sábado 18 mayo 2024

Es falso que exista un lugar en Tokio que venda carne humana

por Juan Manuel Alegría
Falso que exista un lugar en Tokio que venda carne humana
  • Caen en el bulo decenas de medios serios

A partir de ayer, hay un escándalo en los medios de México y Sudamérica porque en Tokio se “Abre el primer restaurante caníbal”. Como mastines sedientos de sangre, no han dudado en replicar la “información” que no cuenta con los elementos mínimos para hacer ser una nota periodística.

Así, sin verificar absolutamente nada, lo han publicado Milenio Diario, 24 Horas, Diario de México, Periódico Zócalo, El Debate, La Neta Noticias, Radio Fórmula, sin faltar el sensacionalista TV Notas y decenas de medios; también trasmitió el bulo Yuriria Sierra por Imagen Televisión, asimismo aparece esa falsa información en You Tube y otras plataformas…
La cadena comienza, aparentemente, el pasado 23 noviembre en el diario Uno más Uno, con una nota sin firma que tituló: “Abre el primer restaurante caníbal en Tokio”.

El medio mexicano iniciaba su nota: “El primer restaurante caníbal del mundo se llama ‘Resu ototo no shokuryohin’ que vendría a significar algo así como ‘hermano comestible’ y está en el ciudad de Tokio, en un barrio bastante lejos del centro que se ha convertido en una zona muy transitada por curiosos desde la apertura del ‘el Resu’”.

“El primer occidental en visitar el primer restaurante caníbal ha sido un ciudadano Argentino que ha preferido que su identidad no sea revelada”.

Cualquier editor debió haber dudado cuando no se indica la dirección de lugar y de que la única fuente era un argentino sin identificar. Además con el nombre del supuesto restaurante (al que llaman familiarmente “El Resu”), pudo buscar la ubicación y otros datos.

Quien redactó pareciera que tuvo acceso a las estadísticas del sitio que ya que afirma: “El primer occidental en visitar el primer restaurante caníbal ha sido un ciudadano Argentino que ha preferido que su identidad no sea revelada”. O, ¿cómo supo que su informante es el único occidental?

Por supuesto, para darle validez a su invento, apunta que “Aunque no ha trascendido mucho a los medios occidentales, lo cierto es que en el año 2014 la legislación japonesa cambió haciendo posible la existencia de restaurantes de comida caníbal bajo ciertas condiciones muy cuidadas, como es de suponer, tanto a nivel sanitario como en lo que al origen de la carne se refiere”.

No hay datos por el mundo, pero el redactor sabe sobre esa legislación (falsa).

Según el “argentino” la carne tiene un sabor parecido a la del cerdo, pero “depende de la pieza que pruebes”; es decir, el comensal consumió durante varios días o o varias veces diferentes partes del cuerpo humano. También debió levantar sospechas.

Aparte, el supuesto caníbal también se interesó en otros temas, porque supo cómo se obtiene esa carne, cuánto se paga, quién obtiene el dinero, cómo debe cuidarse quien entregará su cuerpo: datos que debieron levantar más sospechas:

“Existen varios tipos de venta, el más habitual es la preventa mensual, que viene a ser como recibir una pensión todos los meses, lo que una persona puede ganar vendiendo su cuerpo a este restaurante llega a los 30.000 €. Esta remuneración tan alta sólo se produce si el ‘donante’ fallece joven y utiliza la fórmula de pago a su familia, por la cual el propio difunto no disfruta del dinero procedente de la venta de su carne, sino su familia.

“Para poder cobrar, las personas que venden su carne deben comprometerse a seguir un tratamiento médico especial, que previene el deterioro de la carne cuando la muerte se produce de forma natural y no por sacrificio, ya que sacrificar humanos no es legal en Japón.”

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Excepto Radio Fórmula, que cita a Uno Más Uno, el resto reproduce esos datos sin citar la fuente; algunos le meten se su cosecha y apunta que el restaurante está en un barrio apartado, otros, como Milenio, que dice primero que está en Tokio y luego que “se ubica muy alejado de la capital del Japón”; claro, todos adornan su “información” con fotos ad hoc con cortes de carne (otros hasta ponen dedos y ojos), pero sin mencionar que sean del restaurante o de carne humana (otra falta de ética)…

Pero a nadie llama la atención el nombre del lugar. Una búsqueda en la Red no entrega nada. Unos intentos de traducir el nombre “Resu ototo no shokuryohin” no nos dice nada, excepto algo absurdo: “Los amigos no suenan esperar a que el” y no “hermano comestible”, aunque “ototo” se parece a “hermano” o “hermana mayor” (disculpen la ignorancia).

Una ciudadana japonesa apunta en un comentario: “el nombre del restaurante no me dice nada (entiendo los sentidos de cada palabra excepto ‘Resu’, pero como una frase no tiene ningún sentido. Debe ser una combinación de las palabras hecho de una persona no sabe japonés como su lengua materna”.

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En realidad esa historia se publicó el 12 de julio de 2016 con el mismo título que el de Uno Más Uno: “Abre el primer restaurante caníbal en Tokio” en el portal La Voz Popular de España (http://lavozpopular.com/abre-primer-restaurante-canibal-tokio/) y la firma Leandro Gado.

Al principio tiene los mismos datos que lo citado arriba, aunque llama al “argentino” como “RP”, pero a diferencia de los medios mexicanos (que siguen a Uno Más Uno) La Voz Popular o Leandro Gado hace de hackers, de uso de soplones o algo parecido, porque Gado señala:

“¿Cómo pudimos localizar a RP?”

“Muy sencillo, como ya veníamos diciendo, ‘el Resu’ se ha convertido en una zona de peregrinaje para los curiosos que saben de la existencia de tal restaurante, aunque RP acudió sin compañía al restaurante, desde La Voz Popular pudimos hacer un seguimiento a través de su tarjeta bancaria, ya que pagó con una tarjeta de crédito. No se trató de una falla de seguridad del banco, si no (sic) de un chivatazo de la persona que le hizo el cobro, que memorizó su nombre, gracias al cuál (sic) pudimos contactarle.”

¿Cómo ven? El humilde portal español tiene la capacidad de ir al restaurante de Tokio (o ¿por qué un mesero tenía el teléfono de La Voz Popular? ¿Y cuál era su interés en “Balconear” a un argentino?), le dan el nombre (qué capacidad de memoria tiene el mesero o el cajero), así el reportero consigue contactar con el “argentino”.

Algo completamente absurdo: no conocían al que sería su informante si no es que un “chivato” le “sopló” el nombre a la Voz Popular. Si el reportero conocía al “soplón” (un mesero o cajero) ¿no era más fácil que este les diera mayor información que el comensal?

También señala al final con el subtítulo “Otros manjares para caníbales”:

“Además de platos cocinados se elaboran embutidos y otras especialidades a partir de carne humana. No se venden piezas de carne para cocinar en casa.”

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Así se crea un bulo que ignorantes y poco éticos editores replican más de un año después.

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