jueves 28 marzo 2024

¿Filibustero o embustero?

por Óscar Constantino Gutierrez

Las preguntas

¿Cuándo es válido tomar ventaja política y cuándo no lo es? A pesar de que los campos de la ética y la política están claramente separados —por más que algunos autócratas se empecinen en imponer una moral de los asuntos públicos—, lo cierto es que hay ciertos comportamientos políticos que no son leales y otros que entran en la zona gris de la astucia y la oportunidad.

En el caso de la reciente reelección del Secretario Ejecutivo del INE, ¿hay astucia política o un abuso?

El contexto

Veamos la situación del caso: el 4 de abril de este año deben renovarse cuatro de los once consejeros del INE. Considerando que Morena tiene virtualmente asegurada la mayoría legislativa calificada para designar esos cargos, el partido del presidente tendría seis votos en el Consejo General del INE, ya que dos de los consejeros restantes ya se alinearon con la 4T.

Por su parte, el nombramiento del Secretario Ejecutivo del INE vence el próximo 10 de abril.

Estando así las cosas —cuatro consejeros a nombrar el 4 de abril y un Secretario Ejecutivo cuyo nombramiento acaba el día 10 de ese mismo mes—, el Presidente del Instituto tomó la decisión de convocar a una sesión extraordinaria este 6 de febrero, en la que, con ocho votos a favor y tres en contra, fue reelecto el Secretario Ejecutivo para seis años más.

Lorenzo Córdova, Consejero Presidente de INE y José Roberto Ruiz Saldaña, Consejero Electoral

Uno de los consejeros alineados con el obradorismo, José Roberto Ruiz Saldaña, le reclamó la medida al presidente del INE: “no es de demócratas Lorenzo Córdova proponer una ratificación del secretario ejecutivo más de dos meses antes de que se venza su periodo, a fin de sustraer de la decisión a cuatro consejeros y consejeras que llegarán el 4 de abril. ¡Es escandaloso este fraude a la ley!”. Para recalcar que la 4T se daba por afrentada, la secretaria de la Función Pública tuiteó su alineamiento con la posición del consejero Ruiz Saldaña.

Las frases revelan el inconsciente: para Irma Sandoval, Ruiz Saldaña es el único consejero que en ese momento representaba a todos los mexicanos. Su expresión sólo admite dos opciones: o 1) la Robespierrette del obradorismo cree que la totalidad del pueblo piensa como ella; o 2) asume que quien disiente no merece ser mexicano. Cualquiera de las dos alternativas resulta lamentable.

Además, a la secretaria —de la muy pública función inquisitorial— se le olvidó que otras dos consejeras votaron contra la medida y que tuvieron palabras durísimas para Lorenzo Córdova Vianello y la mayoría del Consejo General del INE: en el discurso de Irma Sandoval, Pamela San Martín y Adriana Margarita Favela no existieron, ni representaron a la totalidad de los mexicanos (de cuya voluntad doña Irma se asume como intérprete suprema). Vaya, ni el pajarito de Nicolás Maduro sabe tanto, ni es tan gran oráculo de lo oculto y críptico.

En suma, los morenistas están que trinan (como pajarito chavista) porque Lawrence of Tlalpan adelantó la elección del Secretario Ejecutivo del INE y los guindas opinan que esa decisión les tocaba a los nuevos consejeros a designar el próximo 4 de abril.

Las respuestas a las preguntas

Desde el punto de vista jurídico, poco hay para discutir: a menos que exista una disposición secreta que ordene al Consejo General el someter a votación, en determinadas fechas, la elección o reelección del Secretario Ejecutivo (SE), lo del consejero José Roberto Ruiz Saldaña es un vulgar berrinche.

Así que no: no hay ilegalidad en la votación (los obradoristas aún esperan que el consejero Ruiz Saldaña invoque una norma que marque el plazo anhelado, pero al parecer eso no va suceder).

El reclamo de un supuesto fraude a la ley es un poco más divertido: en pocas palabras, esa figura consiste en que alguien aplique la norma con todo rigor formal, pero para una finalidad contraria a la que persigue la legislación. En la cosmovisión del enojado consejero Ruiz Saldaña (en adelante Beto, para ser más breves), debe entenderse que el nombramiento debería discutirse y votarse después del 4 de abril, ya con los nuevos consejeros. Es decir, para no dejar un encargado de la SE, los consejeros cuatritransformados deberían tener a un perfil idóneo en menos de una semana. La finalidad legal que Beto no pudo expresar —pero que cree— se resume en que a los nuevos “les toca” designar al secretario de los próximos seis años. Ajá, muy interesante posición… pero no es cierta.

