jueves 28 marzo 2024

En el sur, nueva víctima de la política de publicidad oficial

por Armando Reyes Vigueras

Una nueva página en la historia de la crisis de los medios de comunicación mexicanos se está escribiendo en el sur de la república, con ingredientes ya conocidos y sin que se aprecie una reflexión de fondo, más allá de las consabidas condenas a una política de gobierno que apunta más a acallar a la crítica que a una verdadera transparencia o austeridad.

Sin novedades

Las nuevas administraciones en Guerrero y Acapulco anunciaron el fin de los convenios publicitarios con medios de la entidad, lo que ha provocado fuertes críticas, así como hechos que implican una enorme sacudida al ecosistema estatal de medios, como lo demuestra el cierre de la edición impresa de Novedades de Acapulco, un diario con 52 años de antigüedad –poco antes El Sol de Acapulco había tomado la misma medida—.

El cierre de dicha edición provocó el despido de un centenar de trabajadores, muchos de los cuales se enteraron por la primera plana del rotativo, según denuncias en redes sociales, que incluso señalan la falta de liquidaciones de acuerdo a la ley.

Una nota del propio diario explica las razones de la medida: “la crisis que viven los medios de comunicación de nuestro país y el mundo”, así como la pandemia y la violencia derivada de los enfrentamientos entre grupos del crimen organizado, pero también por “la llegada del gobierno de la Cuarta Transformación, que aniquiló la publicidad oficial que llegaba a los diarios regionales de todo el país. Esto terminó por incrementar la agonía de las empresas que se dedican a la información de todo tipo, llámese impresa, televisiva y/o radiofónica”.

Puede leer dicho texto en https://novedadesaca.mx/despues-de-52-anos-novedades-acapulco-hace-una-pausa/

No es una historia nueva en nuestro país, pues desde que se ha implementado –con el pretexto de la austeridad y el combate a la corrupción—, el recorte a la publicidad oficial ha generado despidos, cierres de medios y reacomodos en el sector del periodismo mexicano.

Sin duda, se trata de un panorama muy complicado para medios informativos en general, que ha acelerado la reconversión a lo digital de muchos de ellos y nuevas apuestas como la búsqueda de otras formas de financiamiento o el caso de los que se concentran ahora en el periodismo de investigación o se han volcado hacia la propaganda del gobierno, algo que reditúa más que la crítica en términos de publicidad oficial.

El caso de La Jornada refleja las contradicciones de esta política de publicidad oficial, que premia a los afines y castiga a los críticos.

Pero seguimos sin que desde el periodismo mexicano –salvo un par de casos— se dé una reflexión de fondo acerca de este fenómeno que ha provocado la reducción de la publicidad oficial, algo que lamentablemente se conjugó –como apuntamos en otra colaboración https://etcetera-noticias.com/opinion/se-acabo-publicidad-medios-comunicacion/— con la reducción de la publicidad privada y de la crisis provocada por la pandemia.

Las preguntas que surgen ante el panorama que estamos atestiguando se acumulan, no así las respuestas: ¿pese al discurso del candidato puntero en las elecciones 2018, nadie tomó previsiones ante lo que se avecinaba?, ¿cuántos medios, previo al inicio del sexenio, estaban implementando una estrategia para complementar sus labores informativas con el tema digital?, ante la lentitud para desarrollar plataformas digitales o capacitar al personal ¿no se tomaron en cuenta las señales para acelerar o adoptar estos procesos?

Y quedan más en el tintero, pero lo que es claro es que la 4T representa un antes y un después para el periodismo mexicano, con una multitud de desafíos que valdrá la pena seguir para ver cómo se superan.

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