sábado 20 abril 2024

¿Es o se hace?

por Tere Vale

“Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás”
Albert Einstein

Hace un par de días el jefe del ejecutivo dijo que “no va a dar un paso atrás”, que se olviden (o sea los opositores, o sea yo) del antiguo régimen corrupto, de injusticias y privilegios. Desde hace muchos meses no ha dejado de afirmar que está aplanada la curva del COVID, que ya estamos saliendo de la crisis económica, que ya no hay corrupción, que requiere lealtad ciega, y que la inseguridad va para abajo y está bajo control. Por si esto fuera poco, apenas este fin de semana les dijo a los “conservadores” (cualquier cosa que eso sea) que seguirá con sus recorridos por el país, que viajará sin guaruras y sin cubrebocas, porque “el tiene la conciencia tranquila”. Y algo espeluznante, que ya había dicho antes: “a un animalito no se le dice, vete a buscar tus alimentos, no, el dueño, el que quiere a ese animal, lo proteje y le da de comer, ¿cuál es la misión del gobierno?, proteger a su pueblo” (sic).

Hace una semana, compartí con ustedes en este mismo espacio mis reflexiones sobre la sociopatía y muchos de los rasgos que el presidente comparte con este trastorno. Pero mis seguidores continúan preguntándome si, ante la persistencia de los “otros datos” y las declaraciones de AMLO desde una realidad alterna, no estaremos ante un caso de esquizofrenia. Yo, como psicóloga, creo que no.

Ahí les va:

Muchos de nosotros hemos oído hablar de esta grave enfermedad considerada mental, o por lo menos creemos que Van Gogh, el gran pintor holandés, la padecía. Para los psicólogos la esquizofrenia ha sido un diagnóstico muy controvertido, ya que este problema ha abarcado una gran cantidad de padecimientos con síntomas que en ocasiones resultan muy diferentes entre sí.

La esquizofrenia, sabemos ahora, es un trastorno fundamentalmente del cerebro, que se caracteriza por una desorganización de la personalidad y que aparece generalmente con delirios, alucinaciones, desconexión de la realidad, creación de realidades alternas, problemas cognoscitivos y también emocionales o afectivos. Es una alteración que presenta casi el 1% de la población mundial, por lo que es considerada una de las diez primeras causas de discapacidad por enfermedad mental de acuerdo a la OMS.

En el siglo XXI hay toda una nueva conceptualización de la esquizofrenia gracias al desarrollo de nuevas técnicas de investigación y del surgimiento, a partir de ellas, de nuevas teorías. Este trastorno se da, de acuerdo a la OMS, ligeramente más en jóvenes, más en hombres que en mujeres y tiene una mayor incidencia en zonas urbanas y de bajo nivel socioeconómico.

Hoy sabemos que existe un desequilibrio neuroquímico en donde especialmente uno de los neurotransmisores de nuestro cerebro, la dopamina, se produce en exceso y aparece al mismo tiempo una función disminuida de la corteza prefrontal lo que da como resultado el estado llamado psicótico de una persona.

Los estudios de resonancia magnética, tomografía axial computarizada y la el PET, nos permiten saber ahora que hay ciertas peculiaridades estructurales en los cerebros de los esquizofrénicos. En cuanto a las autopsias, ellas revelan en muchos casos cambios patológicos que normalmente aparecen en ancianos pero que en el caso de los esquizofrénicos se suceden independientemente de su edad. Todavía nada es conclusivo. Lo que si sabemos es que las alucinaciones y los delirios causados por la esquizofrenia pueden perjudicar las relaciones de una persona con los demás, su vida diaria, su desarrollo personal y su habilidad para realizar un trabajo adecuado por la presencia de esta disfunción neuropsicológica.

Si nos atenemos a este breve resumen de la enfermedad, creo que cabrían dentro de él la mayoría de los populistas del mundo. Estos políticos viven en realidades paralelas en donde los problemas se resuelven mágicamente y desprecian el conocimiento y en general a la realidad. Por todo ello me inclino a pensar que saben bien lo que están haciendo, que todo es una puesta en escena con fines narcisistas y manipuladores. O sea, no todo autoritario es un esquizofrénico, no todo tirano es un loco. Creo que la maldad puede existir en estado puro y que son más los que se hacen que los que son. Así de trágico es el asunto.

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