Lorenzo Córdova Vianello y Edmundo Molina // Cuartoscuro

Van tres preguntas para que el señor consejero filobradorista se percate de su error: ¿y, si por alguna razón llega el 10 de abril y aún no hay consejeros designados? Otra: ¿acaso el Consejo General no puede designar a un nuevo secretario, si es que el reelecto no es idóneo? Una más: ¿los morenistas no están tan seguros de su nueva mayoría en el Consejo General, para hacerla valer o es que saben que Edmundo Jacobo Molina es el mexicano más experto en la operación del Instituto?

Le facilitamos a Beto las cosas: su mentada finalidad secreta de la ley (otro misterio más) no existe. Si la renovación hubiera sido de seis consejeros o más, podría entenderse que la intención de la norma era que no se discutiera la elección del SE hasta que estuviera integrada una nueva mayoría… pero la norma marca que sólo entran cuatro consejeros, por lo que su inferencia —a medias— se cae por falta de sustento, ya que cuatro de once no es mayoría (ni siquiera en la matemática lopista de los otros datos).

Ahora, vayamos a las razones prácticas. Del 6 de febrero al 10 de abril hay dos meses: el relevo responsable de un cargo de la envergadura del que lleva el SE del INE —quien es el real jefe administrativo de la organización de las elecciones— requiere meses para llevarse sin errores graves.

Quizá Beto cree que el actual SE debería quedarse noventa días a la espera de lo que necesitara el nuevo secretario designado por las fuerzas morenistas. Desafortunadamente (para él) no es así.

Pero el tema más relevante es el político: ¿Lorenzo Córdova fue poco demócrata por adelantar la elección del SE? ¿Es un farsante, como Beto le dijo en Twitter? No y no, veamos el porqué.

Los romanos distinguían entre el dolo bueno y el dolo malo, diferencia que recoge el Diccionario de la Lengua Española de la RAE. Mientras el dolo malo es el que “se dirige contra el justo derecho de un tercero», el dolo bueno es la “sagaz precaución con que cada cual debe defender su derecho”.

Lo de Lorenzo es dolo bueno: ante la evidente intención del Ejecutivo federal de capturar el INE y convertirlo en una dependencia más del gobierno cuatrero, Córdova Vianello aprovechó que la norma no establece una fecha para tratar el tema de la reelección del SE y logró un acuerdo que dificulta que alguien llegue a hacer destrozos al Instituto.

Sólo para evidenciar la doble moral morenista en el caso: ¿no es esa la estrategia que anunció López en su toma de protesta, cuando dijo que iba a hacer todo lo necesario para que sus sucesores no pudieran deshacer las reformas que él emprendiera? ¿Por qué en el caso del presidente López es válido ejercer facultades dentro de su periodo y no lo sería en el caso de Lorenzo Córdova? ¿En los dos hay fraude a la ley o hay fraudes que se valen y otros que no?

En realidad, que un partido pretenda capturar al órgano autónomo electoral no es legítimo, defender al órgano de ese asalto sí lo es. El presidente del INE tiene el deber, durante su mandato, de hacer todo lo legalmente posible para garantizar el ejercicio eficaz de las funciones del Instituto, en cumplimiento de los principios constitucionales que rigen la actividad de ese órgano: un SE del INE al gusto del partido del presidente de la República no cumple con tales principios.

A la fecha, no hay convocatoria para los nuevos consejeros, no hay propuestas formales de aspirantes y hay elecciones el próximo año: dejar hasta abril la decisión de quién sería el SE para 2021 era simplemente irresponsable, como también lo era quedarse cruzado de brazos mientras un partido intenta hacer valer su mayoría parlamentaria para anular una autonomía constitucional, quizá la más importante para sostener que México aún es una democracia.

En el campo del ingenio político, hay distintos tipos de dolo, desde el malo (como el gerrymanering o redistritación amañada) hasta la astucia del que toma ventaja de las reglas (como en el filibusterismo u obstrucción parlamentaria). Lorenzo Córdova es más parecido a un filibustero que a un embustero (o farsante, como le dijo Beto): el presidente del INE aprovechó una zona no regulada para evitar la captura obradorista de la SE del órgano electoral.

La furia de los morenistas es porque Lorenzo les vio la cara, no porque no sea demócrata: consiguió los votos y sacó el acuerdo por una mayoría holgada.

Además, para enfrentarse al presidente López se necesita ser muy valiente, aunque les duela los cuatreros…

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