblores políticos y económicos en los EE. UU., se detectan en todos los sismógrafos del mundo.

Esto sucede con mayor recurrencia en los países que hacen frontera con la potencia del norte, y particularmente sucede con México. Lo es así, desde el punto de vista económico (somos uno de sus principales socios comerciales y algunos de nuestros puntos fronterizos son los más concurridos del mundo y con el mayor flujo de mercancías). México, es, además, país clave para la estrategia de seguridad estadounidense y en nuestro territorio operan con total descaro, y desde hace muchas décadas, sus principales agencias de seguridad como la DEA y la CIA. Además, en territorio estadounidense, viven, estudian, trabajan, cerca de 40 millones de personas nacidas en México o descendientes de mexicanos, y en su gran mayoría son fundamentales para la economía norteamericana. (Por cierto, lo son también, para la economía mexicana, pues las remesas enviadas hacia sus familiares en México, han significado, francamente, un elemento que ha impedido una mayor catástrofe para nuestra economía).

Por lo anterior, y por muchos otros elementos, nos importa y mucho, quién gobierne en el país del norte, y nos significaría una implicación altamente negativa, que lo continuara haciendo Donald Trump. No solo porque su gobierno se caracteriza por un nacionalismo extremista y xenófobo, sino porque las relaciones con México no son -con el gobierno de Trump- de una vecindad amistosa y civilizada, sino de un permanente chantaje, al cual se han sometido los gobernantes mexicanos, especialmente el presidente López Obrador.

Ante los insultos a las y los mexicanos (“son violadores, traficantes, asesinos”); ante el ominoso muro en la frontera; ante la utilización de las fuerzas armadas de México como instrumento de contención de migrantes y como guardia fronteriza de Trump; ante las amenazas constantes a nuestra economía, lo mejor que nos sucedería como país, es que el Donald Trump perdiera la elección y dejara de ser presidente.

¡Con ello ganaría México, aunque perdiera López Obrador!

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