jueves 28 marzo 2024

Frida, las ganas de creer y la voracidad de los medios

por Marco Levario Turcott

Frida Sofía no existe. La frase podría carecer de relevancia, vamos, es como si ahora mismo escribiera “La pantera Rosa no habla”. Pero el asunto se vuelve complejo cuando alguien en los medios habla de una niña de doce años que está atrapada en el derrumbe de un colegio de la Ciudad de México tras un terremoto implacable. “Ahí hay una historia” pudo decirse en varias mesas de redacción, “el epicentro desde donde pueden estructurarse las noticias” y el recurso también para elevar lo más posible los índices de audiencias. Los medios no inventaron a Sofía –hubo un rescatista que aludió a ella–, lo que hicieron fue enfatizar en un personaje como el ancla de su cobertura; en especial las cadenas de televisión –y entre éstas Televisa- y algunos sitios como El Universal y Excélsior.

La niña está lastimada, “resiste Sofía”. Sin antes verificar su existencia, los medios difunden el esfuerzo de la estudiante por mantener la calma. Varios locutores dicen que se unen a las oraciones de la gente por la vida de Frida y la empatía funciona: la sociedad no inventó a ese personaje pero lo hizo suyo para encender su esperanza, la emoción que hace creer que una vida puede significar decenas, como las que suceden durante estos días sin que los medios le den un registro singular y por ello, regularmente, los muertos sólo son números y hay que establecer las prioridades: lo que importa es Frida (y para mí, anotar otra paradoja: Frida, la persona que no existe por encima de la existencia de quienes fallecieron).

DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM

El rating está en todo lo alto, y los sentimientos volcados. No importan los edificios que tienen grietas por todos lados en las zonas menos lujosas de las colonias Roma y Condesa o casi, porque al momento de generar sensaciones los medios de comunicación buscan hacer creer que su cobertura es total. La transmisión es ininterrumpida, el enganche entre las personas que no se desapartan de la pantalla y la radio y los periodistas es relevante; aunque en otra pista hay miles de personas que no participan de ese enlace melodramático y se vuelcan en las calles para ayudar a los damnificados, tanto, que algunos centros de acopio desbordan de víveres y medicamento; por cierto, no hay quien entre las autoridades y los medios digan que vale mucho la pena dosificar el auxilio pues miles de damnificados necesitarán comida y medicinas durante varios meses mientras se reconstruyen sus casas, por ejemplo allá en Xochimilco, que tiene menos presencia en los medios radiodifusores que Frida: “Vamos Frida tienes que aguantar, eres un símbolo de esperanza”.

La competencia entre varios medios y periodistas es grande. Quieren la primicia de informar el rescate de la niña estudiante. Y lo hacen, aunque como no exista Frida tampoco exista la exclusiva. “Qué emoción, vamos Frida”, “Bendito dios la han salvado”, escribe en Twitter un cartonista; una cosa que se llama Risco cree haber ganado la medalla aunque se la dispute un reportero de dudosas credenciales de verosimilitud, de nombre Jenaro Villamil, y legiones les creen, sí personas con ganas de creer les creen aunque lo que digan no sea verdad, y la disputa continua, los nervios de Denise Maerker que no dejan hablar a sus compañeros o el rostro ansioso de Carlos Loret de Mola, –cuando se libere a Frida yo le informaré con oportunidad, aclama Joaquín López-Dóriga. ¿Y el terremoto y sus consecuencias?, ¿los efectos tan graves que tuvo en Morelos y Puebla? Hay que esperar: #TodosSomosFrida.

Nunca nadie entre los competidores por fichar el personaje de la telenovela verificó si existía ni pidió hablar con sus padres ni solicitó fotografías o testimonios de sus amigos. A la mierda con esos rodeos, la oración se impone y el rostro triste sin que se resbale el rímel, también.

Frida sí existe. Es un invento de todos catapultado por los medios. Los muertos no existen pero están. Muchos, y también damnificados, ignorados por nosotros, y los medios. Ahora es más fácil saber cuáles han sido los puntos de rating que el número de damnificados.

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