miércoles 17 abril 2024

Futuro 21, oposición política contra el presidencialismo autoritario de López Obrador

por Leobardo Ordaz Zamorano

Ha surgido en el escenario de la vida política nacional una organización plural, civil y ciudadana: Futuro 21. En cualquier democracia una formación de este tipo sería bienvenida, pues significa el fortalecimiento de nuestra pluralidad política y vida democrática.

Sin embargo, desde el gobierno se ha orquestado una campaña de desinformación y ataques contra esta plataforma política, para intentar desprestigiarla y restarle legitimidad. Dicha intolerancia ha sido más virulenta después de que esta organización incipiente llevó a cabo su Primera Asamblea Nacional.

Pero ¿Por qué tanta ponzoña del gobierno contra Futuro 21?

El 23 de junio de este año se presentó ante la opinión pública Futuro 21 y 62 días después, el 24 de agosto, realizó su Primera Asamblea Nacional.

Este esfuerzo organizativo está integrado por diversas organizaciones progresistas, liberales y socialdemócratas, entre las que destacan: Vamos Juntos, UNE Puebla, Vamos, Cambiemos MX y PRD. Esfuerzo al que se han venido sumando liderazgos de diversos ámbitos de la sociedad.

La iniciativa política del PRD ha contribuido de manera decidida para que se integre dicha organización y vaya haciendo su propio camino en la vida política nacional, teniendo como perspectiva inmediata la próxima elección federal de 2021.

137 días antes de que se diera a conocer Futuro 21, la Dirección Nacional Extraordinaria del PRD (DNE) anunció el 9 de abril la apertura del partido hacia a la sociedad civil y convocó a la formación de un nuevo proyecto político nacional opositor y de unidad.

@Futuro21OP

Esta decisión del PRD fue acertada y muy necesaria dadas las condiciones en las que quedó tras los resultados de la elección de 2018 y por la configuración de un escenario nacional adverso: el dominio de una nueva fuerza hegemónica en el poder, de amplia legitimidad social y con una mayoría abrumadora, pero con un talante autoritario y populista que amenaza la vida democrática e institucional de la república.

En el “manifiesto por la democracia, las libertades, el estado de derecho y bienestar social” que presentó la dirección del PRD ese 9 de abril, se hace un diagnóstico adecuado del momento político que vive el país:

“…el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador está revirtiendo 30 años de reformas democráticas…Estamos en un proceso de restauración del sistema presidencialista centralizador y autoritario…”

Y, en consecuencia, de forma acertada, anunció su apertura hacia la sociedad civil y convocó a la formación de un proyecto político de unidad opositora para hacer frente a este “autoritarismo presidencialista” y “defender la democracia, las libertades y la república”.

A mi juicio estas son las dos razones principales que han molestado tanto al gobierno y que lo han predispuesto contra Futuro 21 de forma casi biliosa, a saber: porque esta organización tiene su origen en la iniciativa política del PRD, partido que el mismo López Obrador ha intentado desaparecer políticamente, y porque en su plataforma política se propone confrontar abiertamente al presidencialismo autoritario del actual gobierno.

Así lo hace saber en uno de sus documentos iniciales, titulado “Unidos por un México democrático, libre, justo, seguro, próspero, incluyente y sustentable”, en el que se exponen diversos puntos, destacando el siguiente:

“…coincidimos en la necesidad de defender a nuestras instituciones republicanas, el pacto federal, el equilibrio de poderes, la pluralidad y la democracia ante el embate de un gobierno que quiere restaurar un régimen presidencial centralista, unipersonal y autoritario”.

De igual forma en su Manifiesto Por la República presentado en la Primera Asamblea Nacional se reitera que “se ha impuesto un presidencialismo autoritario, centralista y clientelar empeñado en promover una retórica de odio e intolerancia…”

Y se proponen como punto número uno de su plan de acción: “Construir…las sinergias que conciten…a la defensa de la institucionalidad democrática emanada de nuestra Constitución Política, para enfrentar la actitud autoritaria y populista del Presidente Andrés Manuel López Obrador”.

Está claro que a López Obrador no le gustan las oposiciones, menos las que caracterizan a su gobierno como autoritario y populista. En general ha sido muy intolerante contra sus opositores, pero más contra aquellos que no simulan ser oposición y se plantean enfrentarlo.

En su corta trayectoria, Futuro 21 ha organizado, además de su evento fundacional y su Primera Asamblea Nacional, varios conversatorios con temas diversos, como son: seguridad pública y militarización; ciencia y tecnología; petróleo y energía; Estado laico; migración y política exterior; salud y política social; Ley Bonilla y democracia.

Y este primero de septiembre, teniendo como marco el Primer Informe de Gobierno, Futuro 21 está convocando a una movilización nacional de protesta, en conjunto con estas otras organizaciones: Chalecos México, Observatorio Ciudadano, Canacintra, México Convoca y Voces de Contrapeso.

La marcha partirá del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución, a las 11 a.m., y es por “Un Estado de Derecho” y contra “…las políticas autoritarias del presidente de la República”, y cuyas banderas principales son: respeto a la ley, sí a NAIM en Texcoco, seguridad, servicios de salud, educación y empleo.

Ya veremos si en esta movilización dichas organizaciones, en particular Futuro 21, logran capitalizar el descontento social que está generando la centralización y el clientelismo de la política social del gobierno, con la que se pretende crear una base con más de 23 millones de beneficiarios para sus fines electorales, y mediante la cual se despoja de otras mejoras a diversos sectores de la población y se excluye a distintas organizaciones sociales.

Ya ha habido otras movilizaciones anteriores donde han participado varias de estas organizaciones que ahora convocan, pero ésta tiene un mérito especial: son los primeros y hasta el momento los únicos en convocar, el mismo día del Primer Informe de Gobierno, a una manifestación contra esta administración y en particular contra el presidente, por sus formas autoritarias y magros resultados.

Como se ve, Futuro 21 ha logrado trazar una estrategia política opositora, va avanzando en su proceso organizativo y ya está desplegando un plan de acción. Eso es bueno para la democracia, aunque a muchos en el gobierno no les parezca o les incomode.

La lucha es de David contra Goliat, sin piedras ni palos ni espadas, pero sí con la fuerza de la razón y la movilización. Para que se entienda que “Así no, Presidente”.

El último clavo

La disputa y la confrontación que han planteado el PRD y ahora Futuro 21 contra este presidencialismo autoritario de López Obrador, es una lucha desigual y a contracorriente, con muchos riesgos, no propia para cobardes, oportunistas, pusilánimes ni advenedizos.

Quizá por eso varios se han ido y otros más se irán, seguramente. Prefieren el acomodo en posiciones políticas menos peligrosas y de beneficio garantizado, desde donde puedan convenir prebendas con el poder para sus proyectos personales o de grupo y hasta impunidad, si algo deben. Quieren que el partido se mantenga estático o que encuentre la salvación y el perdón celestial pactando con el gobierno. Pero Futuro 21 y, particularmente, la DNE del PRD han optado por la honrosa y digna postura de ser oposición.

Mientras tanto, el PRD no desaparece y sigue su propia ruta de fortalecimiento; cerró el proceso de afiliación con un millón 300 mil afiliados y se dispone a una profunda discusión interna sobre el rumbo que debe tomar.

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